3 de diciembre del 1980
Tommy miraba con distracción una de las ventanas de aquel hospital psiquiátrico que se había convertido en un museo.
Camina por los pasillos sin prestar demasiada atención, hasta que por ir tan ido termino chocando contra alguien, sacándole un gritito de miedo al sentir que se caía.
Pero un par de manos lo sostuvieron, haciéndole suspirar de alivio.
—Ten más cuidado...— murmuro el tipo con el que se había tropezado, estabilizándolo.
—Lo siento...— se disculpó con rapidez, sacudiendo sus ropajes de forma nerviosa.
El pelinegro no dijo nada más, solamente se le quedó mirando con curiosidad, como si intentara reconocerlo, pero no pasó.
—¿Por que estás aquí...?— por fin pregunto, curioso de que un adolescente visitará ese tipo de lugares.
—Mi tío me trajo. Visitamos este lugar cada año.
—Ya veo...
Desvió su vista hacia la dirección contraria, señalando.
—¿Alguna vez fuiste a ese lugar...?
—No...
—Ven, acompáñame.
El rubio dudó, pero el pelinegro no le transmitía malicia alguna, por lo que confío y fue detrás suyo, perdiéndose entre los pasillos para ir hacia donde aquel hombre quería.
Cuando llegaron, abrió la puerta del cuarto, escuchándola rechinar un poco y adentrándose al lugar.
Tommy lo siguió.
—Wow... ¿que es esto?— cuestionó el rubio, acercándose al centro del lugar, donde había una vitrina con lo que parecía ser un cuaderno en su interior.
—Es el diario de Quackity. ¿Jamas lo leíste?— preguntó el pelinegro confundido —este es el original...
—Llegue a escuchar de el, pero jamás me llamo mucho la atención...— se sincero —¿por que tiene sangre...?
—Se rumorea que el día en que lo encontraron estaba a un lado de su pareja, que se acaba de suicidar... el gran pintor Wilbur soot— señaló una pintura a lo lejos, la cual también estaba protegida con una vitrina.
—¿El de la pintura es Quackity...?— quizás su voz salió bastante curiosa, pero no le importaba.
—Sí. Wilbur se encargó de retratar a su amado y así hacerle saber al mundo que Quackity de las nevadas existió.
—Que romántico...
Ambos chicos se quedaron unos momentos callados, solo admirando todo a su alrededor.
—No entiendo porque mi tío jamás me trajo a visitar esta parte del museo...— murmuro Tommy, acariciando por encima el vidrio.
El pelinegro se encogió de hombros, sin saber aquella respuesta.
—Te recomiendo mucho leer el libro... fue un gran avance para la psiquiatría. Gracias a el, clausuraron muchos manicomios donde aún practicaban tratamientos inhumanos a los pacientes.
—No me gusta mucho leer... pero haré una excepción esta vez y lo compraré.
Tommy dio media vuelta, despidiéndose de aquel pelinegro misterioso y saliendo en busca de su tío Philza, que seguramente de nuevo estaba en el sótano de aquel lugar, recordando cosas que nunca quería contarle.
—Sapnap, no molestes a los niños— regaño cierto oji-verde que había observado todo desde la distancia, sin entrometerse.
—Es que ese niño tenía algo que me recuerda a él...— susurro, volteando hacia la pintura que había hecho Wilbur y soltando un suspiro tembloroso.
Dream asintió, dándole una palmada a su amigo y jalándolo para que ambos salieran de aquel lugar y así comer algo, que luego tenían que regresar al trabajo, como guardias de aquel gran museo.
Porque a los dos les gustaba mantener vivas las memorias tanto de aquel que fue su amigo como del amado de este.
Aunque ciertamente no lo necesitaban hacer mucho, pues la promesa había sido verdadera.
Wilbur fue un gran artista.
Y Quackity un gran escritor.
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Diary of... [Quackbur]
FanfictionWilbur tenía una vida relativamente normal y tranquila, hasta que de un día a otro se encontraba en aquel lugar, rodeado de médicos y psiquiatras. No sabe porque esta ahí, pero no está solo, y hará lo posible para conservarlo.