13- (Ale's Version)

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Cómo supuse, no hablamos de lo anteriormente ocurrido, de hecho una vez ambos despiertos lo único que hizo fue darme un fuerte abrazo y susurrarme en el oído un leve "Gracias " que hizo que se alteren todos mis sistemas

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Cómo supuse, no hablamos de lo anteriormente ocurrido, de hecho una vez ambos despiertos lo único que hizo fue darme un fuerte abrazo y susurrarme en el oído un leve "Gracias " que hizo que se alteren todos mis sistemas.
Rápidamente note como la sangre me subía a las mejillas dejando un leve color carmesí en ellas.

Me encontraba tirado en su cama mientras el entraba en el baño que había en esta.

Aún estaba preocupado por el, pero se le veía mucho mejor.
Ayer todo en el daba señales de que estaba mal.

Al pensar en eso mi mente no pudo evitar reflejar una imagen de él en esa situación.
Su rostro empapado por las lágrimas, y él completamente temblando.

Se me hizo un pequeño nudo en la garganta solo de pensarlo, pero rápidamente se fue al verle salir de el cuarto de baño con una leve sonrisa.

Acción que yo copié cuando nuestras miradas se encontraron.

Estaba por preguntarle si tenía hambre pero él se me adelantó.

-¿Quieres algo de desayunar?-

-No, así estoy bien, gracias- respondí amablemente.

-Estoy en la cocina por si necesutas algo - me respondió mientras salía por la puerta dirección a esta.

Me iba a vestir para acompañarle pero antes de eso agarre mi teléfono y el de Ale; el cual estaba en el suelo aún tirado de haberlo dejado ayer, y me dispuse a ponerlos a cargar.
No sin antes revisar los mensajes de el mío.

Me extrañe al ver tantas notificaciones, pero la mayoría eran de mi madre preocupada preguntándome por qué no fui ayer a casa y si me encontraba bien. Rápidamente le respondí y lo conecté al cargador sin tomarle importancia al resto de mensajes, ya contestaría luego.

Agarre mis prendas sucias que había por la habitación y las limpie un poco. Ya de había quitado la harina de las galletas. Al recordarlo una sonrisa de pintó en mi rostro.
Una vez los recuerdos de esa tarde se fueron me dispuse a ponerme la camiseta que me había dejado la noche anterior Ale y me puse la mía, lo mismo hice con los pantalones y finalmente me pude mis zapatillas.

Pasé por la puerta rumbo a la cocina donde me encontré una bonita escena por la cual no pude evitar sonreír.
El propietario de la casa con un mandil de cocina arreglando las desastrosas galletas que hicimos ayer.

Reí levemente mientras me acercaba y le robaba una de las galletas y la comí a la vez que el.

-Pues al final tan malas no están- dijo orgulloso.

-Somos unos cocineros profesionales-

-¿Somos?- preguntó el intentando quitarme mérito.

En realidad las hizo casi enteras el pero no lo iba a aceptar.
Por ese motivo acabamos ayer llenos de harina, me aburría por no poder hacer nada; ya que según el era yo era capaz de quemarle la cocina o intentar envenenarlo mientras no miraba. ¿Yo? Si soy un ángel caído del cielo.
El caso es que por culpa de mi aburrimiento se me ocurrió la brillante idea de tirarle harina a la cara, sin pensar que el me la devolvería surgiendo así una guerra de harina.

Levanté mi mirada hacia Ale saliendo de mis pensamientos.
Se encontraba plácidamente desayunando sus galletas con un poco de chocolate caliente, el cual me ofreció pero yo rechacé.

Miré la hora en el reloj de la pared.
Las once y media.
¿A qué hora volvería? No sabía.
Tampoco tenía prisa por volver a casa, era sábado y si el me propone algún plan lo aceptaría sin pensarlo.
Me daba igual la hora que fuese, el clima o cualquier otra cosa, porque el pasar tiempo con el charlando, paseando o simplemente estando a su lado me hacía feliz y me hacía olvidar de todo lo malo que había en el exterior. Es como si te encerraras en una burbuja por horas y sin intención de salir. Además al estar a su lado siempre tenías conversación, o eso pasaba conmigo. Una vez que empezábamos a hablar no éramos capaz de callarnos, una conversación llevaba a otra y así constantemente acabando en una totalmente diferente a la inicial.
En resumen, estar con Ale es lo mejor que te puede pasar.

Todos necesitan un Aleksander en su vida.

Y como si fuese capaz de leer mentes rápidamente me preguntó si quería salir al parque o a dar una vuelta.
Era eso o que estábamos conectados.

Esperaba que fuera la segunda, en el caso de que no fuese así me daría un poco de miedo, pero todo sea por estar a su lado.




Un verano que nunca olvidaréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora