Capítulo 6: La cegadora luz de la esperanza

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Drina se encontraba en una situación desesperada. La turba amotinada la había arrastrado hasta la plaza del pueblo, donde todos los "Hijos Nakk'in" se habían arrodillado ante la figura en sotana, conocida como La voz de su gran intendencia. A pesar de su confusión y miedo, Drina no podía evitar sentir una extraña sensación de debilidad en su cuerpo al solo ver a esa figura misteriosa.

Mientras Drina luchaba por mantenerse en pie, La voz comenzó a hablar con una voz profunda y resonante. Sus palabras hablaban sobre la devoción incondicional, sobre el favor de Nakk'in, pero el tono autoritario y las miradas amenazadoras de la multitud dejaban claro que se trataba de alguna especie de juicio.

"¿Qué no hemos aprendido del amor incondicional ya?", preguntó la voz de su gran intendencia con voz firme mientras señalaba a Drina. "¿Por qué han desafiado el amor para con todos el cual nuestro Dios nos ha enseñado?"

Drina intentó responder y dejar claro que ella no sabía qué estaba pasando, pero las palabras se le atascaron en la garganta porque entre más se acercaba la voz, más débil se sentía. La multitud la miraba con desprecio y hostilidad, esperando una respuesta que ella no podía dar.

"¡Habla!", gritó La voz de su gran intendencia con impaciencia. "No tienes permitido permanecer en silencio".

Drina sabía que su vida estaba en peligro. Debía encontrar una manera de convencer a La voz de su gran intendencia y al pueblo de su inocencia, pero ¿cómo? ¿Cómo podría demostrarles que no tenía idea de lo que estaban hablando?

"Así que no quieres hablar todavía..." Juzgó la voz viéndola a los ojos "Bien, pues entonces es hora de expiar las almas de aquellos que alteraron la sagrada y feliz vida del santo pueblo de los hijos de Nakk'in" continuó diciendo mientras se daba vuelta y caminaba hacia el otro lado de la tarima. Drina comenzó a toser frenéticamente luego que la voz se distanció "¿Por qué me siento tan débil?" Murmuró mientras en un siguiente intento trató de ponerse de pie y solo terminó cayendo de rodillas. "Por favor... tráiganla con aquellas almas listas para expiar en el nombre de la misericordiosa, la amorosa y la santa voluntad de nuestro dios" Habló La voz de su gran intendencia y automáticamente las personas alrededor de Drina la tomaron y le quitaron su bolso de viaje y la llevaron a los pies de las escaleras de la tarima, donde se encontraba la voz a su gran intendencia en el centro de esta edificación con un joven el cual tomaba por su antebrazo. "He aquí un alma hijo de Nakk'in el cual no acepta nuestra amorosa ley" Exclamó la voz de su gran intendencia mientras que al joven se le notaba que le costaba demasiado mantenerse de pie siquiera al igual que Drina. "¡Ahora por favor...! ¡se tú, oh todopoderoso Nakk'in y toma misericordia al momento de examinar los motivos de esta alma!" Gritó La voz de su gran intendencia subiendo las manos al cielo y al bajarlas lentamente toma la capucha de su sotana y deja ver su rostro; era un anciano de cara muy demacrada, con poco cabello por sobre su cabeza y muchas canas a sus lados, manchas en su piel y aspecto muy desagradable... este hombre era La voz de su gran intendencia el cual termina tomando el otro antebrazo del joven con su otra mano y, sorpresivamente lo abraza. "Todos los hijos de Nakk'in como yo, no te guardamos rencor..." le susurró en la oreja al joven para luego soltarlo y la voz exclamó "¡Ahora, que Nakk'in interceda con su alma!" y el pueblo ovacionó ese acto con gritos de esperanza junto con aplausos, mientras que este joven se pone completamente pálido y empieza a toser frenéticamente encorvándose para poder toser. El joven cubría su boca con su mano como los buenos modales nos enseñan y después de un gran tosido, este se ve su mano y la ve ensangrentada y como si de papel tratase el joven cae al suelo tomando con su mano izquierda su pecho y con la otra se apoyaba al piso mientras seguía tosiendo.

Las ovaciones se intensificaban más y más mientras veían que este pobre joven empezó a sangrar por su boca y nariz sin parar hasta que se terminó ahogando con esta y, en una tarima frente a todo un pueblo, este joven perdió la vida. La voz de su gran intendencia volvió a ponerse la capucha de su sotana y se acercó al borde de la tarima y con una fuerte voz dijo "Hoy, Nuestro misericordioso Dios ha quitado de nuestro pueblo a alguien que quería hacernos daño a nosotros y a nuestras misericordiosas leyes... ¿No es digno de adorar nuestro gran Dios? Porque ¿Quién mejor que el Dios que nos unió como pueblo dándonos su marca distintiva para examinar y salvaguardarnos?". Y el pueblo volvió a ovacionar con aplausos. "Y ahora..." Dijo La voz de su gran intendencia acercándose al cadáver "Yo te envío con nuestro gran dios" Dijo mientras tocaba la frente ya fría del joven y poco a poco su cuerpo se disolvió y sólo quedó su bufanda.

El último poder OcultoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora