Reflexiones, culpa, ¿amor?

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No he hablado con doña Marcela desde la semana pasada. Hemos estado evitandonos por este tiempo. Aunque con lo poco que la vi, pude notar que está rota. Incluso Patricia está preocupada, y me ha preguntado al respecto. Lo cual es demasiado considerando el cómo nos llevamos.

Lo que me sorprende hasta cierto punto, es la indiferencia de Don Armando hacia ella. Aunque bueno, supongo que Marcela habrá querido esconder su dolor ante él. Y pues, este tampoco es muy observador que digamos.

No considere que la gente hermosa, como ella, que es preciosa, pudiera tener estos problemas. Quiero decir, toda mi vida se me ha desprestigiado por mi apariencia. Y de algún modo, siempre creí que la gente agraciada ya de por sí tenía la vida resuelta. Pero parece que no siempre es así.

No lo logro entender, cómo una mujer como ella puede dejarse pisotear por el tarado de don Armando. Que sí, es atractivo. Pero es tan poco hombre.

Aunque debo mencionar mi mea culpa, puesto que yo también contribuí en el sufrimiento de dicha mujer, al hacer caso a lo que su prometido me pedía.

Ahora, prácticamente, su empresa es mía legalmente. Y no saben cuánto me arrepiento por ello.

La devoción que tuve por don Armando por contratarme pese a todo, y el compañerismo que comenzamos teniendo, me nubló el juicio. Creo que yo también merezco algo de karma.

¿Con qué cara iré hacía Marcela y le diré todo esto? ¿Con qué valor? Si supiera lo de la empresa me odiaría, está claro. Sin embargo, ¿habrá una forma de ayudarla?

Quizás debo renunciar en el proceso. No fue ético mi actuar. Lo sé.

Y además, dicho todo lo anterior ¿qué tan moral es seguir trabajando estando enamorada de doña Marcela? Más aún sabiendo que es imposible que ella siquiera lo considere. Y con esta situación, la cosa se dificulta más.
Todo este enjambre de pensamientos acabaron cuando me dirigí al ascensor, pero una voz interrumpió mi escape.

-Beatriz. -dijo friamente- Todavía no se vaya, necesito decirle algo. -dijo doña Marcela con un rostro calmado. O eso aparentaba.

¿Qué me iba a decir? ¿Va a despedirme?

Una historia distinta (Marcetty)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora