Lee Minho
La oficina era un lío de papeles, sentía me cabeza explotar debido al dolor y todo el estrés que tenía, no se quien diablos me dijo que comenzar una empresa de entrenamiento era una buena idea.
Jackson me miraba burlón desde la puerta sosteniendo dos cafés y una pequeña caja de donas.
—Por favor dime que trajiste de chispitas de colores —Dije suplicante haciendo que él soltara
una gran carcajada dejando frente a mi las donas y un café.—Sabes que si, Lee —Abrí la caja y tome una de las donas disfrutando su sabor al máximo—. Ve a descansar Minho, Namjoon y yo nos encargaremos de esto.
—¿Estás seguro? es mucho papeleo —Él me levante de la silla y me entrega mis donas y mi café para luego arrástrame hasta la salida de mi oficina.
—Llevas tres días sin dormir ¿no te da pena verte así de mal? —Rodé los ojos y le di un leve empujón, si supiera que no solo eran tres días.
—Bueno, me llamas cualquier cosa —Él asintió y me dio un abrazo de despedida, salí de aquel edificio y me encamine hasta una pequeña cafetería que estaba cerca del lugar para poder comer en paz.
El lugar era muy tranquilo y acogedor, las veces que no estaba en la empresa estaba aquí así que ya era un rostro conocido entre los trabajadores. Fui a una de las mesas que da a la ventada para tener una mejor vista a la hora del atardecer, el atardecer que tanto me recuerda a él.
Unas cuantas horas después estaba saliendo de aquella cafetería pero una dulce voz llamo mi atención, busque desesperado él dueño de aquella voz y lo vi, lo vi sentado en un pequeño banquillo hablando por teléfono.
Me quede observándolo unos minutos para después seguir mi camino hasta mi departamento sintiendo como mi corazón se apretaba al recordar la sonrisa en sus labios hace unos minutos atrás, esa hermosa sonrisa que por un tiempo apagué y eso tal vez nunca me lo perdone.
Desde pequeño fui criado de la peor forma posible, hijos de padres alcohólicos y drogadictos, quienes cada que se quedaban sin un centavo para comprar sus porquerías vendían mi cuerpo. Mi padre, quien llego a abusar de mi más de una vez para luego pegarme hasta que se aburriera y mi madre, quien me hecha la culpa de a ver arruinado su vida por haber nacido, como si tuviera la culpa de que ella no se halla protegido.
Los días en que me encerraron y me dejaban sin comer y las noches donde se desquitaban conmigo seguían atormentándome. Relaciones abusivas peores que las anteriores donde todas me hacían creer que me merecía aquel trato no tenían fin, hasta que todo ese infierno me llevó a desquitarme con Jeongin de alguna forma u otra, y no trato de justificarme, estoy siendo sincero.
Jeongin fue un ángel conmigo, me escuchó, me consoló, me hizo reír y me hizo sentir que no estaba nada mal conmigo aunque que él no lo supiera, sin embargo yo le pague de la peor forma, apague su brillo, le rompí el corazón y lo rompí a él.
Por culpa de mi estupidez no solo lo perdí a él, si no que también perdí a mis mejores amigos, las personas más importantes en mi vida, me quede solo.
—¡Lee Minho! —Escuche como alguien gritaba mi nombre así que me giré encontrándome con un jeongin agitado por haber corrido.
—Yang Jeongin —Dije con una sonrisa, él se acercó a mi con una gran sonrisa.
—Hola, Lee —Sus hermosos hoyuelos se marcaban haciendo que su rostro se viera más aniñado a pesar que ya habían pasado 5 años desde la última vez que lo vi—. ¿Cómo haz estado? escuche que cumpliste tu sueño de tener tu propia empresa de entrenamiento.
—Pues, sobreviviendo a este mundo, es muy agotador —Dije en un suspiro—. ¿Cómo estás tú, Yang? —Él sonrió feliz mostrándome su dedo anular donde reposaba un hermoso anillo plateado con un diamante en forma de corazón.
—Me voy a casar —Dijo contento, le sonreí a pesar que sentí mi corazón romperse, jeongin merecía ser feliz aunque sea con otra persona que no sea yo.
—Muchas felicidades, pequeño —El saco un sobre de su bolsillo trasero donde decía mi nombre en grande ganándose mi mirada confusa.
—Es tu invitación, para mi boda, debes ir —Sus ojos brillaban tanto que me dolía, me dolía no ser quien provocaba ese brillo en él.
—¿Estás seguro? —Él asintió eufóricamente.
—Nos vemos Lee, espero que si puedas ir —Dijo despidiéndose con la mano, imite su acción viendo cómo se marchaba y de perdía en medio de la multitud de gente.
Retome mi camino a casa ahora con un nudo en la garganta y mi aguados, mire el sobre en mis manos y quise largarme a llorar como un niño pequeño, pero sin embargo, sonreí, Yang Jeongin merecía ser feliz.
Fin.
Buaaa, al principio no sabía cómo darle fin a esto y se me complicó mucho narrar desde la perspectiva de Minho, por eso no publique el final antes.
¿Qué tal les pareció el final? o la historia en general. En fin, muchas gracias por el apoyo en especial a Aishe_83194 <3
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Seventeen; Minjeong
FanfictionCuando tenía 17 conocí el amor, pero no de la mejor manera.