II

497 57 2
                                    


cuatro años después...

La luz del alba bañaba como rocío caliente un nuevo día, los barcos navegantes inundaban la bahía, los soldados marchaban alerta todo el tiempo y el alboroto de las personas se podía escuchar claro y fuerte desde ese balcón donde una joven princesa aguardaba.

Desde el día del atentado, al cual le dieron el nombre de: La Noche Pirata, la seguridad en el reino aumento los muros del castillo crecieron y nadie entraba al palacio sin ser revisado antes, grandes torres de vigilancia fueron construidas para mantener el dominio de cualquier amenaza, ningún miembro de la familia real podía salir sin mínimo cinco guardias.

Para Enid los días parecieron correr más rápido de lo que pudo imaginar, pronto había olvidado la mitad de lo que paso esa noche, pero algo no podía olvidar por completo, un nombre, unos labios, unas manos, unos ojos negros. Era un recuerdo confuso al que aún se aferraba.

-Aquí estás, ya es hora niña y tú sigues aquí. Tu prometido aguarda-Enid miró a su madre tratando de controlar la mueca disgustada que amenazaba con salir

-Ahora mismo voy, madre.

-Nada de eso, vamos-soltó un suspiro antes de alizar sus manos en su vestido y avanzar al encuentro tan "deseado" de su prometido.

Cuatro años habían pasado desde que su corazón se perdió con esa persona, al caminar por los pasillos los grandes ventanales daban una vista maravillosa de la bahía, Enid no pudo evitar que su vista se anclara a esa imagen con el consuelo que sentía al saber que alguien muy importante para ella había amado tanto el océano que ahora lo sentía parte de ella también, se detuvo al ver a su padre aguardando por ella tras esas puertas que daban entrada al comedor real.

-Hija mía.

-Padre, buen día-el rey le sonrió ocultado lo cansado de sus facciones

-¿Estas lista?

-Nunca lo estaré-soltó un suspiro cansado-No me quiero casar sin amor, padre.

-¡Enid!-El hombre vio sobre el hombre de su hija a la mujer molesta para después ver el rostro de su hija.

-Esther ¿podrías dejarnos un momento?-a regañadientes la mujer se marchó no sin antes lanzarle a su hija una mirada asesina-¿Qué pasa pequeña? ¿Acaso el príncipe Ajax te ha hecho algo para cambiar de opinión?

-No, es solo que...-bajo la mirada apretando los labios-No lo amo padre, pensé que podría amarlo en el tiempo del cortejo, pero no fue así.

-Entonces ¿Por qué aceptaste su propuesta?-Murray tomó la barbilla de su hija levantando su rostro y obligándola a mirarlo a los ojos

-...-

-Enid-presionó al no recibir respuesta-¿Acaso tuvo algo que ver tu madre?

-...-

-Esta bien, si no me quieres decir no me digas, por ahora tomen su día.

Enid asintió tomando el brazo de su padre, ella no podía controlar sus sentimientos en el fondo quería gritar, sacar todo lo que llevaba callando desde que su madre entró a su habitación para anunciar que era hora de buscar un esposo. Quería llorar, pues solo recordaba la promesa de Merlina y el cómo ya no podría cumplirla; huir con ella, quizás cuando eran niñas eso sonaba muy descabellado y estaba segura que no se haría verdad, pero ahora, solo lo quería más que nada. Estaba a días de casarse con un hombre que no amaba solo porque su madre dijo que era bueno para ella y que tenía un reino lo suficientemente digno para unirse a los Sinclair, las tropas y armamento de los Petropulos era lo que ellos necesitaban.

Aguas Dulces (Wenclair G!p)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora