Capitulo 2: Al Fantasma le gusta la guerra.

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-Fantasmas en la habitación-

-Fantasmas en la habitación-

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UNA DE LAS POCAS COSAS que a Darcy la hacían mantenerse en calma y que disfrutaba mucho hacer era el ejercicio

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UNA DE LAS POCAS COSAS que a Darcy la hacían mantenerse en calma y que disfrutaba mucho hacer era el ejercicio. Entrenar varias veces al día, antes y después de estar en el ala de medicina en la base, era la mejor terapia para el estrés y los constantes pensamientos intrusivos que no podía controlar.

Ahí, golpeando el saco de boxeo perdía la noción del tiempo. Sobre todo cuando la cara que se imaginaba golpeando era la de Ghost. Mientras desde el fondo del frío gimnasio se escuchaba una canción Darcy golpeaba una y otra vez el saco de boxeo con tanta fuerza como fuera posible. Siempre era el mismo mecanismo. Brazo derecho, brazo izquierdo, brazo derecho, brazo izquierdo, patada derecha, retroceso, respiro, y de nuevo.

Le gustaba ir a esa hora de la tarde porque no iba nadie y después de haberle pegado en las bolas a Ghost resultaba muy alentador descargar el resto de la rabia en el pobre saco de boxeo.

Ella escuchó que se abrió la puerta del gimnasio pero siguió con el patrón de golpes una y otra vez.

—Ey Dar — ella alzó la mirada hacia la puerta, deteniendo sus movimientos de manera lenta. Soap estaba vestido de civil, Alejandro entró con ese caminar pausado y varonil y se acercó a ella agarrando el saco de boxeo —.

—Tienes un gancho fuerte ¿Eh? — Alejandro dejó el sacó y comenzó a hacer movimientos de boxeo despacio, Darcy se cruzó de brazos sonriendo de lado.

—¿Qué les pasó? — ella quiso saber dirigiendo su mirada hacia su amigo.

—Vamos al bar ¿Quieres ir con nosotros? — Soap la alentó. Ella se miró los pies, estaba sudada y tenía que darse una ducha, su atención en la enfermería podía esperar. Laswell no se enojaría —.

—Yo... — su voz quedó suspendida en el aire cuando Ghost apareció con calma y se quedó a un lado de Soap mirándola. Estaba igual que antes, los Jeans medios rotos y la sudadera negra y por su puesto, el pasamontañas que solo dejaba al aire sus penetrantes ojos. Darcy exhaló y negó sintiendo como el animo se le dispersaba del cuerpo al verlo — no gracias. Debo volver a la enfermería.

𝑳𝑬𝑻 𝑻𝑯𝑬 𝑳𝑰𝑮𝑯𝑻 𝑰𝑵 ➝ 𝑺𝑰𝑴𝑶𝑵 𝑮𝑯𝑶𝑺𝑻 𝑹𝑰𝑳𝑬𝒀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora