Quédate así... Para siempre

35 0 1
                                    

Narra; Leon

Salí de aquella casa con mucho sigilo, habían unos cuantos caníbales, pero estaban muy lejos como para verme.

No recordaba bien el camino, solo seguí los letreros que decían 'mall norte'

Y bueno...

Me equivoqué de mall.

Llegué a uno que era un poco más pequeño que el anterior, pero este estaba abierto, osea nada tapaba su entrada.

'Buscare algo útil antes de volver, tal vez en ese mall donde están ellas no hay nada.' Al entrar, era todo un desastre, precia que había pasado una guerra allí.

Suspire pesadamente y me adentre mas. Llegué a una pequeña tienda de medicinas, sonreí bajo y comencé a sacar vendas, desinfectantes, vitaminas, Etc.

Estaba feliz, ya que no volveré allí con las manos vacías. Mi mente volvió a pensar en Renata, en cómo estará...

Pero mis pensamientos fueron detenidos al escuchar un gruñido.

Voltee rápidamente, y ví a un canibal frente a mi. Chasquee la lengua, pues el canibal aún no se daba cuenta de mi presencia.

La farmacia era pequeña, no podía salir corriendo, solo retrodeci unos pasos.

Pero, tropece con frasco y caí al suelo.

Mis piernas comenzaron a temblar, mi cabeza daba vueltas y mi respiración era entrecortada.

Tenia miedo.

Esa cosa se acercó a mi con una velocidad sorprendente, mis párpados se agrandarony esa cosa ya estaba arriba mío forcejeando.

¡No otra vez! ¡Mierda!

Estube unos segundos forcejeando con ese asqueroso ser, hasta que pude patearlo y alejarlo de mi, dándome el tiempo suficiente como para levantarme. Atrás mío había una puerta, no lo pensé ni dos veces y entre en ella. Cerré fuertemente, jadeando.

Mi respiración era pesada, mis ojos estaban muy abiertos y mis pulmones se apretaban en si.

-¿¡Q-quien eres tú!?- Dijo una voz, que se notaba que era de una niña.

Voltee rápidamente, y Vi a una niña de aproximadamente 8 años, su cabello dorado y ojos azules.

-¿Hola? Tranquila, tranquila, mi nombre es Leon Kennedy, y soy oficial... Mira- Hable en el tono más amable posible, señalando mi placa.

Ella pareció cálmase, aún que solo un poco.

-Y-yo... Soy Sherry- Contesto la tierna niña, temblando un poco.

-De acuerdo, Sherry. ¿Hace cuánto estás aquí?- Pregunté, siempre mi tono de voz muy gentil.

-Mmh... Un día- Respondió ella, como si fuera normal.

-¿Tus padres te dejaron aquí?- Nuevamente pregunté, mirándola a los ojos.

Ella asintió, por lo cual se me apretó el pecho ya que lo más probable es que ellos hayan muerto.

-Bien, mira... Sherry, tu vendrás conmigo ¿si? Yo te cuidare con mi vida- Dije sonriendo.

Ella parecía confundida.

-Pero... Me conoces hace unos minutos, ¿por qué dices eso?- Agrego Sherry, con una voz muy inocente.

-Pues, por qué soy oficial, ese es mi trabajo... Cuidar a las personas y eso voy a hacer contigo ¿si? Te repito, te cuidare con mi vida- Dije con mucha confianza.

Entre La Tierra Y El Infierno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora