CAPÍTULO 15

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Me levanté restregando mis ojos, Liam no había venido ayer a dormir y por alguna estúpida razón eso me había desvelado toda la noche. Frené en seco cuando vi una figura en el sofá y me descoloqué aún más cuando vi que se trataba de una niña, debía tener unos 14 o 15 años. Estaba recostada en el sofá con las piernas cruzadas leyendo uno de mis libros con la mirada media soñolienta, por momentos abría mucho los ojos como para despertarse un poco.

— Deja de mirarme, creí que el acosador era Liam — dijo sin levantar la vista del libro. ¿Cómo es que sabía de Liam? ¿Y quién demonios era ella?— Te debes estar preguntando quién soy y porque sé quién es Liam. — Cerró el libro y se sentó en el sofá. — Lo mismo que se preguntan todos—dijo girando los ojos.

La miré con extrañeza y ella me miró como con pena. Es muy linda.

— Para responder tu pregunta—hizo silencio, cómo meditando que decir a continuación.—Técnicamente soy dios.—Sonrió mostrando lo que por alguna razón califiqué cómo "sonrisa metálica" ya que los dientes estaban creo que podría calificarlo como "en reparación" con Brackets.

— ¿Dios no era hombre?—Hizo una mirada de "¿en serio?"

— ¿Cómo es que creé un personaje tan predecible?—Suspiró mirando al techo como implorando por paciencia, parecía cansada de repetir lo mismo. — Mira, Daryssita. Soy Melany. Podemos empezar por ahí.

— ¿Se supone que debo saber quién eres?

—No exactamente. — Fruncí las cejas. — Mira, digamos que todo esto pasa en un libro, dónde tú eres la protagonista y yo soy la escritora.

— ¿Y qué te he hecho? — Ella frunció las cejas.

— ¿A qué te refieres?

—A que por qué me odias tanto.

—No te odio. — Ella suspira fuertemente.  — Créeme que haré lo posible para que todo mejore. Sin embargo tienes que tener en cuenta que para que vaya a mejor primero tiene que ir increíblemente mal. Ahora dime… ¿Cómo es que vas a entregar a Liam?

— Tú eres la escritora, tú dímelo. — Abrió la boca y la cerró, como si se le hubieran escapado las palabras. Así que te deje sin palabras, ¿escritora?

— Solo no lo hagas. — Caminó hasta la puerta como dada por zanjada la conversación. —Ah, es muy probable que no recuerdes nada de esto y por favor, compra libros que no sean en Alemán, no he podido leer ni uno, solo veo palabras súper largas que suenan a trabalenguas. — Dicho esto cerró la puerta y se fue. ¿Qué acaba de pasar?

Fui a la cocina por un café y de momento me detuve en seco. ¿En qué momento me levanté de la cama? ¿Por qué de repente no tenía sentido el que quisiera entregar a Liam?

Negué con la cabeza, ¿qué cosas digo? nada me haría cambiar de parecer, no con ese tema. Termino de servirme el café y oigo el sonido de unos toques en la puerta, abro con el café en la mano y con la idea de que seguro es Liam pero la realidad me desconcierta...

David Roussel

Un oficial le da unos golpes a la ventanilla de mi auto con la intensión de que despierte y sepa que tengo que moverme. Me paso al asiento del piloto y bajando el vidrio le muestro mi licencia como sé que es requerida.

— ¿Qué hace tan lejos de su estación, oficial?

— Trabajando en un caso.

— No me quiero meter en la forma de laborar de la estación del norte, pero ¿llama usted trabajar el estar acostado en el asiento trasero de un auto en el medio de la carretera?

— Se está metiendo.

— Desocupe la zona, oficial Roussel.

Manejo un rato más hasta que me estaciono delante de la casa de Lion. Doy dos toques y enseguida me abre la que creo es la mucama.

— ¿Se encuentra Lion Fischer? — Muestro mi placa a lo que la mucama asiente. A los pocos minutos aparece un hombre de unos 22 años, de aproximadamente un metro ochenta, piel morena, rulos y ojos muy oscuros.

— ¿Para qué me busca?

— Vengo a hacerle unas preguntas sobre Liam Bertrand. — La cara le cambia como si le estuvieran mencionando un nombre que creyó que nunca volvería a oír. — Veo que sabes de quién te hablo.

— Claro, ¿cómo no voy a recordar a ese idiota?

— ¿Lo denunciarías en la policía?

— Seguro. Quiero que se pudra en la cárcel.

— Entonces vámonos...

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Manejé horas hasta llegar a mi estación de policía y cuando por fin llegué dejé a Lion con Rodríguez. Me quitaron la placa por usarla estando suspendido y me acerqué a Da Silva. Me abrió la página con la información de los Weber y el resultado me dejó un poco desconcertado, estuve en la casa de unos criminales y se me escurrieron como arena entre los dedos...

Manejo hasta mi casa con la información dando vueltas en mi cabeza, Licie demostró ser todo lo que no aparentaba y por alguna razón eso me hiere más de lo que debería. ¿Qué mierda? Soy un adulto y no me hago ideas de las personas a simple vista.

Repaso una vez más el rostro de todos los Weber con la intensión de si me los vuelvo a topar asegurarme de que no se me escapen. Adam Weber, el mayor, rasgos muy parecidos a los de Lion con la diferencia de que Adam no tiene el pelo ruloso.

Estaciono el auto en mi edificio y me permito distraerme con el llavero en tanto voy en el ascensor.

Abro la puerta y la vista me descoloca el doble. Veo a Sam quitándole la camisa a... a Adam Weber en tanto se reparten besos, se detienen un momento al notar mi presencia. Maldigo y me doy la vuelta, bajo por las escaleras y tomo el auto, una vez cierro la puerta del piloto oigo a Sam gritando desde la acera:

— ¡Espera! ¡Puedo explicarlo! ¡David!

¿Qué me va a explicar? ¿Que todo el tiempo estuvo aliada a uno de mis enemigos en este caso? no gracias, no tengo ganas.

No sé qué es lo que me lleva a de tantos lugares en Alemania ir justo ahí, a la casa menos pensada.

Daryssa abre la puerta y me mira con duda.

— Tengo una orden de alejamiento puesta en tu contra.

— Lo sé, pero te traigo una información que estoy seguro quienes saber.

— ¿Por qué debería confiar en tí?

— Porque es sobre tu padre...

MAYO (OBSESIÓN #1) (COMPLETA)✓ [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora