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Hyunjin no dejaba de moverse por el pasillo, con el ceño fruncido mientras Jeongin, sentado en una de las sillas, balanceaba sus pies. Changbin sonó la nariz de Yeji.

—¿Cuánto puede tardar? —preguntó hyunjin, un poco demasiado fuerte.

—Media hora, hyunjin. Seungmin  entró hace diez minutos —contestó changbin.

Hyunjin no parecía satisfecho con la respuesta, pero decidió callar. Su hermano menor tampoco se veía muy convencido en ese lugar, sin embargo, no dijo algo. Mamá parecía demasiado concentrado en que Yeji estuviera bien, considerando que acababa de salir de un resfrío demasiado fuerte.

Recién dos días atrás el resfrío de Yeji pareció amainar un poco, al igual que el doloroso celo de changbin. El omega tuvo que reprimir esos días de calor para cuidar de su pequeña cachorrita, y se notaba en esas marcadas ojeras que le había cobrado la cuenta. Ese día fueron todos al hospital donde changbin pidió las horas para el psicólogo con sus cachorros, y seungmin fue quien quiso ir primero.

—Deberíamos haber entrado todos juntos —volvió a decir hyunjin.

El mayor lo pensó también, pero luego decidió que no era una buena idea. Si el psicólogo les preguntaba algo sobre su padre, los tres dirían cosas distintas y se pondrían a discutir. Primero quería una opinión general del hombre y recomendaciones para ir con un psicólogo especialista en terapia familiar. Si debía pagar por ello, changbin estaba dispuesto a hacerlo.

—hyunjin, no seas tan sobreprotector —dijo changbin, con voz suave—, seungmin estará bien.

—Pero mamá...

—¡Deja de pasearte! —habló Jeongin—. Pones nervioso a mamá, y de paso a mí.

Hyunjin arrugó los labios en clara señal de estar en desacuerdo, pero terminó por ceder. Yeji estornudó y changbin  volvió a limpiarle la naricita.

—Deberías descansar, mamá —dijo hyunjin repentinamente—, mañana podría faltar al colegio mientras tú duermes, y yo cuido de Yeji.

—Jinnie... —suspiró changbin—, no es necesario, de verdad. No es la primera vez que debo cuidar de un niño enfermo —sonrió de lado—. Tú también eras muy enfermizo cuando cachorrito, te la pasabas en cama.

—Fingía —replicó hyunjin—, para quedarme contigo y que me cuidaras.

Changbin  soltó una risa ante la confesión mientras que Jeongin arrugó el ceño.

—Claro que lo sabía —el omega le pellizcó la mejilla a su hijo mayor—, a tu padre le hacía mucha gracia como fingías para quedarte conmigo.

Hyunjin puso mala cara ante la mención de minho, pero no dijo nada porque su hermano menor le dio un codazo en el costado. No pasó desapercibido para changbin, sin embargo, agradeció el gesto silenciosamente.

—Estaba celoso de Jeongin y la atención que le dabas —admitió hyunjin, haciendo un puchero.

—Todos estaban celosos de innie —dijo changbin—, hasta tu padre.

—Soy demasiado adorable y merezco atención —saltó Jeongin, orgulloso.

Mientras, al otro lado de la puerta, seungmin miraba por la ventana, en tanto el alto hombre escribía un par de cosas en su cuaderno. Se había presentado como Steven Fox, un alfa de piel oscura, cabello negro y ojos cafés. Cuando hablaba, sus dientes blancos brillaban con fuerza.

—¿Cómo definirías la relación con tus padres? —preguntó Steven, tranquilo y recostándose contra la silla.

A Seungmin  se le hacía algo extraño que el psicólogo fuera un alfa. Primero, porque en Corea la carrera de psicología era un área poco explorada, y segundo, porque si se estudiaba, solía ser liderada por omegas de familias privilegiadas que podían pagarla. Steven se veía relajado, amable y confiable.

Four Seasons [MINBIN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora