Esta historia comienza con dos chicos que se encuentran de casualidad en una playa y empiezan a formar una bonita amistad, uno de ellos empieza a sentir algo pero no es correspondido ya que alguien se interpone en la relación, dejan su amistad de la...
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Entré a clase y lo que hizo que mi día fuera de mal en peor es ver a la vieja de matemáticas apoyada en la pizarra.
No cabe duda que matemáticas es la peor asignatura.
A día de hoy me sigo preguntando para que me sirven las matemáticas o si me servirán en un futuro. Lo dudo. No tiene mucho que ver arte y matemáticas.
Una vez sentado en mi pupitre al fondo de el todo puedo divisar a todos mis compañeros en diferentes posturas. Unos hablando, otros comiendo, algunos viendo el móvil pero la mayoría tomando apuntes, algo que debería hacer yo también. Y eso hice, me pasé el resto de la clase anotando cosas que no sabía ni que eran.
La verdad es que yo me quedé antes de que añadieran letras a las matemáticas, ¿qué necesidad tenían? No conozco a alguien que le gusten las matemáticas, y los entiendo, ¿A alguien realmente le gustan?
Sonó el timbre que indicaba el descanso, todos empezaron a escabullirse en pequeños grupos hablado de cualquier cosa. Haría lo mismo, pero no se me da bien eso de socializar, así que me quedo en mi asiento observando a otros hablar con sus amigos, haber si me entero de algo.
En la siguiente clase nos pusieron en pareja de hombro para hacer un trabajo, por suerte para mí la chica que se sienta a mi lado había faltado, lo que significa que no tendría la necesidad de hablar con nadie y podría hacer el trabajo a mí gusto.
Levante la mirada y pide observar que Ale tenía que hacer el trabajo con su "novia", no tengo claro que son.
Si me preguntan algo de la clase me quedaría callado, lo último que recuerdo hacer fue mirar a Ale y quedarme dormido en esa postura.
Las demás clases transcurrieron normal, nada interesante ni fuera de lo común.
Salvo una pequeña discusión que hubo a la salida en la cual decidí no meterme, no vaya a ser que me hagan algo a mí.
Una vez llegar a casa pude ver como mi madre me había dejado la comida en la mesa, algo que agradezco ya que si no fuera por ella viviría a base de sobras de comida.
Comi y me puse a ver cualquier cosa en la televisión, no le estaba presentando mucha atención pero era para que la casa no quede en silencio.
Cuándo abrí los ojos pude ver a través de la ventana que ya había oscurecido. ¿Me habría quedado dormido? ¿Cuánto he dormido? ¿Por qué sigo teniendo sueño? Son preguntas que viajaban por mi mente.
No quise darle más vueltas y me fui a dormir. La solución a todo es dormir, es lo mejor que un ser humano puede hacer.
Y sin darme cuenta así transcurrió toda mi semana, haciendo siempre lo mismo como si de una rutina se tratase.
Necesitaba vacaciones.
Y esperaba a que llegasen pronto, por qué no aguanto más a nadie.