Capítulo 7

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ROSI

El corazón de Rosi latía cada vez más rápido, ante la perspectiva de estar junto a Claree, su amiga, su alma gemela. La omega no entendía como la Beta no lo sentía, para ella siempre fue muy obvio lo mucho que su corazón gritaba por su otra mitad, incluso cuando aun no sabia que lo era.

Se alejó de Katherine después de la horrenda conversación sobre Estefano, el alfa italiano aseguraba estar enamorado de Rosi, y ella tonta y despechada por las palabras de Claree le había aceptado una salida ¡Una!, la cual salió de forma espantosa, por más que el alfa intentaba interactuar con ella Rosi simplemente no sentia lo mismo y cuando al finalizar la noche él decidió besarla de forma tan eufórica que pudo sentir hasta su lengua Rosi casi vomita, todo fue francamente perturbador. Sin embargo las personas a su alrededor no dejaban de hablar sobre la linda pareja que hacían y lo afortunada que era Rosi al tener al alfa más deseado a sus pies.

Si ellos supieran que la omega jamás habría salido con él de no ser por su breve momento de rabia.

Decidió subir a su cuarto por un momento, vio cómo su puerta estaba abierta pero dentro de todas formas, solo había una persona lo suficientemente segura en toda la casa como para hacer algo así.

-¡Claree!.-Rosi sonrió mientras la veía sentada en su escritorio.

-Princesa.-Los ojos de la beta no la veían, se encontraban puestos en la cama de la chica, donde posaba una bella foca de peluche que la manada le había regalado hace años.

-¿todo está bien?

El silencio inundó el espacio por varios minutos.

-Hay algo que quiero comprobar.-respondió por fin.

-¿si?.

Claree se levantó y avanzó hacia la puerta donde Rosi seguía parada.

-Entra.-ordenó.

La omega avanzó a su cuarto y se sentó al borde de la cama.

Una vez que la puerta se cerró el entorno empezó a volverse nuboso alrededor de Rosi, se sentía como si todo en ese momento fuera producto de su imaginación.

-Dices amarme ¿no es así? .-la beta seguía de espaldas a Rosi.

-Si.-su voz fue solo un susurro, tenía miedo ¿por que tenía miedo?, era Claree con quien estaba, ella jamás la lastimaría.

-Pero aún así no tienes problema en estar con otras personas.

-¿de que estas...?

-El alfa del internado.-La beta se giró y la observó estoicamente.

-Eso.-Rosi se levantó corriendo y avanzó hacia Claree.-No se que te dijeron pero no es ni remotamente así, el no me interesa, yo...

-No me debes explicaciones.-Claree dio un paso hacia ella.-Eres joven, hermosa, de buena familia, podrías tener a quien quisieras, solo que te gustan los retos, quizá sea una cosa de tu naturaleza caprichosa, siempre te lo hemos dado todo y ahora ver que se te niega algo debe ser frustrante.

-¡Basta! .-Rosi la interrumpió.-Se ha donde quieres llegar y estoy harta de decirte que no es así, no eres un capricho para mi, de hecho.-Bajo la mirada al suelo.-Eres mi alma gemela.

Claree exhaló bruscamente el aire, los ojos de la omega se elevaron de forma tímida solo para ser atrapado por una mirada de absoluto dolor por parte de la chica.

-No puedo creer que seas capaz de inventar algo así.

-¡No estoy inventando nada! ¡Lo he sentido desde siempre!.

-Así que según tú somos almas gemelas, aunque yo no siento absolutamente nada hacia ti más que cariño fraternal.

Sus palabras dolieron, pero la omega tenía una explicación lógica para eso.

-Hace poco nos enseñaron cómo es posible bloquear un vínculo, si la pareja no está lista o emocionalmente estable es probable que interfiera con las señales del alma.

La beta dejó escapar una risa burlona.

-¿entonces?.

Las mejillas de Rosi se encontraban escarlatas por la vergüenza.

-Entonces creo que eso es lo que está pasando, si te permites sentir, sentirme, el vínculo se haría obvio para ti.

-Bueno.-se alejó de la chica y se sentó al borde de la cama.-Pruébalo.

-¿que?

-Prueba que puedo sentir más por ti que el amor de una amiga, prueba que estoy bloqueando un vínculo que nunca ha existido en la historia lupuna, pruébalo.

Rosi tragó saliva, sus manos se hicieron puños pero sabía que debía ser valiente, si eso es lo que hacía falta, ella lo probaría; se acercó a Claree y se sentó a horcajadas encima de ella.

-Creo que.-se aclaró la garganta antes de continuar.-Creo que si me sientes, si te acercas a mi sin la barrera de la amistad entonces te darás cuenta.

Su corazón latía desbocado. Tomó una de las manos de la beta y la hizo pasar por el contorno de su cuerpo.

-Ya no soy una niña, puedes sentirlo.-hizo que su mano se apoyara en la parte baja de su seno, apenas sintiendo la protuberancia.-Y no soy solo tu amiga.-Se acercó a los labios de la beta.-nunca te he visto solo como eso.

Se arrojó encima de ella en un beso apasionado, sus labios succionaban los de Claree, su lengua atacaba su boca mientras se embriagaba con su sabor, era el cielo, sabía exacto como debía saber el cielo.

Rosi se detuvo cuando se dio cuenta de que la mano de la beta seguía justo en el lugar en el cual la había puesto y sus labios no se movían, ella le había dado acceso a su boca, pero no estaba participando. La espalda de la omega se tensó con incomodidad.

-¿lo sentiste? .-preguntó en voz baja.

Claree se levantó de la cama arrojándola a un costado.

-Lo único que obtuve fue un momento incómodo con una adolescente caliente.-se acercó a la puerta pero antes de irse se giró una vez más.-no sentí nada, porque no eres nada, no eres mi alma gemela Rosi.

La beta se fue cerrando la puerta de un portazo, Rosi pudo sentir como sus ojos se llenaban de lágrimas ante el sentimiento de absoluto dolor, nunca pensó que su amiga pudiera hacerla sentir así, peor que una abusadora, peor que una enemiga, peor que una completa desconocida. Rosi no era nada, no merecía nada.

CLAREE

La beta corrió por el bosque, una vez que llegó al claro se arrojó a él aun vestida, su cuerpo se sentía hirviendo, su sangre salía a torrentes de su mano en la cual se había clavado las uñas hasta el fondo. Se mantuvo debajo del agua unos minutos mientras su mente se despejaba hasta que sus pulmones le exigieron aire.

Dio una gran bocanada mientras se miraba la mano, la herida ya había sanado, pero su vista seguía nublada ante la energía que recorría su ser, todo en ella quería volver corriendo a la mansión para tomar a Rosi una y otra vez, devorar sus labios y hacerla suya por fin, comprobar lo que ella había dicho, que no era su amiga, que era más, que era su otra mitad.

Pero Claree sabía más, era inteligente, era una adulta, debía ser fuerte, debía mantener alejada a la omega hasta que se fueran esas ideas de la cabeza, incluso si eso le costaba la vida.  

Hojas de otoño - EN PAUSADonde viven las historias. Descúbrelo ahora