Sentí una sacudida y aparecí en una casa.
Estaba delante de un televisor, y la play 3 seguía a mi lado. Vi a mi derecha una mesa, y en ella había una pecera. ¡Una pecera redonda! ¡Había vuelto al mundo real! ¡Me encontraba en mi casa!
De repente una pareja de ancianos entró en la habitación.
- ¿Quién eres? - gruño el abuelo. - ¡Fuera de aquí o llamo a la policía!
- Perdón. - me disculpé, aunque sabía que ésa era mi casa. Había cambios, claro, pero reconocía un hogar en el que había vivido doce años. - ¿No es ésta la casa de David Romero Furió y Pilar Alvarado Pérez?
- ¿Qué dices? - contestó el anciano.
Su mujer le interrumpió:
- Sí, cariño. ¿No te acuerdas? - dijo. - Los antiguos propietarios de esta casa.
- Ah, sí. - de repente el hombre cambió el tono de voz a uno más suave. - Creo que deberías seguir calle abajo, chico.
Así hice. Al llegar a un espacio abierto leí un cartel que se encontraba arriba: cementerio.
Entre las rejas vi a dos hombres al lado de una lápida. Empezó a llover, pero los hombres seguían allí. Decidí acercarme hacia ellos para darles el pésame.
- Mis más sinceras condolencias. - les dije. Al mirarlos directamente a los ojos me sonaron de algo.
Se me ocurrió ver las lápidas y lo que leí me dejó de piedra.
En memoria de David Romero Furió y Pilar Alvarado Pérez
- No se encontraron sus cuerpos. - dijo uno de los hombres. Al ver mi cara de asombro preguntó - ¿Algún problema?
- Éstos eran mis padres. - dije mientras señalaba aquel sitio.
- Entonces... - dijo el otro. - ¡Tú eres Dani!
Los dos me abrazaron con fuerza. Entonces me di cuenta de ellos eran mis hermanos.
- ¡Creíamos que estabas muerto! - dijo Víctor, el mayor de los hermanos.
- Bueno, técnicamente estabas desaparecido. - replicó Raúl, el más pequeño de nosotros tres. - ¡13 años es mucho, tío!
- Espera, ¿cómo que 13 años? - pregunté yo.
- Desapareciste con doce años. - dijo Raúl. - Es una simple resta.
- ¿Cómo que...?
Entonces me miré. Era más alto. Lucía un lustroso bigote y patillas. Además llevaba la armadura esmeralda que había llevado en la batalla de Minecraft. Pero yo sólo había estado fuera alrededor de dos meses.
Les conté lo sucedido y los tres llegamos a la conclusión de que en Minecraft el tiempo pasa más lento. Exactamente en la relación de 2 meses = 13 años.
- ¿Y qué ha sido de papá y mamá? - pregunté.
- Tres días después de tu desaparición ellos también desaparecieron. - contestó Víctor.
- Entonces fuimos con nuestro tío, Joe, y nos criamos pensando en que vosotros tres habíais muerto. - terminó Raúl.
- ¿Y Penélope?
- Vive con nosotros. - contestó Víctor. - ¿La llamamos?
- No hay tiempo. - dije. - Os tengo que contar una larga historia.
Nota del autor
¿Hola, qué tal? Aquí está el primer capítulo de una aventura emocionante...
Continuación de "El Lado Oscuro de Minecraft".
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El otro lado de Minecraft
AksiDespués de dejar el destino del mundo a manos de sus compañeros, Dani ha vuelto al mundo real. Allí le esperan sus hermanos, Víctor y Raúl, que le comunican que sus padres han desaparecido. Además, Dani tiene que encontrar la forma de volver a Mine...