Capítulo 3

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La manada había decidido organizar una fiesta de despedida/cumpleaños para Rosi, ya tendría 15 años y había decidido aceptar la propuesta del internado, fue un camino duro y lleno de lágrimas pero todos sabían que era lo mejor.

Axel se acercó a la joven y le dio un gran abrazo.

-Esta experiencia te ayudará a crecer, estoy seguro de que regresarás siendo mucho más madura y fuerte.

Rosi asintió y apretó los brazos alrededor de su hermano con fuerza.

-Te voy a extrañar.

-No más que yo.-El alfa susurro en sus cabellos.

Había acogido a su hermana desde que era una bebé, era su adoración y la niña de sus ojos, y jamás dejaría que le pasará nada; ni siquiera en el internado, donde se había encargado de que todos supieran quién era ella y de quien era hermana.

-¿Ya viste tus obsequios de cumpleaños?

Rosi se separó de su hermano y negó con la cabeza.

-Vamos a abrirlos entonces.

La manada y algunos de los lobos de los grupos extendidos los rodeaban celebrando otro año de vida de la omega de la familia.

Le dieron todo tipo de regalos, desde joyas hasta peluches, dando a entender cómo aún no era clara esa transición a la adolescencia para algunos de los miembros. El regalo del alfa fue el más llamativo de todos, un auto nuevo con lo ultimo en tecnología integrado a su sistema; Rosi se emocionó y abrazó a su hermano eufóricamente cuando este le entregó las llaves, la chica había recibido un regalo de casi todos, menos de su mejor amiga.

Se separó del grupo sonriendo mientras seguía agradeciendo a la gente.

Caminó por los pasillos buscando a Claree y la encontró en la cocina completamente a oscuras apoyada en la barra mientras se tomaba un Martini.

-No me has dado mi regalo de cumpleaños.

Claree sonrió, mientras la veía.

-Perdona mi descuido, me entretuve con mis pensamientos.

Se acercó a la chica y extendió una pequeña caja hacia ella.

Rosi la abrió sacando un bello collar en forma de rosa, parecía estar hecho de cristal y brillaba con las pocas luces que entraban por la ventana.

-Es hermoso, gracias.

La luz de la luna hacía que el brillante cabello de Claree se viera como un halo dorado, todo en ella era hermoso pero por alguna razón, la vista del momento la hacía ver increíblemente melancólica.

-En realidad.- Rosi tomó aire mientras buscaba valentía.-Hay algo más que quiero para mi cumpleaños.

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CLAREE

Las mejillas de la omega lucían un adorable sonrojo mientras evitaba los ojos de Claree.

-Vamos princesa no es como si hubiese algo en el mundo que te fuéramos a negar ¿Que quieres?

Rosi la miró por entre sus pestañas mostrándole sus ojos más grises que nunca.

Murmuró algo en voz tan baja que ni con la audición mejorada la pudo escuchar.

-Dilo más fuerte.

Rosi la miro enojada, pero con una actitud decidida.

-Quiero un beso.

Claree se echó para atrás como si le hubieran dado un latigazo.

-¿Estuviste bebiendo acaso?

-No he tomado nada Claree, me preguntaste que quiero que me des para mi cumpleaños y te respondí, quiero que me beses.-Su rostro no mostraba ninguna expresión aun cuando sus manos estaban temblando.

La beta suspiró pasándose una mano por el rostro.

-Pídeme otra cosa, niña, sabes que eso es algo que no obtendrás de mí.

-Pero ¡Por qué! literalmente te acuestas con todo lo que se mueve, ¿pero te cuesta darme un simple beso?

Claree gruño enojada.

-No actúes como si fueras tonta Rosi, sé que crees que sientes algo por mí.

-No intentes adivinar mis sentimientos.

-Entonces no seas tan transparente princesa.

Rosi enrojeció al escuchar el apodo.

-No te lo estoy pidiendo porque me gustes.

-Aja.

-¡No es eso! es solo que todas mis compañeras ya han besado a alguien, y yo quiero saber qué se siente, es solo curiosidad, imagináte que es un experimento y ya, no es gran cosa.

Claree se rió y se acercó a la chica haciéndola retroceder contra la puerta.

-¿Claree...?.-su voz tembló y los latidos de su corazón subieron.

-¿Sí? .-La beta se acercó hasta pegar todo su cuerpo frente al de la omega, podía sentir el olor de su piel llenar sus fosas nasales, era como el paraíso, si tan solo pudiera embotellar ese aroma y llevarlo a todas partes.

-¿Qué haces?.

-Te doy tu regalo, ¿no es esto lo que querías? .-le acarició la mejilla con una de sus manos mientras la otra se colocaba detrás de su cabeza.-Cierra los ojos.-mando.

La omega hizo caso mientras su cuerpo se llenaba de expectativa, sentía las mariposas revoloteando en su estómago, corriendo de un lado a otro, sintió como el aliento de Claree se acercaba a su rostro para luego obtener una suave presión en su frente.

Rosi suspira derrotada.

-¿Un beso en la frente?¿De verdad?.

-Feliz cumpleaños princesa.

Claree salió de la cocina a toda prisa dejando a la omega sola en la oscuridad de la noche. 

Hojas de otoño - EN PAUSADonde viven las historias. Descúbrelo ahora