LA VERDAD
═════•⋆♕⋆•═════
Walter Meyer
Berlín, Alemania.
Horas antes.
Los cuerpos finalmente fueron rescatados de los restos de la prisión, hoy se reconocerán y entre ellos se que mujer se encuentra.
Adeline fue rápida con los preparativos de la boda, pues está semana ya envió las invitaciones, no me molesto en saber que se hará o que no, simplemente le doy la tarjeta dónde hace todos los gastos.
Estoy más ebrio que de costumbre, es la segunda botella que me terminó en el día y se a que se debe pero no pienso admitirlo, en unas horas partire a Marsella, pues las malas lenguas aseguran que habrá una reunión muy importante en un barrio de la ciudad, sin duda es Edmond Blanc, aún no se sabe con quién se va a reunir pero ya lo descubrire.
—Cariño, adivina qué.—Adeline aparece
—¿Qué?
—Los cuerpos ya están en la morgue, en unas horas se darán los nombres de las víctimas del atentado.—informó
—¿Ya se sabe la hora?
—20:00 pm.—dijo
—No me podré quedar a ver, así que me informas cuando regrese.—dije mientras me ponía de pie
—¿A dónde vas?
—Tengo que seguirle el rastro a Edmond Blanc, así que no tengo tiempo para saber quiénes están en la morgue.—pase por su lado
—¿Irás solo?—interviene—. No deberías hacerlo, es peligroso y no quiero que te pase nada.
—Adeline, no te metas en mis asuntos.—espeté antes de cerrar la puerta de mi oficina
Odiaba que se involucren en mis cosas, voy directo a la sala de armamento donde me alistó para partir a Francia, guardó la Glock y cruce el francotirador en mi pecho al tiempo que me colocaba el cubrebocas con mandíbula de calavera. Últimamente Brant estaba jugando muchos videojuegos; ahora todos llevamos uno similar.
Alcanzó el casco que me pongo y conecto el auricular al canal de noticias de la agencia, el helicóptero ya está listo y junto a un soldado emprendí el camino a Francia.
El alcohol sale de mi sistema con el tiempo, pues me la paso pensando en que pasará cuando digan ese nombre, porque es imposible que haya sobrevivido a semejante ataque; aún siento que puedo oler ese perfume que me volvía loco, por momentos siento que puedo verla y me sonríe, estoy jodido porque jamás va a regresar y no podré reponer nada de lo que jodí.
—Ya estamos en Marsella, ¿dónde aterrizamos?—cuestionó el soldado
Revise el mensaje que me dejaba las coordenadas exactas, el número era desconocido y había un interfaz que me impedía saber de dónde había sido enviado.
—Sobrevuela por el barrio bajo, al sur; solo bajaré yo.—ordené mientras las luces del helicóptero se apagaban
La luz roja intermitente me ayudaba a preparar todo para mí desenso, el helicóptero sobrevuela un edificio y dejó caer la cuerda, me coloco los guantes y sin esperar empiezo a bajar por la cuerda, el guante cubre mi piel de no lastimarse y apenas tocó el techo del edificio hago la señal para que el helicóptero se vaya.
Me pongo en posición, esperando el momento en que llegué Edmond Blanc y su cita; el canal de noticias se enciende dando aviso de los nombres. Comienzan con la lista y alcanzo a ver las camionetas que se aproximan, reconozco las placas rusas, utilizo la mira del francotirador para grabarme esas placas. Al cabo de minutos llegan otras dos camionetas negras, se detiene cerca y los recién llegados abren la puerta.

ESTÁS LEYENDO
OBSESIONES QUE MARCAN [2°] [EN CURSO]
RomanceCuando sufres una traición de la persona que amabas sientes que pierdes la razón de seguir, más aún cuando esa misma persona fue la causante de que tú hermano, tu último hermano cayera en las garras de sus enemigos; mismos que no dudaron en acabar c...