𝐶𝑎𝑝𝑖𝑡𝑢𝑙𝑜 𝑉𝑒𝑖𝑛𝑡𝑖𝑠𝑖𝑒𝑡𝑒

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-"Joder, no pares, no..."

Wyn se rió sombríamente, sin aliento, mientras se cernía sobre mí en la oscuridad, con sus caderas golpeándome tan fuerte que tuve que apoyarme en el cabecero. "No lo haré, cariño".

-"Joder", volví a gritar con los dientes apretados, con la cabeza apoyada en la almohada mientras el placer blanco y caliente me recorría el culo, haciendo que mis pelotas se apretaran y mi polla se sacudiera contra mis abdominales.

La polla de Wyn me rozaba la próstata, haciendo que todo mi cuerpo se estremeciera y que los ojos se me pusieran en blanco.

Wyn gimió por lo bajo y subió las rodillas para poder apoyar su peso en una mano junto a mi hombro.

Con la otra me agarró la mandíbula y me acarició la boca con el pulgar frío, con delicadeza, mientras seguía metiéndome la polla en el cuerpo con rápidos y duros empujones.

Me metió el pulgar en la boca y yo chupé febrilmente, gimiendo a su alrededor, lo que hizo que Wyn volviera a gemir y diera un empujón especialmente brutal.

Gruñí, apretando y mordiendo con demasiada suavidad el pulgar de Wyn.

Pero eso sólo hizo que su polla se agitara dentro de mí mientras se detenía, escapando un oscuro sonido acalorado. "¿Quieres que sea suave, cariño?", me preguntó, su voz no era más que un ronquido bajo y sin aliento.

Inmediatamente negué con la cabeza, y el pulgar de Wyn se me escapó de la boca. "Joder, no. No pares". Retiré una mano del cabecero de la cama para alcanzar el pelo de Wyn con un puño.

Arrastré su cabeza hacia abajo y lo besé con fuerza. "No te atrevas, joder".

Sentí que Wyn sonreía contra mi boca. "¿Te gusta que te folle duro?"

Mi polla se agitó ante sus palabras y le mordí el labio inferior. "A ti también".

Wyn gruñó, las caderas volvieron a moverse. "Me gusta cogerte de cualquier manera que pueda tenerte, mi dulce humano".

Rodeé su cuello con el otro brazo y me aferré a él mientras sus caderas ganaban velocidad.

Pronto me estaba follando con tanta fuerza que ninguno de los dos podía hablar.

Apenas podía respirar, pero me negaba a dejar de besar a Wyn, nuestras lenguas se entrelazaban incluso mientras jadeábamos sin aliento contra los labios del otro.

-"Danny..." Wyn jadeó contra mi boca.

Su voz contenía ese toque de desesperación que tenía cuando estaba cerca.

El mero hecho de oírla hizo que mis pelotas se contrajeran para abrazar la base de mi polla.

Sonreí contra sus labios. "¿Quieres correrte, eh?" murmuré, sin aliento y con la misma tensión, mi polla hormigueando, rebotando con fuerza contra mis abdominales con cada uno de los brutales empujones de Wyn.

Me mordió el labio inferior. "No antes que tú". Sentí su mano fría recorrer mi pecho y mi estómago.

Jadeé cuando me apretó la polla y la acarició. "No antes de que esta gran polla te cubra de semen", Sus labios se acercaron a mi oreja.

Sσυl Σαтєя  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora