O4 | "háblame" | one-shot

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John sabía que algo iba mal cuando Simon se encerraba en su habitación por horas.

Al principio había pensado que estaba durmiendo, ocupado o que simplemente necesitaba un poco de privacidad... Pero con el paso del tiempo se dio cuenta que era una manera de encerrarse a él mismo con sus pensamientos negativos.

Al escocés nunca le gustó dejar a su pareja sola cuando se encontraba en ese estado, y es por mismo que estaba frente a su puerta, decidiendo si irse o no.

Ese mismo día había recibido un gran reproche por parte de su teniente, algo que era muy poco usual ya que las bromas de MacTavish nunca habían sacado una reacción de furia de él... hasta ese mismo día en la mañana. Le gritó y por lo menos unos cuantos soldados que se encontraban haciendo sus actividades matutinas giraron su cabeza hacia la escena.

No había sido la intención de Ghost: su mente mezclada con su estado de ánimo había formulado una respuesta más rápido que su corazón.

Sus ojos y cejas se arrugaron por debajo de su máscara en una expresión de puro arrepentimiento. El orgullo lo sobrellevó y no se atrevió a disculparse en el momento, más bien, se cruzó de brazos en un intento de verse más intimidante.

Johnny bajó la cabeza como un cachorro con la cola entre las patas luego de que su rostro hubiese sido adornado con una dolorida sorpresa. Se disculpó en voz baja y procedió a marcharse del lugar.

Según Gaz, luego de aquello, Riley no volvió a poner un pie fuera de sus aposentos.

— 《¿Querrá verme?》 — se cuestionó en sus pensamientos, su pierna inquietamente moviéndose de un lado a otro. — 《Mierda, ¿siquiera le gusta el chocolate?》 — dirige su vista a la caja negra que sostiene entre sus manos, las palabras "bombones sabor bourbon" destacando en dorado.

Inhala y exhala con pesadez, elevando una de sus manos a la par que los nervios se le ponen de punta. Le da tres suaves golpes a la puerta con sus nudillos.

Se encoge levemente de hombros a la espera de una respuesta tanto física como verbal, pero nada ocurre. Pensando que no fue escuchado, el soldado da otros tres golpes igual de suaves.

— ¿Simon? — habla lo suficientemente alto para ser escuchado. — Soy So-... — se interrumpe a mitad de su aclaración, recordando que con el contrario ya no utilizaba aquel apodo, a menos no cuando estaban a solas. — Soy Johnny.

Clavó la vista en el suelo nerviosamente, pero para su buena suerte, apenas terminó de hablar la puerta fue abierta. Simon lo miró de arriba a abajo, penetrándolo con sus ojos marrones, algunas de sus hebras rubias saliendose de la máscara la cual no se había quitado a pesar de estar en su habitación.

— ¿Puedo pasar? — las mejillas se le tiñeron de un leve rojo cuando comenzó a sentir vergüenza de estar tan quieto mientras sotenía una amorosa caja. — 《Debo verme ridículo.》 — pensó, dando su mayor esfuerzo para reír en sus adentros y no por afuera.

Sin decir nada, el teniente se dio vuelta pero dejó la puerta abierta en muestra de una silenciosa afirmación. El sargento suspiró en alivio, no dudando en entrar y cerrar la puerta tras suya, a la par que su novio se sentaba al borde de su cama, se sacaba su máscara y se ponía la cabeza entre las manos.

MacTavish camina hacia delante de él, poniéndose de cuclillas con el objetivo de ver su rostro.

— Hey, mira lo que te traje. — las palabras salieron cariñosamente de sus labios, mostrándole la caja de bombones. — Tienen bourbon, como a cualquier chico bueno le gustaría. — le guiñó un ojo con aquella sonrisa que tanto le caracterizaba.

Esperó sacar una expresión positiva de su parte, pero sólo recibió un par de orbes cafés mirándolo con lástima.

Debe querer una disculpa》, fue lo primero que pensó el gaélico. Se reprochó a sí mismo con cierta culpa floreciendo en su pecho, dejando el regalo al lado de Ghost en la cama y posicionando sus manos en las rodillas ajenas.

— Perdón por lo de esta mañana, no pensé que te molestaría. — le proporciona caricias con los movimientos circulares de sus pulgares. — Somos adultos, Simon. Nos conocemos desde hace mucho, seguramente más de lo que pensamos... ¿Puedes decirme qué fue lo que te molestó, por favor?

— No es tu culpa. — como si fuera un milagro, finalmente su acento británico es escuchado. Parece arrepentirse casi al instante, pues aprieta los labios y se aparta un poco. — No tienes que disculparte. No me molestó nada.

— ¿Entonces? — inclina la cabeza hacia un lado en busca de explicaciones. — ¿Qué fueron esos... gritos?

— Estaba frustrado. — desvía la mirada, pero sabe que es algo que Johnny odia que haga, y vuelve a mirarlo. — No quise gritarte. — tan cortante como siempre, no parece tener intenciones de indagar más a fondo en lo ocurrido.

— Pero lo hiciste. — remarca con un poco de dureza, sin ir más allá. — Y dolió, Simon. No quiero mentirte. — una de sus manos sube a su mejilla, acariciando con sus yemas la barba de tan sólo hace unos días. — Sé que fue mi culpa pero... no me gustó que hayas tenido que reaccionar así.

— No fue tu culpa. — se apresura a decir, tensando los músculos involuntariamente. — Mierda, Johnny, ¿te grité sin razón alguna y aún así dices que la culpa es tuya? — suspira, el aire que sale cargado de frustración. — Tú deberías de ser el que está encerrado en su habitación sin querer hablarme, no yo. Yo debería ser... el que te pide disculpas a ti.

— Pero-... — es interrumpido por Simon, quien no ha terminado de hablar.

— Y sin embargo vienes a mi habitación, con esa jodida expresión preocupada, con ese maldito regalo cursi y con ese tono tan... comprensible, aunque te haya hecho pasar por situaciones parecidas miles de veces en las cuales nunca tuve el valor de hablarte primero. — aleja su rostro del contacto de su pareja, pero esta vuelve a colocar su mano donde estaba. — Cada vez que haces mierdas así me destruyes, Johnny.

El hombre con mohicano queda sin palabras, tal vez guardándose un par de lágrimas atorados por la conjugación de destruir siendo entonada por las cuerdas vocales británicas. Mueve los labios pero nada logra salir de ellos.
Necesitaba bajar la vista unos segundos para reconstruir todo en su interior, y Ghost está dispuesto a dárselos.

Finalmente, alza la cabeza para mirarlo y le habla.

— Si te arrepientes de todas aquellas veces en las cuales no me hablaste primero... — mueve la caja hacia un lado, sin importarle que los bombones lentamente se estuviesen derritiendo. Prefería que los bombones se encontrasen en esa situación que sus corazones. — Entonces hazlo ahora.

Soap le sonríe un poco. Ghost es débil, no puede resistirse a la dulzura de su expresión y la imita en menor medida.
Johnny tantea el espacio entre ellos en busca de su mano, encontrándola y dándole un pequeño apretón reconfortante para luego entrelazar sus dedos.

— Háblame, amor.

GHOSTSOAP : one-shots, drabbles & headcanonsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora