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Verlo quejarse con tipos que le sacaban una cabeza y que ni siquiera poder ir a sacarlo me estresaba por si le pasaba algo, por suerte nuestros compañeros ya conocían cómo se comportaba y lo alejaban de problemas.

—Calienta que entras– me avisa Juanjo

Agarro las espinilleras y mis botines para colocarlas, también me pongo el peto y hago los ejercicios para empezar a calentar. Mi vista no se aparta del campo, la afición apoyando que metiéramos el siguiente para salir del empate. El mister pide mi cambio para poder entrar al campo, al entrar me reencuentro con mis compañeros, Pablo dirige su mirada a mi y asiente.

Dentro del campo tenemos una rara conexión que hacía que nos coordinásemos sin vernos. La pelota cae en mis pies y hago un pase largo a Gavi que ya se había adelantado, dispara a portería pero la para el portero.

El mejor lo ve con frustración pero continúa jugando, intentando que las pelotas lleguen a la portería.

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Al final el partido había quedado en un empate lo cual frustró a los jugadores, nadie tenía ánimo de celebrar ni de hablar en el vestuario, en específico el más pequeño de los convocados que estaba frustrado por fallar su oportunidad de gol.

El canario al ver cómo el sevillano seguía sentado en el suelo viendo a un punto fijo se arrodilló delante de él haciendo que dejase de mirar a la nada, intentando calmarlo.

Para el resto, en específico sus compañeros de Club sabían que esto no era raro, después de todo eran Gavi y Pedri; Pedri calmaría a Gavi y haría que el más pequeño sonriera, también que cierta parte de su enojo se fuera y eso se le pasaría al resto del Equipo.

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Gavi

Salir del vestuario por voluntad propia no lo tenía planeado pero cuando Pedri se me acerco y me tomo por los hombros haciéndome caminar hacia el auto bus, por suerte o por qué por una vez la FIFA hacía algo bien no había gente en donde se encontraba el auto bus. Terminamos sentados en la última fila y yo recostado en su hombro.

La llegada al hotel fue más animada, los chicos se animaban poco a poco con palabras de Busi y Jordi, que eran los de más experiencia. Los demás eran un poco cabrones así que no se dejaron vencidos, contrario a mi.

—Cariño– mi mirada se posa en el canario en el que iba recostado —Sabes que hay partidos buenos y partidos malos, no fue ninguno de los dos, solo es una advertencia que debemos mejorar. No te rayes ¿vale?

—Lo intentaré, pero hoy simplemente déjame estar triste, solo por hoy.– pidió sabiendo que su pepi lo dejaba frustrarse pero no lo dejaría caer —Te quiero– digo en un susurro besando su hombro

—Y yo a ti peque, solo estarás triste por hoy que mañana no hay escapatoria– dejo un pequeño pico en sus labios sin importarle quien los viera.

Al ser los últimos en bajar del auto bus eran esperados por varios miembros del staff para verificar que los chicos no olvidaran nada

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Tal y como Pedri había prometido lo dejo estar triste toda la noche torturándose con canciones de Taylor Swift mientras lo observaba y le acariciaba el cabello de vez en cuando.

Su privacidad no dura mucho cuando escuchan los toque y los gritos de Ansu y Ferran —Eh parejita ¡abran la puerta!

—Voy a ver que quieren y vuelvo– dijo Pedri haciendo que se levantara de su cómoda almohada lo que es decir el pecho del mayor, abrió la puerta y se encontró a sus dos amigos sonriendo —¿se les ofrece algo?

¿Enamorarte de tu mejor amigo? No lo recomiendo [Gadri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora