Epílogo.

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-tres años más tarde-.

Simon llega cansado a la base después de un día agotador

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Simon llega cansado a la base después de un día agotador.

Darcy por fin termina sus tareas diarias en la base. Arrastra sus pies por los pasillos vacíos hasta la habitación que comparte con Simon. La mayoría de sus amigos están lejos, Gaz está en un Hungría en una misión de rescate con Laswell y con Alex. Price está en el medio oriente en algo con Farrah, Soap está de vacaciones en algún lugar de México.

De Alejandro y Rudy sabe que están bien en México. Rearmando a los Vaqueros después de todo lo que pasado.

La vida ha vuelto poco a poco a la normalidad. Aunque las pesadillas no han dejado de existir por las noches, saber que está junto a Simon todo mejora gradualmente.

Esa noche, Darcy llega a su habitación, se mete a la ducha y se toma su tiempo para que el agua caliente calme sus músculos tensos.

Luego se pone una camiseta oscura de Simon mientras se tira en la cama a terminar de leer «Jane Eyre». Uno de los últimos libros que Simon le había traído de regalo en una de sus misiones largas.

«No le hablo dentro de las costumbres, de los convencionalismos; ni siquiera de la carne mortal; es mi espíritu el que le habla a su espíritu, como si los dos hubieran pasado por la tumba y estuviésemos ante los pies de Dios, iguales... ¡Como lo somos!»

Darcy se relaja y se concentra en su lectura nocturna mientras mira su teléfono por algún mensaje de Simon. Pero en cambio es la puerta la que suena, la manilla que gira perezosamente mientras la puerta se abre y deja ver a un Ghost con los hombros tensos.

—Gracias al cielo — gime Simon arrastrándose hacia la cama.

—Hola mi amor — susurra ella concentrada en la lectura. Simon se sienta en el borde quitándose las botas tan rápido como puede. Se quita el artilugio de armas en su chaleco táctico, desenfunda su arma de mano junto al estuche y lo deja todo sobre la cómoda de la ropa. Luego se arrastra de vuelta a la cama sobre las piernas de Darcy hasta caer con la cabeza entre sus muslos — ¿Todo bien?

—Jodidamente agotador — él nunca hablaba de lo que hacía a menos que no fuera horriblemente cruel. Aunque ambos hacían lo mismo y veían constantemente cosas horribles o hacían cosas horribles, no se obligaban a sí mismos a hablar sobre ello, pero esa noche Simon estaba particularmente callado.

Se quedó ahí por un momento, cerrando los ojos con las manos sobre las piernas de Darcy, acariciando sus muslos pero cuando los cerraba veía todo lo que estuvo a punto de pasar y su corazón se aceleraba.

—¿Y Riley?

—Se quedó adentro con König y Himari — respondió pensativo, sus manos seguían trazando patrones en las piernas de Darcy mientras ella seguía leyendo — ¿Qué lees esta vez?

𝑳𝑬𝑻 𝑻𝑯𝑬 𝑳𝑰𝑮𝑯𝑻 𝑰𝑵 ➝ 𝑺𝑰𝑴𝑶𝑵 𝑮𝑯𝑶𝑺𝑻 𝑹𝑰𝑳𝑬𝒀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora