Capítulo 23.

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Natalia.

Mamá me llevó a la casa de Makis, haciendo una parada en una tienda para comprar su chocolate favorito, guardandolo entre mis libros.

- De verdad vas a estudiar?- Asentí rápidamente.

- Mañana tengo examen y ella me regaña si no estudio.- Se rió.- Me buscas?-

- Me llamas cuando quieras.- Dejé un beso en su mejilla, acercandome a la puerta para que ella me abra rápidamente.

- Hola.- La abracé fuertemente, escuchando una risilla de su parte.

- Hola.- Tomó mis labios suavemente, acercandome a la mesa para dejar mis cosas.- Cubre tus ojos.- Alzó sus cejas.

- Qué me vas a hacer, Natalia?-

- Muchas cosas.- Cerró fuertemente sus ojos, tomando una de sus manos para apoyar mi compra.

- Eres una idiota.- Ella se rió, tomando sus labios nuevamente.

- Una idiota que te quiere muchísimo.- Me miró con ternura.- Y que le gusta verte sonreír.-

- Basta.-

- Por qué?-

- Porque tengo que trabajar y tú debes estudiar.-

- Y qué pensaste que haría que eso no ocurra?- Suspiró pesadamente, siendo inevitable reírme, sin esperar que tome mi nuca y me bese.

Me alejé para buscar mis cosas y sentarme a estudiar, sin esperar que prepare café y siga con sus cosas, intentando dejarme estudiar.

Creí que insistiría en que pase algo más, pero estaba con sus aburridas gafas, revisando sus cosas.

Ninguna se levantó de su silla hasta que empecé a sentir hambre, caminando hacia la cocina para que ella me ayude.

- Qué vas a hacer?-

- Adivina.- Me miró mal.- Puedo comerte?- Ella se rió, dejando un beso en mi mejilla.

- Mi madre no deja de preguntar por ti.- Susurró ayudándome.

- Y eso es malo?-

- Cuando salía con Jaime, no le gustaba. Intentaba buscar la manera de que lo deje.-

- Las madres no se equivocan, no?- Asintió suavemente.

- No sabe ni siquiera tu nombre, pero me pregunta si estás bien, si es algo serio, si conozco a tu familia.-

- Me va a amar.- Me dio un pequeño empujón.

- Mi propia madre me va a denunciar y terminaré presa por estar con una menor.- Reí junto a ella.

- No falta mucho para que cumpla años.- Me sonrió, sintiendo sus brazos rodearme.

Dejé un beso en su frente, siendo inevitable cerrar mis ojos.

- Qué quieres que te regale?- Limpiamos la mesa.

- Nada.- Alzó una de sus cejas.- De verdad.-

- Algo especial?-

- No.- Tomé su cintura.- Ya es demasiado que me aceptes y que quieras estar conmigo aunque sea una niña.-

- Voy a sorprenderte.-

- Eres el mejor regalo.- Me miró con ternura.

- Esta bien.- Parecía estar pensando en algo.- Ya lo decidí.-

- Makis.-

- Prepárate.- Lanzó con sarcasmo, siendo inevitable reírme con ella.

El mejor regalo es que esto dure por muchísimo tiempo más.

Makis.

Coincidir.

Escuchar esa canción mientras iba en mi auto hacia el trabajo me alegraba, me daba más ganas de ir.

- María Cristina, dejaron esto para usted.- Lanzó un secretario, entregandome un sobre.

- Gracias.-

Volvió.

Siempre que me llega una carta, sé de qué se trata.

Sobre todo, de quién se trata.

Es un pequeño recordatorio para que no me olvide de él.

Pero por suerte, hace años dejó de aparecer, simplemente envía cartas molestando.

Conocí a un nuevo profesor, algo alto, fuerte y que vestía bien, sabiendo fácilmente que a Federico le caía mal porque para él era arrogante.

Y a mi me estaba tratando bien.

- De repente eres amiga de él?- Lanzó el idiota que no me dejaba en paz.

- No, Federico. Simplemente intento ser cordial como lo soy con todos porque es su primer día, colabora por favor.- Caminé hacia el salón de Natalia, cruzandome con Simón, el nuevo.

- Podrías ayudarme a encontrar este salón?- Me enseñó una hoja con todos sus cursos y salones, guiandolo rápidamente.

Vi la ceja alzada de Natalia, mirándome de brazos cruzados, apoyada contra el marco de la puerta de su salón.

- Afanador, adentro.-

- Amigo nuevo?-

De verdad parecían otras intenciones? Yo no lo veo así.

Él es apuesto, si.

Pero no por eso a mi me va a gustar.

Cuando Nadie Ve- (Ventino)[Makia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora