Driving to Death. • Toll/Twc

Capítulo 24: Diecisiete deseos

POV: Bill

-Baja... te espero aquí- grito la persona desconocida debajo de mi ventana, al momento de escuchar su voz dejo de ser una persona desconocida, ¿Bajaría?, claro que si, pero tendría que ser en completo silencio para no despertar a Hazzel.

-No, dijiste que no regresarías- hable fuerte, la persona era Tom... mi Tom. Por más que me muriera por bajar y agarrarlo a golpes tenia que demostrar mi posición ante la situación.

-Baja o grito cosas que los vecinos no quieren escuchar- amenazo desde abajo ahora en su tono normal de voz.

-No te atreverías- lo desafié y me recargue en el marco de la ventana asomando la cabeza, una risa se formo en su rostro.

-Lo hare y lo sabes- ahora el me desafiaba a mi cruzando sus brazos y jugando con el arete de sus carnosos labios.

- ¡BIEN! - me rendi y di un aplauso, Tom siempre lograba convencer a todos con esa estúpida sonrisa y yo no sería la excepción. -ya bajo, no entres... esta Hazzel dormida en la sala-

- ¿Entonces como planeas bajar en completo silencio por las escaleras rechinantes de madera? – chasqueo la lengua y levanto los hombros, por mi parte, suspire lo suficientemente fuerte como para que el alcanzara a escuchar y se burlara. -Tremendo genio que eres-

-Cállate- me reí

-Cállame, Bill, cállame a besos- dijo Tom y me tiro besos al aire, la risa desapareció de mi cara y la remplazo un color rojo en mis mejillas que por suerte el no vería. -Ya baja, no me importa que Hazzel despierte-

- ¿Y por qué no subes tu? - le pregunte y me metí de nuevo a nuestra habitación a buscar un suéter, eran las 10 de la noche, pero se sentía frio y yo no me enfermaría antes de mi cumpleaños.

-!POR QUE NO, BAJA O GRITO MÁS¡- alzo la voz de nuevo y una risa nerviosa me gano, me puse la primera sudadera que encontré, con lo que yo no contaba es que era de Tom y me quedaba gigante pero no le di importancia. Sali del cuarto y bajé las escaleras casi saltándolas de tres en tres para evitar hacer ruido, me dirigí a la cocina en donde estaba la puerta trasera y la abrí intentando no despertar a Hazzel.

-Me haces esperar mucho muñeco... ¿Esa sudadera es mía? - me dijo acercándose a mi con las manos metidas en el pantalón.

-En tu vagabunda vida me vuelvas a decir muñeco. ¿Entiendes?... y si, la sudadera si es tuya por que fue el primer trapo que encontré- me acerque a él alejándome de la puerta y está cerrándose detrás de mi, no me disgusto que me dijera muñeco y ese fue el problema.

- ¿Ahora tengo una vida vagabunda?, ¿Me dijiste vagabundo? - se acercó más a mi levantando las cejas y mordiéndose el cachete por dentro.

- ¡NO!, bueno si, sigo enojado- me cruce de brazos y arrugue la nariz viéndolo.

-Esto fue una estúpida pelea y lo sabes- en solo dos grandes pasos ya estaba frente a mí, no me dio tiempo de reaccionar y me tomo entre sus brazos -No te puedes enojar conmigo, soy yo... Tom- me abrazo y enterró su cara en mi cuello.

Tom olía a Whisky, ese olor impregno mis fosas nasales y ahí fue cuando me di cuenta que estaba lo suficiente alcoholizado para regresar a casa sin remordimiento alguno, el licor siempre te da una fuerza de voluntad extraordinaria para hacer las cosas.

-Traes whisky en las venas ¿Cierto? - susurré y acaricié su cabello.

-Whisky, drogas, amor, incesto, tú sangre y unas cuantas cosas más, pero... ¿Quien lleva la cuenta?- dijo él y perdió el control de su propio cuerpo, el equilibrio abandonó el ambiente y parecía caerse... lo sostuve como pude, sus piernas ahora parecían flácidas como una hoja de papel, tan ligeras que ni él se podía aguantar, tan ligeras que no podían aguantar tanto dolor en el.