18- ¿?

16 4 8
                                    

– ¿Qué pasa si nos descubren?–

–No lo harán, se lo ha creído–

–Pero no ha servido de nada, han vuelto –

–¿Qué es lo siguiente en el plan?–

–Es el más complicado, necesitas besarlo, pero por ahora tu sigue con el papel de enamorada, vas bien–

–¿Y si descubre que en verdad no soy como creen?–

–No lo harán, no puede desconfiar de ti por que te coinciden–

–Tienes razón, si supieran...–

–Lo que hace uno por amor–

–Sigue sin parecerme bien lo que haces–

–No me importa, sabes de sobra que vas a seguir haciéndolo –

–¿Por qué haces esto?–

–Porque él es mío y no puede estar con nadie más–

–En algún momento se darán cuenta, estoy segura–

–Ya me encargaré de que no–

–¿Qué?...–

–Adiós–

...

ASTRID

Llegué a mi casa, no podía parar de sobre pensar todo.

¿Estaba tan mal lo que estoy haciendo?

¿Qué consecuencias habrá?

Porque todo tiene consecuencias, son inevitables.
Es como el karma, cuando haces algo malo, el te lo devuelve peor.
Y eso es lo que me asusta.

Yo siempre estuve enamorada de ella, pero lo único que hace es utilizarme para salirse con la suya, además lo más segura es que luego me deje tirada, pero.... aún así no puedo dejarla sola en esto, ya lo empecé y no puedo hacer nada.

¿Me arrepiento? Por supuesto, he mentido a personas sobre como soy, el hecho de hablar con alguien, que te parezca buena persona y no poder hacer nada por qué tienes un plan toxico con la que te gusta.
Si me lo volviera a preguntar claramente no lo haría.
Y ahora no sé qué hacer.
Si me voy ahora voy a acabar sufriendo consecuencias, no voy a negar que me lo merezco, pero tampoco me apetece sufrir ¿Entiendes?

...

Bajé a por algo de comida, tenía mi abrigo largo marrón puesto, necesitaba salir a despejar mi mente.

Iba caminado con un paquete de galletas en la mano por una carretera completamente vacía. Daba miedo, pero no iba a volver.
Sentía que alguien me observaba pero no le di demasiada importancia y empecé a andar más rápido.

Llevaba diez minutos de reloj corriendo.

Tenía miedo.
Estaba todo oscuro, además había niebla que hacía que no viese en ninguna dirección.
La carretera no se acababa.
Mis piernas no daban más, estaba cansada, jadeando, mi respira no daba más.

Mi cabeza no daba más, mi corazón estaba por salirse de mi pecho y aún tenía la sensación de que me observaban.

Todo se apagó a mi alrededor.
Los pasos que empecé a escuchar hace unos minutos se oían más fuertes.

Y paré.
Me rendí.

Los pasos se escucharon como si estuviera a mí lado, noté su presencia.
Y pararon.
No sólo eso, mis ojos empezaron a cerrarse poco a poco hasta hacerlo por completo.
Lo mismo con mis oídos, empezaron a pitar demasiado fuerte y se iba desvaneciendo hasta no escuchar nada.
No sentía nada de mi cuerpo.
Sentí mi cuerpo más liviano, hasta notar cómo me caía al suelo.
Pero no había dolor.
No había nada.
Ese era justo el momento en el que dejé de sentir.
Mi cabeza se relajó por completo como si estuviera en un profundo sueño.
Lo último que me quedaba era mi mente, y ojalá no la tuviera.

Un verano que nunca olvidaréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora