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Ambas mujeres se encontraban solas en la empresa, eran alrededor de las 20:30 hs. El ambiente era un tanto pesado. Beatriz caminaba con cierto nerviosismo hasta la oficina de la gerente.
Cuando tomó asiento, no sabía dónde colocar sus manos. Estando un poco inquieta. Marcela, en cambio, se mostraba paciente. Como si tuviera la situación bajo control, pero por dentro tenía miedo. Ya que la cantidad de cosas que descubrió por sí sola durante la semana, la tenían desconcertada.

-Beatriz, tengo información que creo que usted no sabe. Y otra que necesito que me explique.

-¿A qué se refiere?. -preguntó súmamente confundida.

Marcela sacó papeles que dejaban en costancia que Terramoda se apropiaba de su querida Ecomoda. Betty se quedó helada. "¿Cómo los consiguió?" se preguntó.

-Antes de que me diga algo, me parece relevante decirle lo que escuché del propio presidente de Ecomoda.

-¿De qué habla?

-A que nos han estado viendo la cara de idiotas. Durante esta semana, lo que usted me dijo y enseñó, me dejó desconcertada. Por eso, decidí investigar por mi cuenta. Y en una de esas averiguaciones, escuché una conversación entre Armando y Mario que me dejó fría.

-Armando, dejemos este plan atrás. Ya se lo dije, hermano. Si Betty no tiene novio, entonces la empresa no corre peligro. ¿Qué tanto miedo tiene al respecto?

-Betty ha estado actuando extraña últimamente, ¿y si nos piensa traicionar?

-Todo el tema de las cartas, el hecho de seducirla, fue una estrategia de estos dos para intentar manipularla.

Betty se secó las lágrimas. Aunque no estaba enamorada de Armando, el intento de manipulación le rompió a un más la autoestima.

-No lo entiendo. -dijo con la voz quebrada.- Ellos sabían perfectamente que tenían mi completa lealtad, ¿para qué hacerme eso?

-Supongo que por seguridad. Pero ahora, necesito que me explique a mí, ¿qué pasó con mi empresa? -preguntó mientras se levantaba de su silla e iba caminando hacia la puerta con los brazos cruzados. Para luego dirigir su mirada a la asistente. -¿Qué le hicieron? ¿Por qué usted me hizo esto?

-Doña Marcela, realmente lo lamento. No fue con mala intensión.

-¿Ah, no? -dijo con cierta ironía.

-Todo esto lo hice por lealtad. Don Armando me contrató cuando yo había sido rechazada en muchos lados, aún con el currículum que manejaba. A nadie le importó hasta que llegué aquí. Simplemente no quise fallarle. Fue una ineptitud de mi parte, lo sé. Pero créame que de verdad no quiero quedarme con la empresa. Estoy dispuesta a hacer lo que sea para sacarla a flote. Y si eso implica un castigo hacía mí, lo asumiré.

Marcela se quedó en silencio. Estaba enojada, pero también veía cierta sinceridad en la asistente de presidencia. Y aunque quisiera, no podía odiarla. Pero se encontraba dividida.

-Doña Marcela. -se fue acercando a ella- Si... hay una forma de que usted me perdone, dígame.

-¿Quiere que la perdone? Entonces escucheme bien. Va a ayudarme a recuperar mi empresa. Y en cuanto lo haga, simplemente desaparezca. No se preocupe, Armando y Mario también merecen sus respectivos castigos. Pero usted me va a ayudar con eso también.

-Cuente con eso, Doña Marcela.

Una historia distinta (Marcetty)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora