4- Hola, otra vez.

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Comenzaron las clases

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Comenzaron las clases.
Y eso significaba sufrir ocho horas diarias.
La verdad es que nunca me gustó ir a clase, no era de los típicos "empollones" ni tampoco de los que pasaban de todo.
Simplemente estaba en el grupo de los "me da igual".

Todo lo contrario a Ale, que por lo que me contó, solía ser de los más populares.

Lo único que no me esperaba era lo que estaba por pasar.

Tras salir de mi última clase de el día, la de matemáticas, ahí lo vi, con el cabello bien peinado, sus ojos con un leve destello y ese uniforme que siendo sinceros le quedaba como si estuviera hecho para él.

Pero no iba solo.

Ese era el problema, ahí, junto a el chico de mis sueños, se encontraba ella.

Diana.

Por un momento pensé en hablarle, pero no sabría sacar tema de conversación después de tanto tiempo sin hablar.

Pero para mí desgracia, el tenía otras intenciones.

-Hola, cuánto tiempo - dijo acercándose a mí.

Claro, hubiera sido menos si no me dejaras en visto cada mensaje que te mando.

-Si, últimamente he estado muy ocupado-

-Ocupado en qué?- preguntó.

Durmiendo.

-Preparando unas cosas con mi familia, ya sabes- mentí.

-Si, bueno, te presento a mi novia, Diana.-
Dijo pegando a el a la chica rubia la cual había estado observando minutos antes.

-Diana, Jace, Jace, Diana- nos presentó.

-Un gusto - contesto ella con una leve sonrisa

-Si, lo mismo digo- dije yo con una sonrisa poco notoria.

La verdad es que no me apetecía ser muy amable en esos momentos.

La persona por la cuál yo llegué a sentir algo semanas atrás y pensaba que sería correspondido me acababa de decir que tiene novia.

¿Pero qué le voy a hacer?

Es obvio que la iba a preferir a ella.
Solo mirala, es perfecta.

Rubia, ojos azules, estatura media, buen cuerpo, y por lo que había oído y visto de ella en redes sociales, era muy popular, padres adinerados y con un muy buen expediente.

Pero la diferencia más notoria es que yo soy hombre, y por lo que hemos hablado, en ningún momento me dijo que le atraían los hombres.
Pero tampoco lo descartó...

Hay que tener esperanza.

Además, son idénticos.

En cambio el y yo...
Somos polos opuestos.
Y por lo que ha demostrado él, no de los que se atraen.

Pero supongo que no puedo hacer nada, así que por ahora dejaré que todo fluya.
Y por nada en el mundo me interpondría en su relación por más que me guste él o me atraiga.

Un verano que nunca olvidaréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora