Duxo se adentra a lo oscuro de su mente y sus sentimientos, no quiere aceptar que Aquino a desaparecido, se la pasa buscándolo por todos lados de aquella solitaria dimensión que había caído junto a su compañero y mejor amigo.
Pero... al final ideá u...
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Una mañana más, estoy en mi casa. No quiero salir de ella y lo que quiero es andar acostado mirando el techo sin razón alguna. No se que hacer, se siente tan vacío el lugar sin tu presencia. Tan vacío que siento hambre aunque coma, pero aún así, es como si aquello no me llenase por completo.
—Zeuuuus... no molestes ahora, quiero estar solo.
Dije cuando vi a mi dragón asomarse por el patio del lugar, gruñendo y bufando para que lo viera o abriera la puerta y él se asomara a la sala a seguir bufando. Pensaba que podía ser que quería pasear o hacer algo por ese estilo, (usualmente lo hacía) era como mi mascota pero igual un gran amigo. Pero, como dije: no tenía ganas de hacer algo en ese momento.
—Zeus en verdad no tengo ganas de sa... lir...
Levanté la vista como si mis ojos se hubieran encontrado con un brillo que resaltaba tal cual cuando veías oro o diamante, sorprendido parpadee un par de veces, cuando ya había divisado que mi dragón tenía algo que yo muy bien conocía.
—...¿De donde lo sacaste Zeus?
Me levanté hacia él. En mis manos estaba una capa que le había regalado a Aquino en una de nuestras aventuras, era por una aldea que por el recorrido había encontrado una capa llamativa en uno de los cofres del lugar, y que sin duda, se la había regalado para que usara. Pero este solo la había guardado diciendo que la utilizaría como sábana o cobija en algunas situaciones, pues según tu: "No quiero que se ensucie o se dañe, se ve muy bonito como para que me la ponga y se rasgue en una de nuestras aventuras".
Así que con eso, casi nunca se la pude ver puesta en sus hombros. Solo en la noche, cuando teníamos frío; en una cueva o en un lugar lejano a nuestra montaña, él se la ponía para compartirla conmigo y dormir juntos y agusto en el piso frío de alguna cueva o en algún lugar seguro para pasar las noches frías.
Pero... ¿Dónde se supone que estaba? ¿Significaba que estaba vivo? O... muerto?... Pero si seguía vivo ¿Por qué nunca lo vi regresar...?
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Un nudo en mi garganta se formo, y como pude, solo aprete aquella capa entre mi mano, aguantando las lágrimas y los pensamientos que inundaban mi cabeza en aquella sala que solo era iluminada por una luz tenue de una fogata con una llama celeste.
No sabía que pensar en ese instante.
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Sin comentarios, hasta la próxima actualización. bye, bye!~
