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     Habían pasado dos años desde que fue capturada por Alvida y su vida de prisionera no podía ser más miserable, su trabajo a parte de encargarse de la limpieza de todo en el barco era el entretenimiento, pero no era de la misma forma que en el bar con Rocco, cada que bailaba la capitana o algunos tripulantes lanzaban objetos pesados a sus pies con el objetivo de dañarla, cada que gritaba por el susto o cuando desafortunadamente era alcanzada por dichas cosas todos comenzaban a reír a carcajadas mientras ella estaba tirada sobre la cubierta, le dolía que nadie apreciara su baile como tal, la humillación era tanta que la idea de lazarse por la borda pasaba por su mente cada cuatro minutos.

     Pronto dos meses antes de la semana de su cumpleaños mientras ella jugaba con las cadenas que le colocaban cada vez que los piratas iban a asaltar, Alvida llegó al barco junto a un nuevo prisionero, un chico flacucho de cabello rosa y anteojos redondos llamado Koby. Para la chica de ojos violetas fue como un pequeño rayito de luz en ese endemoniado barco, el muchacho estaba muy asustado y Sina se encargó de brindarle su mano cada que lo necesitara, justo como había sido criada, ganándose así a su primer amigo, no una roca con el rostro pintado, esta vez era real.

     Entre los dos se contaban sus penas, se acompañaban cuando eran obligados a limpiar la sangre de las armas de la capitana, justo como aquella noche.

     Sina quitaba el agua de un maso con un trapo mientras se elevaba sobre las puntas de sus pies y daba unos pequeños giros, mientras Koby limpiaba con un cepillo de dientes el arma que había sido utilizada hace unas horas.

     —Nos conocemos hace meses y aún me impresiona tu resistencia, si yo diera una sola vuelta ya estaría vomitando el desayuno—admitió el chico admirando a su amiga bailar con sus zapatillas.

     —Solo es práctica Koby, la primera vez caí de sentón—confesó tomado asiento junto a su amigo, apoyando la cabeza en su hombro mientras ambos soltaban unas risitas.

     Pero un sonido los alarmó, se levantaron con cautela mientras caminaban lentamente hasta los barriles, con miedo observaron como uno de ellos se movía con insistencia, las manos de Sina sostenían firmes el brazo de Koby y cuando el chico de cabellos rosas preguntó si había alguien apretó con más fuerza por la estupidez, el barril seguía sacudiéndose cuando lo tuvieron en frente, la tapa se levantó revelando a un muchacho con sombrero de paja.

     Del susto ambos salieron corriendo mientras gritaban, arrastrándose sobre unos enormes sacos que les bloqueaban, el desconocido se acercó con rapidez tapando las bocas de los chicos impidiendo que siguieran haciendo ruido, los calmó un poco diciendo que quitaría sus manos si se mantenían tranquilos, ellos aceptaron.

     —Por favor, no nos mates—pidió Koby en susurros mientras alzaba su brazo aún preso en las manos de Sina para protegerla.

     —No voy a matarlos, solo necesito que estén en silencio—aclaró mantenía sus manos arriba demostrando que no atacaría—. Pero primero....¿hay comida aquí?.

     —¿Qué?—habló Sina confundida.

     —Me muero de hambre—expresó sus ganas de probar bocado.

     Con cautela Koby fue bajando de los sacos donde estaban sentados, cuando estuvo sobre la madera otra vez se giró a la chica de cabellos lila para tomar sus manos ayudándola a salir de encima de las bolsas y gruesas cuerdas, el chico de sombrero volteó mirando con curiosidad las zapatillas de la chica, nunca había visto ese tipo de calzado y la curiosidad le ganó.

     —¿Por qué tus zapatos lucen así?—preguntó ladeando la cabeza confundido, igual a un cachorro.

     —Uh...son para bailar—se alzó sobre sus puntas dando pequeños pasos en su lugar—. ¿Ves?.

𝙎𝙩𝙚𝙖𝙡 𝙏𝙝𝙚 𝙎𝙝𝙤𝙬 ━━𝘝𝘪𝘯𝘴𝘮𝘰𝘬𝘦 𝘚𝘢𝘯𝘫𝘪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora