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Al día siguiente, me despierto con Pedri dormido en mi pecho y yo apagando la fastidiosa alarma que había puesto el mayor de los dos.

—Tus muertos se van a duchar–, responde Pedro aún dormido y molesto por que lo despierte. Me quedo pensando que esto normalmente era al revés.

—Pedro, levanta cabezota, que si llegamos tarde nos toca multa–, logro zafarme de él y me levanto para ir a ducharme. Abro la maleta y saco mis cosas para ducharme.

Corro al baño a ducharme esperando que cuando saliese Pedri ya se hubiese despertado. Cosa que no fue así, mira que me tardé a propósito y aún así seguía acurrucado abrazado a mi almohada.

—Pepi, despierta–, me arrodillo en la cama para moverlo un poco de un lado a otro. Este solo murmura abriendo un poco los ojos.

—Déjame dormir otro rato–, pide.

—Voy por tus cosas a tu habitación y cuando vuelva te quiero despierto, ¿vale?– Me levanto de la cama y tomo su tarjeta (llave de la habitación)

—Vale, Pablito–, murmura.

Conociendo a Pedri, sabía que siempre dejaba las cosas listas. Podía ser un poco desorganizado, pero era el más responsable de los dos. Abro su habitación y me encuentro su ropa doblada encima de la cama, junto con su mochila a los pies de la cama, así que la tomo y la llevo a mi habitación, donde me lo encuentro viendo al espacio en blanco con la mirada perdida.

—Buenos días, dormilón–, digo dejando su mochila junto con la mía y le dejo su ropa en la entrada del baño.

—Hola... ¿En qué momento te volviste el más activo de los dos?– cuestiono Pedri pasándose las manos por el cabello y el rostro para espabilar.

—Escuché tu alarma y se me quitó el sueño.– Explico acomodando algunas cosas que sacaba de mi maleta, estaba nervioso y eso no me dejaba quedarme quieto —Ya he ido por tus cosas a tu habitación y te quedan 10 minutos antes de que tengamos que bajar–.

Esto hace que Pedri abra mucho los ojos y se levanta de la cama para ir a la ducha. —Gracias, Pablito, eres mi ángel–.

Le resto importancia e intento tender un poco la cama, dejándola casi perfecta. Luego me siento a esperarlo, viendo mi móvil y respondiendo varios mensajes de mi padre y mi hermana.

—Pedri, te quedan 3 minutos, voy saliendo–. Aviso colgándome la mochila del hombro y tomando mis llaves

No tuve que avisarle, porque sale ya vestido y peinado, tomando su mochila, o bueno, la mía. Problemas de tenerlas iguales.

—Ya estoy, anda, vamos–.

Salimos de mi habitación y en el pasillo nos encontramos a Ansu y Ferran, que nos ven con una ceja alzada para luego sonreír cómplices.

—Ni una palabra–, les amenazo. —A nadie–.

—Ferran toma a Pedri, cada uno toma a su amigo– Expresa Ansu, jalandome hacia él intentando sacarme "información", mientras escucho a Ferran interrogando a un malhumorado Pedri, que no durmió lo suficiente.  Me rio aún que desde mis adentros, le deseo suerte al que fuese que le tocara soportarlo.

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En estos momentos me pregunto cómo terminé con un chico de 19 años, casi 20, haciendo un berrinche porque no se sentía bien por no dormir al 100%, según por mi culpa, después de un entrenamiento de 5 horas y para rematar, tendríamos reunión en la tarde noche. Si el karma existe, me la estaba cobrando al instante por reírme en la mañana .

¿Enamorarte de tu mejor amigo? No lo recomiendo [Gadri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora