1 OJOS ABIERTOS.

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La nieve seguía blanca, pero ya no tenía pureza. Las gotas de sangre cayendo una tras otra, la pintaban del color del desaliento.

La misma imagen repitiéndose una y otra vez en mi cabeza sin descanso.

Volví en sí, al escuchar los ruidos, entonces mi cuerpo y mente se pusieron en alerta al verla ahí merodear.

—tranquila, no voy a hacerte daño —extendió sus manos intentando dar calma.

De no ser por ellos jamás abríamos salido de aquel lugar, pero ellos también estaban ahí, así que las alertas fueron las mismas. Un lobo no olvidaba así que me di la vuelta con intención de regresar a casa.

—¿quién eres? —la tranquilidad de su voz llamó mí atención.

—Siren —me detuve.

—ella está mal, ¿verdad, Siren?.

Unos segundos fueron la espera para que pudiera asentir, dándole la espalda y sin verla.

—¿no tienes preguntas? —él desconcertó y pesó de su mirada me atravesó.

—no los traerán de vuelta —volteé a verla.

—pueden ayudarla, a ella y a tu familia.

—¿cómo? —la desilusión y el desgaste en mi pregunta reveló lo mal que me encontraba.

—tienes que abrir los ojos... estar dispuesta a ver.

Tal vez la falta de conciencia de mi parte no lo entendió, no sabía a lo que se refería exactamente, así como tampoco comprendía como era que estaba aquí de pie en la nieve y no sabía si quería comprender.

Mi vista comenzó a tener un comportamiento extraño, parecía ya no tener autocontrol y equilibrio, entonces...

La conciencia volvió y con ella un cansancio inexplicable, no me alerte, o pregunté donde estaba, solo estaba viva.

—has despertado —una suave voz hizo evidencia de que aún estaba viva— ahora puedes tomar el té junto a ti.

Ladeé un poco la cabeza, entonces pude ver la taza en una mesa. La atención comenzó a exigir detalles, obligando a mis ojos a tomar captura. Era un lugar muy bonito, pero era pequeño.

—mi intención no es dañarte —dijo viendo el líquido caliente intacto— quiero ayudarte.

La vi sin decir nada y sin tocar nada; me levanté con la única intención de salir.

—puedes llevarte el libro que está en la entrada, el me dará tu respuesta —su tranquilidad en ningún momento fue corrompida y fue como si súpera lo que haría.

Pude ver aquello desgastado sin acercarme, no era muy grande o muy chico, tenía figuras extrañas y no tenía color.

—es tuyo, te pertenece. Así que llévalo.

Mis manos lo poseyeron como un imán, posteriormente salí desvalida sin saber de donde había salido o donde estaba, únicamente salí.

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EMPATHY || (bilogía mentes) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora