Capítulo 7

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Han pasado dos días desde que he llegado pero tengo un permiso para faltar a clase así que, en vez de ir allí suelo dividir la mañana entre perderme en el mini bosque que hay allí dentro e ir a hacerle numerosas visitas al psicólogo. Están tratando de adivinar si todo esto de ser violada y de que me traten de violar me va a dejar alguna secuela. Yo, por otro lado, no necesito adivinar nada. ¿Cómo no me va a dejar secuelas? Desde que mi profesor trató de violarme, cada vez que me voy a quedar dormida, siento como si volviera a mí en ese momento, en el momento en el que todo comenzó. No con mi profesor sino, con los tres chicos esos. Cada vez veo a uno diferente. No puedo dormir, me estoy volviendo loca. Más bien, estoy perdiendo la cordura que aún tenía.

Aquella noche, cuando decidí matar a Martin en vez de perdonarle, esa misma noche aposté todo. Mi corazón, mi alma, mi cordura. Y perdí. Perdí mi dignidad porque ellos me la robaron. Perdí la confianza en mí misma y en ellos, ahora ni siquiera puedo huir de alguien que venga con malas intenciones, me quedo bloqueada y es una tortura. Perdí mi alma que se volvió completamente negra, como el océano cuando la noche lo tiñe de negro, tan puro y tan oscuro. Perdí mi cordura al ser enviada a un sitio de locos, nunca fui demasiado normal pero, tampoco estuve nunca tan al borde, siempre tenía todo bajo control y ahora todo me sobrepasa, nada es suficiente. Perdí mi corazón y con él, mi capacidad de amar. Parezco no más que un robot de carne y hueso. Pero no espero que nadie lo entienda. No espero que nadie sepa lo que se siente al sentir que tu cuerpo está muerto pero tú estás viva y controlándolo, no espero que entiendan lo que es ser una marioneta del destino que no es capaz ni de hacer dos cosas seguidas sin miedo a que alguien se acerque. Ni siquiera he podido hablar con Brooke o Bryanna, es más, las llevo evitando todo el tiempo. No quiero hablar con nadie, no quiero que me vean llorar, vulnerable. Siempre fui tan fuerte que ahora todo parece un sin sentido, un laberinto en el que me he pedido. Un dolor que me ha absorbido.

- Bianca, Bianca... ¿Estás bien? - la aguda voz de la psicóloga del centro que ha decidido atenderme me saca de mis más profundos pensamientos.

- No me siento capaz de hablar hoy.

Llevo diciéndole eso unas diez veces por día. Siempre sigo el mismo patrón. Siento que tengo que hablar con alguien mientras estoy atravesando el oscuro y frío bosque. Entonces me giro y camino a paso lento tratando de ordenar mis ideas hasta que llego al despacho del psicólogo que me atienda, en este caso la única que quiso ayudarme fue Vanessa. Una vez sentada allí, mi cuerpo entra en una fase en la que revivo todo lo que me ha pasado, donde me compadezco de mi misma y, no vuelvo en sí hasta que Vanessa me saca de mis pensamientos porque comienza a ver la angustia reflejada en mi rostro y lágrimas en mis ojos. Entonces, es justo en ese momento cuando me pregunta cómo me siento, que pierdo las ganas de hablar. En realidad no es que las pierda sino que, desaparecen las palabras que describían con anterioridad a la perfección aquello que me pasaba. Se esfumaban. Morían antes de ser dichas.

Todo suena tan poético que parece bonito. Si lo estuviera leyendo en una historia posiblemente estaría atenta al libro, sacando millones de teorías acerca de cada una de las frases y viviéndolo como si de mí se tratase pero, sin hacerme realmente una idea de cómo se sentiría. Pero eso no está pasando. Ahora mismo soy yo la que ha abierto las puertas a su infierno y, parece tener prisa en vivir en él. Ahora soy yo a la que le toca sufrir y reflexionar. Día tras día y noche tras noche.

- Bianca, un momento - dice Vanessa antes de que salga por la puerta -, deberías hablar con alguien. No es recomendable que dejes que cualquiera que sea la cosa que te pase, te corroa. Si dejas que eso ocurra, no quedará más que un mero recuerdo de quién eras - su voz sale seria y firme pero no sé si estoy preparada para hablar con nadie, aún no -. No dejes que explote - dice finalmente y junto con esas palabras me retiro.

En la sesión anterior me dijo que me vendría bien dormir, que ella me hubiese recetado algo para ayudarme, dice que tras los traumas no es demasiado fácil dormir. Conciliar el sueño es recordar una y otra vez lo vivido, el problema es que, estar despierta es la tortura de vivir con ello, obligándote a recordarlo una y otra vez. Pero claro, estoy embarazada y, cuando alguien está embarazada no puede permitirse el lujo de caer en una drogadicción porque sería terrible para el bebé.

Así que aquí estoy de vuelta. Dentro de nada todos saldrán de las aulas e irán al comedor. Supongo que no me vendría mal algún tipo de compañía aunque, para ser sincera, no tengo ni idea de si la gente me seguirá recordando.

También han dado la noticia acerca de las chicas desaparecidas, tanto a los alumnos como a los policías y, ahora son ellos los que las están buscando. Qué raro debe de ser para alguien pasar de ser el malo de la película a ser la víctima. Supongo que yo misma lo viví de otra forma.

La campana suena. Escucho como todos salen de sus lugares. El alboroto se hace presente para luego callarse. Se me hace difícil creer que ya hayan llegado hasta la cafetería así que, entro algo alterada en el edificio.

Justo en el mismo momento que abro la puerta. Un chillido femenino inunda la sala. Esa voz, ¿no es la de Bryanna? Entre la multitud me voy abriendo paso poco a poco hasta que llego donde está todo el mundo. Entonces lo veo. En la pared, para ser más claros, en la puerta de la cafetería hay sangre por todos lados, con un mensaje escrito y... un cadáver ¿alguien ha sido asesinado?

Me fijo en la persona que tiene un cuchillo clavado en su estómago y su cuello rajado con un corte limpio. Mi cuerpo se ha helado solo de verlo. No estoy acostumbrada a ver cadáveres y me hace sentir tan vulnerable, tan pequeña. Aquí todo puede pasar, no hay la suficiente seguridad. Al lado de la persona, escrito con sangre hay un claro mensaje para Bryanna: "¿Te suena? A mí sí. Bonito secreto se guardaban las putas. No te preocupes, no estarás mucho separada de ella, ahora sí. Reza porque no matemos antes a tus amigas."

Observé detenidamente esa parte de "tus amigas", ¿formaré parte de ese grupo? La mejor amiga de Bryanna es Brooke, que está al lado de ella. Tratando de consolarla pero, se puede ver el miedo en su rostro perfectamente señalizado, también parece buscar a alguien entre la multitud. Se detiene en mí, no, no es a mí a la que mira ya que, sus ojos están más para arriba y su cara ha perdido completamente al ver a aquella persona. Supongo que me toca girarme y ver quién es pero, no puedo evitar sentir miedo. Aun así, ese atisbo de valentía que aflora en mi cuerpo cuando menos quiero que aparezca hace que me gire para encontrarme, justo de cara, con dos chicos. Ambos son altos y bastante blancos pero, uno es rubio de ojos negros como la oscuridad y el otro, tiene el pelo oscuro y rizado con los ojos marrones claros. Pero eso no es lo que más me asusta de ellos, pese a que supongo que son los amigos de Kilian, no me asusta su forma física sino, su sonrisa y sus ojos perfectamente mirando a aquella chica.

El rubio, se percató de que los estaba mirando con mi cara, que ya es blanca de por sí, aún más. Eso le hizo ampliar su sonrisa y, como si me hubiese estado leyendo la mente, se inclina hacia mí para susurrarme al oído: "Reza porque esos niños que esperas no desaparezcan porque en el momento que ellos ya no estén, tú no estarás tampoco."

Noto cada uno de mis vellos ponerse de punta y no puedo evitar dar un paso para atrás. No puede ser verdad, esto no me puede estar pasando a mí.

SCREAMINGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora