CAPÍTULO 19

26 18 3
                                    

Liam Bertrand

De lejos noto a Freya con Adam, abrazados, como si fueran las dos personas que más se quieren en la faz de la tierra y su amor pudiera traspasar fronteras, asqueroso.

— ¿Qué carajos está pasando aquí? — Aunque la respuesta es obvia no puedo evitar preguntar. Cuando me oyen rápido se separan como si los hubieran pescado infraganti. Freya se pasa las manos por los vaqueros y Adam se pasa la mano por la cabeza.

—Puedo explicarlo — dice Freya, pero no estoy de ánimo para oír excusas.

— Tú te callas. — La corto. — Tú. — Señalo a Adam. — Explícame que carajos haces con mi prima, o aún mejor. Dime quién carajos te crees que eres como para tener algo con una Bertrand...

-/-/-/-/-/-

Aparco el auto en el edificio de Daryssa. Aún está muy agobiada por la muerte de Eduardo. La entiendo, de verdad que si, sin embargo, no estoy de acuerdo en cómo lo está tomando, a fin de cuentas, no hay mucho que ella pueda hacer. Más bien, no hay nada que ella pueda hacer.

Entro al departamento y me encuentro con ella parada a una distancia prudente de la puerta.

— ¿Me abrazas? — No digo nada, solo lo hago. Su aroma inunda mis fosas nasales, embriagándome.

— Tienes que dejar de llorar.

— No puedo...

— Si puedes, solo deja de hacerlo.

—No es tan fácil.

— Lo sé. — Le doy un beso en la coronilla. — Lo sé.

Mi celular vibra en mi bolsillo. Lo tomo sin mirar quien es y contesto la llamada.

Hijo. — Es el hijo de puta de Robert; un escalofrío me recorre los huesos en tanto con el otro brazo aprieto más a Daryssa contra mí.

—  ¿Que quieres? — pregunto.

Verte. — Responde cínicamente.

— ¿Quieres morir?

— Tus amenazas no me dan miedo. ¿No puedo querer ver a mi hijo favorito?

— No me interesa lo que quieras.

Pues debería. ¿Qué pasa si te digo que eso que tanto quieres no está totalmente perdido?

— ¿De qué hablas?

Ven y descúbrelo.

— ¿Quién me dice que no me vas a estar esperando con bomba y todo?

Tan sencillo como que el que me quieres muerto eres tú y no al revés. — Aprieto los dientes.

— ¿Dónde estás?

Donde siempre.

— Allí estaré.

Separo a Daryssa y me mira con los ojos rojos y los cachetes llenos de lágrimas.

— Me tengo que ir.

— ¿Puedes no dejarme sola?

— No confío en nadie.

— Por favor. — Su mirada me lo implora, me lo ruega.

— Lo siento yo...

— Puedo ir contigo.

— No, es muy peligroso.

— Liam...

Es verdad que no puedo dejarla sola, no ahora que está tan mal, es capaz de empastillarse.

— Está bien. Pero hay algo más que te tengo que decir.

— ¿Qué?

— Hoy vi a Freya con Adam. — Su rostro revela su confusión. — Juntos, como pareja. — Frunce más las cejas. — Y estoy seguro de que fue Adam quien la secuestró.

— ¿Y entonces?

— Quiero tomar medidas pero...

— Déjalo así, es su vida, si es lo que quiere, es su problema. — Encoge sus hombros. — ¿Nos vamos? — dice limpiándose la cara.

— Si. — Nos encaminamos a la puerta y ella sale de primera.

Nos subimos al auto y manejo en silencio mientras ella mira por la ventana y noto como su rostro se contrae y se entristece cada dos por tres.

Me reservo mis ganas de decirle que llorar no sirve de nada y cuando llegamos a la antigua casa de Bertrand soy el primero que baja. Nos adentramos a la casa y todo está perfectamente arreglado. ¿Cómo se me pudo pasar buscar justo en la casa donde he vivido toda la vida? Robert es tan básico que se vuelve impredecible.

— ¿Qué estamos buscando?

— A mi padre. — Ella me mira asombrada y luego procede a ir a la cocina.

— Voy a buscar por aquí. — Me preocupa que le pueda hacer algo, pero, ni siquiera creo que esté aquí.

Oigo murmullos pero no veo movimientos, así que continúo buscando de espaldas a la cocina. Siento un arma ser cargada y giro lentamente y veo que el policeman me apunta con una pistola. Observo por detrás de él a Daryssa que me hace una seña de que guardé silencio en tanto viene con un cuchillo. Lo hago, sin embargo él me empieza a hablar.

— Hasta que al fin nos vemos las caras.

— Si, parece que te cansaste de jugar al gato y al ratón.

— No creí que te consideraras rata.

— ¿Quien hablaba de mi?

— Solo dime algo ¿Por qué matar a tu propio tío? — Por Daryssa.

— Era un cabrón.

— Por favor, ni el menos insensible mata a su tío porque sí.

— Me presento...

— Estoy hablando en serio.

— ¿Qué pasa? ¿Ese misterio te tiene sin dormir?

— Solo responde. — Respiro hondo, no tengo nada que ocultar de cualquier manera.

— Por Daryssa.

— Ella creía que era su padre, solo la heriste.

— Él era la principal persona que no permitía que ella se fuera.

— Pero aún así nunca la dejaste ir. — Giro la cabeza a un lado, miro el piso, aprieto los dientes, este idiota me está cansando.

— No pude.

— Me basta... — Veo como reincide la pistola sin embargo antes de que vaya a disparar Daryssa le clava el cuchillo en el hombro. David cae de rodillas, intenta sacarse el arma pero sin embargo parece ir perdiendo fuerzas y simplemente se desvanece en el piso.

Oigo el ruido de una sartén ser golpeada y cuando vuelvo a mirar está Daryssa desmayada y la sartén está en la mano de la persona que debido a sus cicatrices sé reconocer.

— ¿Mamá...?

MAYO (OBSESIÓN #1) (COMPLETA)✓ [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora