| Capítulo 5: Temblores.

61 9 0
                                    

| Temblores.

| Temblores

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Otra vez.

Impacto la palma abierta de mi mano contra el agua del tazón frente a mí ante la orden del sujeto de capucha verde, sintiendo la molestia y el fastidio crecer dentro de mí con el paso de los segundos al seguir haciendo lo mismo. Cuando acepté que me ayudara a controlar lo que está pasándome, nunca imaginé que estaría haciendo algo tan estúpido como eso, así como tampoco imaginé que mi hermana estaría interesada en aprender a tensar la cuerda de un arco como él.

—Ayer golpeaba agua en un tazón. Y estuve golpeando agua antes de eso —le digo a Flecha, mirándolo de pie frente a su hermana.

—Debes estar mejorando mucho en eso.

—Sí, pobre del tazón para pero que me ataque —suelto con sarcasmo.

—Como le dije a tu hermana el otro día, es para fortalecer tu brazo.

—No sé si te has dado cuenta, pero la fuerza no es el problema.

—No, pero controlarla sí. Otra vez —ordena sin amabilidad alguna. Resoplo molesto e impacto mi puño contra el tazón, rompiéndolo y la mesa se sacude por la fuerza, lo que provoca que el tazón de Julie se derrame—. Y así enviaste a un tipo al hospital la semana pasada.

Inmediatamente recuerdo que tan mal dejé a ese sujeto, la imagen del parabrisas de su auto roto después de que lo arrojé contra este y las palabras del doctor acerca de que el daño provocado por los golpes fue grave se repite en mi cabeza, atormentándome sin descanso. Observo su mano, notando que no deja de temblar, y me apresura a meterlas ambas en los bolsillos de su chaqueta.

— ¿Cómo supiste eso? No es tu problema —escupo.

—Lo hiciste mi problema cuando accediste a que te ayudara —asegura, acercándose a mí—. Conocí a alguien como tú. Alguien que inyectaron con el Mirakuru. Era mi amigo. Pero transformó su mente hasta el punto en el que yo ya no lo reconocía.

— ¿Y quién era? ¿Por qué no he oído de él o del Mirakuru? —pregunto impaciente, queriendo saber más de qué me pasa. Flecha se queda callado, molestándome todavía más—. ¿Hay algo que puedas decirme de él? –pregunto, exasperado.

—Sí. Tuve que clavarle una flecha en el ojo.

Flecha no dice nada más después de eso y yo sigo golpeando el estúpido tazón de agua durante un rato más mientras él golpea un muñeco de entrenamiento con varios brazos que sobresalen de distintos ángulos.

— ¿Qué es eso? —pregunta Julie, rompiendo el silencio luego de unos minutos.

—Para que entrene —responde Flecha con simpleza, mirándome después—. Ahora tú. Hazlo lento.

Al instante siento el alivio invadirme en cuanto dejo de golpear agua, pero de pronto la molestia se vuelve a instalar en mi cuerpo cuando comienzo a golpear el muñeco. Mis puños arden y toda la adrenalina recorre mi cuerpo, eufórico.

before the thunder | arrowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora