¿Enamorarte de tu mejor amigo? No lo recomiendo [Gadri]

05

Un día antes de irnos a Madrid, me quedé dormido y no le hice caso a Pedri cuando hace unas semanas me dijo "Haz la maleta". Ahora estaba a 10 minutos de que llegara a por mí buscando el adaptador que le pedí que me comprara para cargar mi móvil.

—Pues venga, me voy sin adaptador y ya le quito el suyo a Pedri —me repetí tomando la caja de su regalo y metiéndolo en la mochila que llevaba puesta.

Ya con la maleta cerrada, bajé los escalones y tomé unas barritas de proteína para comer, ya que no alcancé a desayunar.

Cerré la casa con llave, ya que mis padres estarían en Sevilla, y cuando estaba por morder la primera barrita, el famoso mini verde se estacionó frente a mí.

—Buenos días, guapo. ¿Esperas a alguien? —dijo Pedri haciéndose el señor gracioso saliendo del coche.

—Sí, esperaba a un morenazo de ojos cafés. ¿Tú lo conoces? —Respondi siguiéndole el juego.

—Qué suerte, creo que me esperas a mí.– se rio tomándome de la barbilla

—Bájale a tu ego, guapo —le di un pequeño golpe en el brazo. Haciendo que me soltase

—¿Tienes todo?

Sí, lo tengo todo, estoy en el club de mis sueños con dos de mis mejores amigos y con tremendo equipazo; tengo a mi familia y estoy por cumplir uno de mis sueños más grandes. Pero si preguntabas por lo de la maleta, era un "No".

—Depende.

—¿Qué te dije? —me tomó de los hombros y luego de la barbilla para que lo viera a través de mis lentes.

—Que hiciera la maleta con tiempo —un pequeño puchero se formó en mis labios.

—¿Y qué no hiciste? —preguntó alzando la ceja.

—Hacer la maleta con tiempo —aunque por los lentes no pudiera ver a mis ojos, él sabía que desvié la mirada.

—Gavito, ¿qué olvidaste?

—El adaptador —Pedro volteó los ojos al notar que era algo irrelevante—. No me veas como si no fuera la gran cosa.

Volveo a reír antes de darme una palmadita en la mejilla. —Lo dejaste en el mini el día que te lo compré.

—¡Hostia puta, no me jodas! —tapé mi rostro apenado al ser tan gilipollas—. Es que soy tonto.

—No lo eres, un poco despistado sí, pero tonto no eres —tomó mi maleta y la llevó a la cajuela junto con la suya. Yo aproveché para subirme al auto y comerme mis barritas de proteína—. Bien, vamos, pequeñín —entró al auto y empezó nuestro camino hasta el aeropuerto.

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—El mister estaba a nada de dejarlos —es lo primero con lo que nos reciben Ansu y Ferran al llegar a la puerta de embarque.

Nuestro vuelo de Barcelona a Madrid se había retrasado lo que hizo que llegáramos, justo a tiempo.

—Faltan 15 minutos para irnos, no es tanto —intenté restarle importancia. Aún estaba recuperando el aliento, correr por medio aeropuerto no era mi actividad favorita.