Llevo una hora esperando en la puerta del despacho de Adam. Se suponía que debía estar en clase pero, en la primera hora, después de presentarme, digamos que tuve ciertos problemas con el baboso del profesor y el muy cabrón me mandó para acá por comportamiento indecente cuando, justamente era él quien no paraba de mirarme como un gordo mira una hamburguesa con queso y beicon perfectamente grasienta. Suena asqueroso, me he sentido como algo jodidamente insano por un rato.
Desde aquí fuera, puedo escuchar perfectamente como Adam grita a alguien, ya estaban así cuando llegué, ojalá pueda estar menos tiempo que quién sea que esté ahí dentro. La voz de Adam, es tremendamente irritante y aguda, y cuando chilla se le pone una extrema voz de pito que nadie sería capaz de aguantar por más de tres minutos.
La puerta al fin se abre. Por ella sale el mismo chico rubio de esta mañana que me mira con asco.
- Kilian no te he dado permiso para irte – dijo Adam saliendo por el marco de la puerta, sonaba tremendamente exasperado.
- ¡Cómame los cojones!
Adam le da un puñetazo a la puerta para, después centrar sus ojos en mí.
- ¿Tanto te costaba no causar problemas en tu primer día?
- No es mi culpa que contratéis babosos en vez de buenos educadores.
Noto la fulminante mirada de Adam puesta sobre mí. No creo que me espere nada bueno pero, mi sinceridad siempre sale a la luz, y mi sinceridad es exactamente la misma que pueden tener las arpías, puro veneno. Pero no deja de ser la verdad a fin de cuentas.
- Es normal que ahora mismo pienses así, ya te lo he dicho – dice tratando de sonar como el que entiende la situación y está tranquilo – pero, no todo lo que crees ahora mismo, es real. Seguramente sólo ha sido tu imaginación así que, esta tarde, a la hora de comer, quiero que vayas a hablar con el profesor y le pidas disculpas.
Alzo una de mis cejas perfectamente depiladas. Está bastante más loco que yo si piensa que me voy a meter en la clase sola con ese profesor. A ver, no me malentendáis en ningún momento. En una situación y sitio normal, quizás me hubiese encantado quedarme sola con él. Es un tío demasiado guapo, imaginaos. Tiene el pelo rubio ceniza y corto, es alto y atlético, su piel es extremadamente blanca, como si fuese del norte, sus ojos son azules brillantes que, normalmente, me parecerían encantadores y, tiene una sonrisa de dientes perfectos escondida tras esos gruesos labios que, mordería una y otra vez pero, ese tío puede tener una diferencia mayor de diez años y, aun así, me miraba como si me estuviera desnudando allí mismo, él sería la clase de hombre que haría lo que me hicieron a mí... Puede que esté paranoica, puede que no sea para tanto pero es lo suficiente, sé que no me equivoco y, no me quiero imaginar lo que puede pasar cuando tenga que ir a disculparme y estemos solos.
- ¿Algo más?
Él clava su mirada en mí. Tiene una sonrisa en el rostro. Claro, pedir perdón nunca es suficiente. ¿Qué gilipollez acabo de decir?
- Kilian tiene que limpiar hoy todas las aulas y tú le ayudarás. Él empezará antes que tú ya que tú tendrás que disculparte con tu profesor pero, nada más acabar os reuniréis para limpiar – dijo él mientras se sentaba tranquilamente –. Y no quiero, ni sexo en las aulas ni peleas. ¿Entendido?
Suspiro y me voy de allí. Faltan quince minutos para que dé la hora de comer y, con ella, empiece la tarde. Supongo que después de comer, buscaré a ese idiota del profesor, ni siquiera me ha dado por aprenderme su nombre y, después, tendré que ir a limpiar con ese maltratador. "No quiero peleas" remero a Adam. ¿Cómo no voy a tener peleas con ese idiota? Ni lo conozco y ya me ha amenazado. Este sitio es un tanto peor de lo que me esperaba en ciertas cosas. No voy a mentir diciendo que algunas me parecen impresionante, como ya he dicho, la idea de estar en peligro siempre me ha excitado pero, estar con capullos, eso ya va siendo otra cosa muy diferente.

ESTÁS LEYENDO
SCREAMING
Dla nastolatkówMe perdí en mi mente. No sabía dónde estaba o hacia dónde me movía. Caminaba descalza pero era incapaz de sentir el frío o el calor bajo mis pies. No entendía que estaba pasando. Hasta que, en un momento de lucidez pensé que era un sueño, para mi de...