Había logrado convencer a Jungkook de quedarse en su departamento mientras Namjoon y Hana estaban en la clínica con los pequeños.
Logré escapar sin que él me viera y así poder ir al maldito club. Steve me recibió con su asquerosa sonrisa apenas llegue y las pocas chicas que conocía allí solo me dieron una mirada de lastima.
Las horas parecían eternas y solo había acordado trabajar cuatro horas, seguiría trabajando para Jungkook.
De regreso a casa, con el dinero sobre el asiento de al lado, me sentía terriblemente culpable. No podía dejar de pensar en Jungkook y en lo que me él me había dicho. Se había confesado y yo estaba mintiéndole.
Dormí unas tres horas para luego ser despertada por los besos en mi piel. Me sobresalté al pensar que podría olfatear el olor a cigarro o alcohol.
— ¿Te encuentras bien?
—Sí, lo lamento. Me quedé dormida.
—No, cariño. Es temprano aun —acomodó mi cabello detrás de mí oreja—. Lamento haberte asustado. Cámbiate, te prepararé el desayuno.
Se marchó y las imágenes de anoche aparecieron en mi mente. Quería vomitar por lo que corrí al baño. Jungkook llegó para sostener mi pelo mientras vomitaba.
—No, vete, esto es asqueroso.
—No, no me iré. Hoy no iras a trabajar, te daré el día libre.
—Estoy bien, solo... —volví a vomitar.
—No hay mucho trabajo hoy. Debo ir al club y luego una última junta con Nam. Quédate aquí.
—Gracias.
—Te he dejado el desayuno en la cocina, aunque será mejor que solo tomes una té —besó mi cabeza—. Vendré luego a traerte algo para que te sientas mejor. Adiós, preciosa.
—Adiós... —lo vi alejarse—. Jungkook.
Culpa, remordimiento, ira, una mezcla que claramente obligaba a mi cuerpo a manifestarse de esta manera.
Me sentía terrible por no poder darle a Jungkook lo que él me estaba dando a mí. El mismo cariño y atención. ¿Cómo podía besarlo y mostrarme enamorada mientras que le oculto algo así?
Se hicieron las diez de la mañana, estaba recostada en el sofá viendo la televisión cuando recibí una llamada de Jungkook.
—Asómate al balcón.
—Voy —corrí entusiasmada. Lo vi allá abajo sosteniendo un ramo de flores amarillas. Sonreí al verlo, aun estábamos en llamada.
—Subiré enseguida.
—Te espero.
Mi sonrisa desapareció cuando del otro lado del auto vi a Charly salir con una amplia sonrisa. Las ganas de vomitar regresaron por lo que corrí en busca de algo. Agarré lo primero que encontré, una maseta.
Jungkook llegó para encontrarme sentada en el balcón llorando. Detrás de él apareció Charly, fingiendo estar preocupado pero demasiado atento al departamento dónde vivo.
— ¡Elena! ¿Estás bien? —Jungkook corrió hacía mí.
— ¿Qué hace él aquí?
—Solo me acompañó. Es Charly, del club, él...
— ¡Ya sé quién es! —grité.
—Te llevaré al hospital, vamos.
— ¡No! Solo váyanse, estoy bien.
—Elena.
— ¡Vete, Jungkook!
—Me iré, así los dejaré hablar solos —Charly se marchó con una sonrisa ladina en su maldito rostro.
Jungkook se sentó a mi lado, en silencio. Apenas podía decirle algo, ni siquiera podía mirarlo.
—Perdóname.
—No te preocupes, Elena.
—No. Te he estado tratando con indiferencia y no lo mereces. No tienes la culpa de mis fantasmas.
—Todo esto es nuevo para mí también... Lo entiendo, yo...
—Jungkook, te quiero —su mirada se iluminó—. En serio, te quiero. No soy buena demostrando mis sentimientos, pero lo hago. Apenas te he visto no pude evitar sentirme atraída hacía ti y aún más cuando pude conocerte. Te quiero y prometo ser mejor compañía para ti.
—También te quiero Elena —acarició mi mejilla—.Ven, te ayudaré a llevarte a la bañera. Toma un baño relajante y descansa. Me quedaré aquí contigo.
—Pero y tu trabajo, necesitas...
—Tú importas más que mi trabajo.
Pase la tarde recostada en sus brazos, mientras él acariciaba mi cabello y veíamos películas. Sintiéndome, por un momento, segura, olvidándome de lo que ocurría realmente.
No quería dañarlo, mucho menos ahora que todo parecía ir bien entre nosotros, pero tampoco podía sostener por mucho tiempo esta mentira.
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Si te enamoras, pierdes - Jeon Jungkook
FanfictionJeon Jungkook uno de los empresarios más exitosos de Seúl. Un joven ambicioso y egocéntrico. Conocido, no solo por su fortuna, sino por ser uno de los hombres más hermosos y más codiciados de la ciudad. Ajeno a la idea del amor y de un «para siempr...