𝗠𝗘𝗡𝗧𝗔𝗟 𝗔𝗦𝗬𝗟𝗨𝗠 (𝗿𝗼𝗱𝗿𝗶𝘃𝗮𝗻)

26

── Necesito tu ayuda ─ oí la voz de Victoria en el otro extremo de la línea.

Mis ojos se encontraron con los de Rodrigo, quien silenciosamente me dijo que sí a la petición de Victoria.

── ¿Con qué necesitas ayuda? ¿Y dónde estás ahora, Vicc? Cuéntame todo desde el principio.

Victoria no me dio una respuesta por el minuto más largo y comencé a preguntarme si había colgado la llamada como la última vez.

── ¿Vicc? 

── Mira, no sé dónde estoy y no puedo darte más detalles. Lo único que sé es que puedo o no tener mucho tiempo. Necesito que hagas algo por mí.

── ¿Qué? 

── Recibirá un mensaje de texto ahora mismo que tiene una dirección. Rodrigo debe estar allí, sin la policía ni el FBI.

── ¿Por qué Rodrigo? 

── Ese es el trato del asesino. Un intercambio: Rodrigo por mí ─ Victoria dijo, y luego con voz suave, agregó. ─ Sé lo que Rodrigo significa para ti, Iván. Si decides no dejarle saber a Rodrigo sobre la dirección, no te culparé. Mereces la felicidad, y si él puede dártela, entonces valdría la pena... 

── ¿Qué valdría la pena? ─ le pregunté aunque sabía cuál iba a ser su respuesta.

── Mi muerte.

. . .

Según lo informado por Victoria, recibí un mensaje de texto diez minutos más tarde con una dirección.

Rodrigo alcanzó su camiseta y se la colocó.

Lo observé mientras se abrochaba el pantalón y se pasaba una mano por el grueso cabello.

── ¿A dónde vas? ─ yo pregunté.

── A la ubicación de Vicc ─ Él respondió.

La fatiga era tan clara en sus ojos.

Rodrigo parecía que necesitaba una manta, una taza de chocolate caliente y un buen descanso nocturno, ninguno de los cuales iba a conseguir pronto con la forma en que habían ocurrido las cosas.

── Voy contigo.

Ya me había puesto unos vaqueros y una camiseta.

── No, no irás  ─ Rodrigo lo dijo en un tono tal que no había lugar para la discusión.

── Esto concierne a mi hermana. Ella debe estar en peligro  ─ razoné.

── Esto podría ser una trampa y no puedo tenerte caminando hacia esta, además Victoria dijo que debía ir solo.

Rodrigo sacó una pistola del cajón inferior de la cómoda.

No la había visto hasta este momento.

Rápidamente la escondió en su cintura.

── Roy me dijo algo sobre tu hermana, pero me negué a creerlo.

── ¿Qué dijo Roy?

Me miró fijamente, probablemente sopesando las consecuencias de decirme esto sobre mi hermana.

── Roy tiene los documentos que tu abogado, Nicolás, intentó buscar en este apartamento el mismo día que casi fue asesinado.

── ¿Qué había en esos documentos?

── ¿Estás listo para escuchar esto?  ─ preguntó Rodrigo.  ─ Puede cambiar la forma en que ves las cosas.

Lamí mis labios nerviosamente, mi boca se estaba secando.