→ 10: rango.

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El día por fin había llegado.

Subiría de rango, y nada la detendría de poder dormir en la habitación junto con las soldados.
Su corazón latía acelerado cuando se encaminó a aquel campo de entrenamiento y vio al general encargado de su grupo.

Él la miró, observando su reloj por un instante.

— Llega temprano. — murmuró. — Mejor, así terminamos antes. ¿Sabe en circuito, verdad?

— Así es, General. — avisó recta y él asintió.

— Bien. Comienza ahora. — murmuró, tocando su reloj.

La muchacha comenzó a correr. Era un circuito de trescientos metros en total, con obstáculos de todo tipo, incluyendo cuerdas, cadenas y rastreras.

No era el modo normal de subir de rango, claro que no, pero si el General le había dado la chance de intentarlo era porque confiaba en ella.
O eso quería creer.

König sonrió a la lejanía, viendo a la muchacha completar la primera vuelta del circuito sin problemas.

— Muy bien... — susurró para si mismo, orgulloso de ella.

Sabía que podía lograrlo, por eso se quedó allí, viéndola completar aquella prueba, y sonrió cuando por fin finalizó y el General asintió satisfecho.

Lo había logrado.

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La muchacha cerró su bolso y lo prendió de su hombro, caminando rápidamente fuera de aquella horrible habitación.

Tenía una felicidad incontrolable, y no veía la hora de demostrarla con su único amigo en toda aquella base.

Por eso, cuando lo vió controlando a unos reclutas entrenando se encaminó a él, moriendo sus labios nerviosa.

— König. — lo llamó despacito y él se giró.

Al instante aquella mirada dura cambió, sus ojos se achinaron y sus mejillas se abultaron, y en sus bonitos ojos celestes apareció aquel brillo que __________ solía ver. König estaba feliz.

Ella quería ser discreta frente a los soldados que estaba entrenando el Coronel, solo decirle que su prueba había salido bien y que estaba yendo en dirección al dormitorio de mujeres, pero König no pensó en nada de eso.

Sonrió cuando König estiró sus brazos hasta sostenerla por sus hombros y la llevó a su pecho, envolviendola en un abrazo.

— Felicitaciones, ________. — dijo, y apesar de que no hablaba fuerte, era fácil darse cuenta de que estaba sonriendo. — He visto la prueba esta mañana, te destacaste como ninguna otra persona.

La muchacha sonrió, devolviéndole aquel abrazo.

— Gracias, la prueba física fue dura, pero la prueba con armas fue sencilla gracias a tí. Eres un buen maestro y un buen amigo, König, estoy muy agradecida.

El muchacho la soltó, sonriéndole.

— No tienes nada que agradecer, estoy feliz de poder ayudar a mí única amiga por aquí.

La muchacha sonrió, mordiendo su labio cuando se dió cuenta de que debía de estar totalmente roja a causa del contacto que había tenido con el coronel.

— ¿Que te parece si salimos a tomar aire en la noche? — preguntó y König asintió sin dudarlo.

Aquello era una especie de tradición que ambos tenían en los meses que llevaban de amistad.
Ambos se reunían en la noche a estar bajo el silencio de aquella base, paseaban por los pasillos o simplemente se recostaban en las áreas verdes del predio.

— No tienes que preguntarlo, pasaré a buscarte por tu nuevo dormitorio.

König tenía un dormitorio privado al que podía invitarla, pero sentía que sería... Insolente. Raro.
No quería que ella pensara mal de él.

Cada vez que quería invitarla aquella idea lo detenía, el miedo de que su única amiga pensara que era un raro, que la gente creyera que era una mala persona, o...

No, definitivamente no le pediría eso.


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La muchacha ingresó despacio, notando como las pocas mujeres que estaban en aquel enorme dormitorio compartido giraban su cabeza hacia ella.

Los nervios la invadieron y entró despacio, mirando curiosa aquel lugar.

— Ho-Hola... — habló, odiando el momento en el que tartamudeó. — Soy _________, he subido de rango.

Una pelinegra se levantó.

— ¿Ahora? Pero los exámenes son a fin de año...

— Tuve que adelantar la fecha por algunos conflictos por mis compañeros...

Ellas guardaron silencio hasta que la pelinegra sonrió, avanzando a ella.

— Entonces bienvenida. — dijo alegre, dándole una palmada en el hombro. — Soy Victoria, la mayor de por aquí, y con las chicas estamos muy felices de que te pases al dormitorio.

— Oh, si. Sabemos lo mal que se pasa en los dormitorios mixtos. — dijo una.

— Es una pesadilla. — dijo otra. — Creo que te conozco... — susurró.

— ¿A mí?

— Oh, si. Eres la amiga de aquel Coronel muy alto. — dijo, y todas asintieron.

— ¡Es cierto! — dijo una. — Es bueno ver a ese chico con un amigo, siempre estaba solo. Un día intentamos acercarnos pero se veía muy incómodo, así que nos fuimos.

— Oh... — murmuró la muchacha, internamente orgullosa de hacer sentir cómodo a su Coronel. — Si, bueno, fue un poco difícil acercarme a él, pero ahora es un muy buen amigo.

— Bien, chica. Puedes tomar aquella cama. Hoy tenemos el día libre.

La muchacha asintió, caminando a la cama. Se sentó, y observó en silencio como las chicas hablaban.

Sonrió orgullosa. Lo había logrado, y pensaba que su vida iba a ser mucho más tranquila desde ese momento.





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Omg volvía de la nada.

La gente que me sigue en Twitter  sabrá que dije que iba a estar lejos un tiempo porque no estaba bien, pero ya estoy mejor.

Este capítulo no es tanto sobre rayita y könig, pero es importante para su desarrollo de personaje.

Tengan lindo dia^^

Coronel KönigDonde viven las historias. Descúbrelo ahora