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Simplemente sentí como el corazón se me salía, Pedri estaba tirado en el suelo agarrando su pierna. El grito que soltó en la caída me hizo estremecerme.

En vez de encarar al que le quito la pelota y lo hizo caer, alzó la mano y me dirijo a su lado pasando mi mano por su cabello.

Había furia dentro de mi pero no se nivelaba con el verlo lastimado, los paramédicos no se hacen esperar y entran a ayudarle, me hicieron apartarme de él.

—Estará bien– susurro Frankie dándome un apretón en el hombro.

El partido continuó pero mi mente y mi corazón no estaban en el campo, hice una jugada que me costó una amarilla.

El mister me vio con duda pero hizo el último cambio sacándome del campo, con un poco de disimulo me pongo la equipación de entrenamiento y me voy dentro de los vestuarios donde suponía que estaba.

Espero que la enfermera salga para poder entrar, estaba acostado en la camilla con la vista al techo. Doy un par de leves toques en la puerta.

Su mirada volteo por un segundo a la puerta —¿Que haces aquí?– podía ver sus hermosos ojos con lágrimas así que entre a la habitación

Cierro la puerta detrás de mi y camino hacia el —Quería verte ¿que te dijeron?– dejo un beso en su cabeza, luego le limpio las lágrimas

—¿que hiciste para que el mister te sacara del campo, Pablo?– me muerdo una sonrisa cuando frunce el seño

—puede ser que me sacaron amarilla, ahora no ignores mi pregunta– acaricio su rostro con ternura

El canario se mordió el labio —No me han confirmado, pero posiblemente esté fuera unos tres meses.– un temblor atraviesa su cuerpo

Instantáneamente lo envuelvo en mis brazos, pasó mi mano por su espalda dejándolo llorar en mi pecho.

—Estaremos juntos en todo esto no te dejaré solo, no importa cuanto dure tu tiempo de recuperación, estaré aquí para apoyarte–susurre cerca de su oído sin dejar de acariciar su espalda —Vas a volver más fuerte que nunca pepi, lo sé

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Los días para Pablo ahora eran un eco,  Pedri no venía a los entrenamientos con nosotros, solamente le quedaban sus amigos, Ferran que no paraba de picarlo para mantenerlo con los pies en la tierra y no en otro lado.

—Vamos Gavito– ferran engancho su brazo en su hombro, Pablo sabía que no podía deprimirse por todo esto, solo le quedaba seguir

La situación se estaba volviendo cada vez más difícil para Pablo. La ausencia de Pedri en los entrenamientos y en su vida cotidiana dejaba un vacío que no podía llenar fácilmente. A pesar de los esfuerzos de sus amigos por animarlo, Pablo se sentía abrumado por la preocupación y la incertidumbre sobre el estado de Pedri.(o al menos así lo sentía el menor a no recibir noticias de él)

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En los días siguientes, Pablo se dedicó a mantenerse ocupado en el entrenamiento y en sus actividades diarias. Sin embargo, su mente y su corazón seguían estando con su Canario de ojos lindos, preocupado por su recuperación y por cómo estaría enfrentando la situación.

Una tarde, después de un entrenamiento agotador, Pablo decidió visitar a Pedri en su casa. Aunque había intentado comunicarse con él por teléfono, las respuestas de Pedri habían sido breves y distantes, lo que aumentaba la preocupación de Pablo.

Al llegar a la puerta de la casa de Pedri, Pablo dudó por un momento antes de llamar. Sabía que podía estar invadiendo el espacio de Pedri, pero su preocupación por él era más fuerte. Cuando la puerta se abrió, Pablo se encontró con el rostro cansado de Pedri, pero sus ojos se iluminaron al verlo.

—Hola ¿Puedo pasar? —preguntó el sevillano con cautela, notando la mirada sorprendida del Canario.

—Claro, pasa —respondió Pedri, apartándose para dejar entrar a Pablo.

Pablo entró y se encontró con un ambiente tranquilo y sereno en la casa de Pedri. Rápidamente supuso que Fer no se encontraba, se sentaron juntos en el sofá, y Pablo pudo sentir la tensión en el aire mientras buscaba las palabras adecuadas para abordar el tema.

—Quería verte, saber cómo estás realmente —dijo Pablo finalmente, mirando a Pedri con preocupación genuina. Su mano se estiró tocando la rodilla del mayor.

Pedri suspiró y se pasó una mano por el cabello, revelando la frustración y el cansancio en su expresión. —Ha sido difícil, Pablo. Admito no puedo evitar sentirme frustrado y desanimado por todo esto, y no saber cuánto tiempo más durará el proceso de recuperación me está volviendo loco.

Pablo asintió con empatía, sintiendo el peso de la situación sobre sus hombros. —Lo entiendo, Pedri. Estoy aquí para ti, pase lo que pase. No estás solo en esto.– dio un leve apretón en su agarre

Los dos se miraron en silencio por un momento, compartian una carga emociona. Aunque no podían resolver todos sus problemas en ese momento y tampoco sabrían si podrían pero el simple acto de estar juntos y apoyarse mutuamente era reconfortante para ambos.

Después de pasar un rato juntos en el que el silencio había desaparecido y la risa, el jugueteo y los besos pasaron en el rostro, Pablo después de unas 4 horas en casa del mayor decidió que era hora de irse despidió de Pedri con la promesa de visitarlo nuevamente pronto. De camino a la puerta de entrada ni pudo evitar sacar su duda.

—Pepi– habló el menor captando la atención del canario que respondió con un "Ujum" —E intentado mantenerme al límite para no parecer tan intenso pero ¿has estado  ignorándome? Entiendo que has estado mal pero si le has respondido a Ferran, Eric y hasta a Ansu.

—Solamente e olvidado responderte, el móvil suelo dejarlo de lado ¿por que lo dices?

—¿Por qué creí que te dejé en claro que me gustabas y solo quiero estar contigo? —le dijo Pablo, expresando su confusión y sus sentimientos de manera directa. —No tienes que responder solamente necesitaba que lo supieses

Fue lo último que dijo antes de salir de la casa y dejar un beso en los labios del mayor.

Dest🪻.

¿Enamorarte de tu mejor amigo? No lo recomiendo [Gadri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora