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Una niña en silla de ruedas se sometería a una prueba para ver si ella estaba infectada.

Al fin los científicos, ingenieros y médicos desarrollaron un artefacto capaz de verificar si una persona estaba infectada.

La niña solo sostenía con fuerza la mano de su papá, estar cerca de médicos la asustaba.

Papá: No pasa nada.

Niña: Tengo miedo, que tal si estoy enferma

Papá: No lo estarás, yo sé que no lo estás.

Los médicos colocaban el artefacto en la nuca de la niña y una luz roja parpadeaba.

Médicos: Hablaremos con tu padre sobre los resultados del examen esperanos aquí.

El hombre se iba de la sala, quería saber el resultado de su hija.

Médico: Su hija está infectada, pero el virus aún no llega al cerebro, tenemos una oportunidad de crear una cura.

Papá: Que pasará con mi hija?

Médico: Se transformara en una de esas cosas, tiene dos opciones: Matarla usted mismo o darnos a su hija para poder estudiar el avance del virus.

Papá: Ustedes pueden salvar a mi hija?

Médico: Lo sentimos pero no, no hay cura, su hija tendrá máximo de vida 5 horas.

Papá: No la pueden salvar?

Médico: Le digo que no, se acabó, es todo lo que le diré.

El padre solo podía ver a su hija en silla de ruedas, iba a perder el amor de su vida y el virus definitivamente la mataría, pero abría una pequeña oportunidad de crear una cura.

Papá: Espero que el sacrificio de mi hija no sea en vano y ustedes creen una cura.

Con eso dicho, algunos médicos tomaron la silla de ruedas y la llevaron a una camioneta.

La niña miraba a su papá alzando la mano y agitandola en el aire, era como una forma de  decir adiós.

El padre triste hizo el mismo gesto para despedirse de su hija ya que no la volvería a ver jamás.

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Después de algunos años

Belos se levantaba de la cama, lo primero que hizo fue ver su reloj, recordando aquel día en que lo perdió casi todo.

Se levantó de la cama y se vio en el espejo, tenía algunos cabellos blancos y canas, era muy obvio que ya estaba un poco viejo, y seguía estando algo deprimido.

Tomo una máscara anti gas, y guantes para ir directo a su trabajo.

Ya estando en el trabajo, empezó a tomar los cadáveres de las personas y lanzarlos a un fosa repleta de fuego.

Un cadáver embolsado junto a una silla de ruedas le dió tristeza y pena, los zapatos del cadáver eran chicos y rosados, lo que indicaba que estaba apunto de lanzar a una niña a la fosa.

Cogió el cadáver y lo lanzó, junto a los otros cadáveres.

Caled: Ya terminaste?! Iremos con un grupo de personas por municiones y tal vez una que otra cosa que nos pueda servir.

Belos: Vayan ustedes, llevate a Hunter, no soy niñero de nadie.

Caled: De todas forma iba a ir a mi lado, estar contigo es como estar en un funeral que nunca termina.

Belos: Solo vete, mejor si no vuelves.

Caled: Me iré, adiós.

Caled, junto con Hunter y tres más iban a salir del pueblo, necesitaban más comida y ver si conseguían objetos valiosos por los cuales intercambiar por armas.

HASTA EL ÚLTIMO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora