3. Una mujer enamorada

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Llegada la mañana del día siguiente, Suleiman se preparaba para la reunión formal del consejo imperial, junto a su mano derecha, Ibrahim de Parga, el Sultán estaba listo para mostrar sus decisiones al imperio Otomano, aunque estas fueran radicales y poderosas.

Mientras tanto, la Madre Sultana se encontraba en sus aposentos junto a su hija, la Sultana Hatice y su mano derecha, la Señorita Daye.

- Entre las muchachas del Harem muchas quieren tener el lugar de una sultana, y cuéntame Daye, ¿Cómo se comporta la muchacha de Crimea? ¿Ya le mostraste su lugar en el Harem? -pregunto la madre Sultana.

- La joven pelirroja es algo inquieta, no acepta las injusticias, pero si las correcciones, aprende muy rápido mi Señora -respondió Daye.

- No importa mucho si es inteligente o no, debe comportarse adecuadamente, necesitamos buen comportamiento, no debes dejar que ella sepa que le agradas -respondió la madre Sultana.

- Es una muchacha hermosa -respondió Hatice tomando un vaso de jugo.

- Tienes razón hija mía, pero la belleza acaba algún día, lo que no acabara es la educación de una mujer -respondió Hafsa, la madre Sultana.

De pronto entro de golpe el encargado del Harem Sumbul.

- ¿Qué pasa Sumbul? ¿Por qué entras sin pedir permiso a mis aposentos? -preguntó Hafsa.

El Eunuco tardo unos segundos en responder, pero se armó de valor para hablar a la madre Sultana.

- El Sultán Suleiman Kan, ha ordenado la ejecución del capitán en jefe de la armada, Kafer Haga

La madre Sultana se quedó sorprendida de aquello que Sumbul le decía, sin embargo, no de mala manera, esta se sintió tranquila de inmediato.

- Lo que haga mi lobezno, mi Suleiman, será seguramente lo más apropiado, lo que él haga lo hará correctamente, estoy segura -dijo Hafsa con una notable sonrisa de orgullo en su rostro.

- Así será Sultana -respondió Daye.

- Sumbul, quiero que prepares el salón principal para mi Suleiman, quiero que haya una fiesta, con música, baile, diversión, quiero que esta noche el Sultán tenga entretenimiento y lleva a Ibrahim contigo, para que escojan a las mujeres más hermosas del Harem -dijo la madre Sultana con una sonrisa en su rostro.

Sumbul hizo una reverencia, y de inmediato se marchó del lugar en busca de Ibrahim.

* * *

Llegada la tarde, Ibrahim y Sumbul se encontraban en las afueras del salón de clases de las muchachas, y desde la ventana, ambos caballeros las observaban.

Las mujeres esta tarde aprendían como servir las bebidas de manera apropiada, entre las mujeres había una que no paraba de resaltar pos su melena rojiza, la joven concubina se notaba con la mirada perdida y más que nada, parecía desconcentrada.

- ¿Quién es esa? -preguntó Ibrahim, señalando a la joven pelirroja de la mirada perdida.

- No le haga mucho caso mi Señor, ella es una muchacha algo inquieta muchas veces, se llama Alexandra -respondió Sumbul.

- ¿Es de Crimea?

- No mi Señor, es de Rutenia, hija de un cura ortodoxo, fue secuestrada a temprana edad por tártaros, pero la compraron al palacio de Crimea -respondió Sumbul.

Ibrahim se quedó observando a las muchachas, y recordó como el Sultán se había quedado pensando en ella, así que la mando a preparar junto a otras muchachas más, con la idea de que posiblemente el Sultán estaría encantado de ver a la joven muchacha de nuevo.

La Sultana Carmesí [21+] [EN PROCESO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora