𝗠𝗘𝗡𝗧𝗔𝗟 𝗔𝗦𝗬𝗟𝗨𝗠 (𝗿𝗼𝗱𝗿𝗶𝘃𝗮𝗻)

08

Me reí, pero las expresiones de Rodrigo no habían cambiado. Todavía tenía esa mirada intensa en sus ojos color verde. ── ¿Yo? ¿Casarme contigo? 

Sus cejas se arquearon hacia arriba. ── ¿Por qué no? 

── ¿Qué tipo de hierba has estado fumando hoy? 

Ignorando mi pregunta, volvió a sumergir la cuchara en la lasaña y dio otro bocado. ── Quiero casarme contigo, Iván. Solo piénsalo. No deberías preocuparte por las facturas o por mantener un trabajo.

Me reí de nuevo. Porque fue muy divertido. ── ¿Y qué hay de la policía, Rodrigo? ¿Tampoco tengo que preocuparme por eso? ¿Debemos vivir nuestra vida cuidando nuestras espaldas? ¿Qué les dirías a nuestros futuros hijos? ¿Que su padre es un asesino psicótico? 

── Yo estoy hablando de matrimonio y tú estás hablando de futuros hijos ─ él se rió. ─ Lo tienes todo planeado para el futuro-

Me froté las sienes con frustración, observándolo tragarse la mitad de la lasaña. ── Tienes que dejarme ir, Rodrigo. La policía empezará a buscarme y tú tendrás más problemas de los que crees.

Dejó de comer como un hombre de las cavernas y limpio su boca con una toalla, dirigiendo toda su atención hacia mí. ── Has estado desaparecido durante las últimas cuarenta y ocho horas. ¿Crees que la policía y las autoridades están sentados en los estantes de patos? Obviamente, han derribado todos los demás lugares donde creen que pueden encontrarme ─ dijo, bebiendo una botella entera de agua fría. ─ En cuanto a ti, puedes intentar suplicarme y arrastrarte a mis pies. Mi decisión no cambiará. Te quedarás aquí conmigo. Eso es definitivo.

Me acerqué más y tomé sus manos entre las mías. ── Si me mantienes aquí, será un doble crimen. En cambio, podemos ir a la policía juntos, puedes confesar tus delitos y me aseguraré de que no vayas a la cárcel. Seré tu coartada. Ni siquiera mencionaré el secuestro. Lo máximo que obtendrías son algunos años en el hospital mental.

Rodrigo se echó a reír, el tipo de risa que era francamente burlona como si hubiera recitado la mejor broma del libro de bromas. ── Iván, ¿sabes quién soy?

Tragué. ── Sé lo que me han dicho, el hecho de que debería tener cuidado contigo, de que no eres alguien en quien confiar.

Él sonrió de la misma manera diabólica. ── Bueno, ya que no sabes quién soy realmente, creo que me gustaría seguir siendo tu hombre misterioso.

Eso me hizo sentir muy curioso y deseaba haber escuchado a Alexis y haberlo buscado en Google.

Había sido demasiado cerrado para ver a Rodrigo como algo más que un paciente asignado y ahora me estaba mordiendo el culo. ── Lo descubriré de una manera u otra ─ le prometí.

Él se rió. ── Espero que lo hagas, pero también debo agregar que lo que leas en línea casi nunca es verdad.

── Dame el control remoto del televisor ─ levanté mi mano hacia él, con la palma hacia arriba.

Todo el humor había dejado la cara de Rodrigo, me miró inexpresivo.

Por el rabillo del ojo, vi el control remoto de la televisión tendido en el sofá, me lancé hacia él.

Rodrigo llegó demasiado tarde, el control remoto ya estaba en mi mano.

Se quedó a un lado mirándome fijamente. ── Iván, por favor.

Antes de que pudiera decir algo más, encendí la enorme televisión y continué cambiando los canales hasta que tuve el correcto.

La policía aún tiene que descubrir quién cometió el asesinato, pero sospechan que el multimillonario y asesino psicótico Rodrigo Carrera está involucrado.