VI

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Enid buscaba consuelo entre todo el caos que se formaba en sus pensamientos, no lo podía creer y no lo haría, quizás sí, pero por el momento no pasaría. Primero le dicen que Merlina vive y eso despierta su corazón adolorido por la pérdida de su amiga, para después convencerla de que es la culpable de atacar al rey, su no tan inocencia se empeora con su escape. Ahora para rematar no solo tiene condena de muerte por ser una pirata, sino que por intento de homicidio ante el rey y fuga, podría esto mejorar de alguna forma.

-Querida-Ajax colocó el abrigo sobre sus hombros

-Gracias-trato de regalaré una sonrisa

-La encontraremos.

La reina fue clara con sus órdenes, la quería viva o muerta, Homero trató de abogar por su hija así como lo hizo Lincoln, pero era inevitable, Merlina iría a la horca.

-Es mejor que vaya a descansar.

-Te acompaño.

-Descuida, estaré bien-el joven príncipe asintió y la vio marcharse

Ella quería respuestas, las quería lo antes posible.

Aun sin poder dormir se acercó hasta el balcón siendo bañada con la luz que la luna ofrecía y el susurro del viento en su rostro, alguien le había hecho amar las noches, apreciar la belleza de la luna y el canto silencioso del viento; alguien le enseñó el valor de perseguir sus sueños así su voz no se hiciera notar: si nadie más lo puede escuchar, grita, provocaras un tsunami.

-No es seguro estar afuera, al parecer buscan a alguien peligroso.

Su cuerpo se estremeció levantando cada bello de él, cerró los ojos no deseando voltear para deducir quien era su acompañante.

-Vienes a matarme a mi también-se sorprendió ante el valor que encontró en sus palabras

-¿Matarte? eso suena ridículo-Enid no lo vio, pero la Addams tenía el ceño fruncido y parecía dolida por sus palabras-Enid

-¿Por qué ahora Merlina?-le dio el frente y ese fue su gran error, Merlina ya no era la misma que había conocido y no lo volvería hacer, esa niña con la que solía jugar había quedado atrás, ahora era una mujer forjada por el carácter del mar, solo que eso no se noto en sus ojos, Merlina tenía la misma mirada que poseía al ver a Enid, a su Enid.

-Te hice una promesa-quizás Merlina era temida en el mar, su nombre causaba escalofríos entre los piratas y eso a ella le encantaba, causar miedo. Solo que en ese momento mirando a los ojos de la mujer que tanto ha añorado ella fue la que sintió miedo.-Vengo a cumplirla.

-No recuerdo ninguna promesa-ella lo recordaba y eso causó que su corazón latiera como loco-Ahora dime a qué has venido, ¿por que intentaste matar a mi padre?

-¿Qué? ¿De qué hablas?-la princesa dio dos pasos invadiendo más el espacio de la chica

-Alguien a intentado matar a mi padre envenenándolo con una especie de hechizo, todo apunta a que has sido tú-ella estaba molesta y Merlina lo noto

-Enid, yo sería incapaz de atentar contra tu padre. Murray fue a verme en mi encierro, él ya lucía mal; quien fuera ya lo estaba envenenando desde hace tiempo, yo soy inocente.

-¡Demuéstralo!-exclamó vencida por las emociones-demuéstralo Merlina, porque ahora... no te puedo creer, eres una pirata.

-Tienes que creerme, princesa...-su cuerpo se volvió a estremecer, Merlina era la única que le llamaba de esa forma y no por burla o respeto a su título en la realeza, la mayor de los Addams la llamaba así por cariño-jamás te lastimaría de esa forma, se el amor que le tienes a tu padre lo importante que es para ti.

Aguas Dulces (Wenclair G!p)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora