20 || Plan frustrado

643 99 90
                                    

—Pues se ha quedado buen tiempo —comenta Nayeon—, ¿no te parece?

Jihyo no puede evitar soltar una carcajada por el recurso tan estúpido de su detective para aligerar el ambiente.

—Sí, poco original —reconoce Nayeon—. Lo siento, pero esta habitación es muy pequeña y odio el silencio. ¿En qué piensas tanto?

Jihyo se acomoda en la silla, o lo intenta a pesar de las ataduras que la inmovilizan.

—Alguien tendrá que venir a desatarnos en algún momento. Cuando eso pase, podríamos-

—¿Cómo estás tan segura de que nos soltarán? —la interrumpe Nayeon.

—¿Tú no eras el pilar optimista del equipo?

—Cierto. Yo no tengo cara de culo las veinticuatro horas del día, me disculpo.

—Cierra la boca, Im.

—Aunque he de decir que los últimos días has estado diferente —añade Nayeon con una sonrisa.

—Sí, bueno, no eres la primera persona que me lo dice —gruñe Jihyo, intentando no ruborizarse.

—Eso significa que Minatozaki es realmente buena para ti, ¿no? Al fin te veo perder la cabeza por algo más que el papeleo de la comisaría o las travesuras de Jeongyeon.

—¿Podemos no mencionar a mi ex novia que puede estar dirigiéndose a una trampa ahora mismo? Gracias —farfulla Jihyo con el ceño fruncido.

Nayeon parece meditar esa posibilidad durante breves segundos.

—¿De verdad crees que caería en algo estúpido? No diría que Minatozaki es tan tonta.

—Sana es… demasiado emocional —responde Jihyo, y suelta un suspiro—. Se deja llevar por las emociones con demasiada facilidad. Si su corazón le dice que haga algo, ella lo hará sin dudarlo. De hecho, me recuerda a ti.

Nayeon le sonríe como si hubiera dicho algo estúpido.

—Yo no soy-

—¿De verdad quieres que te recuerde todas esas ocasiones estúpidas en las que te pusiste en peligro a ti misma para salvar a alguien?

—¡Es mi trabajo! —se defiende Nayeon, sintiendo que se ruboriza poco a poco.

—Oh, ¿y celar a Jeongyeon también es tu trabajo? —se burla Jihyo.

—¿Qué? Yo nunca… —Nayeon se calla al notar la mirada fija de Jihyo que parece decir "ni siquiera lo intentes"—. Está bien, puede que de vez en cuando…

—¿De vez en cuando? —Jihyo no se molesta en reprimir una carcajada—. Yo diría que al menos unas dos veces por semana. Y estoy siendo amable.

—¡Es todo su culpa! —argumenta Nayeon, con la cara enrojecida.

Jihyo se pregunta si se debe a la vergüenza o la ira por lo que sea que Jeongyeon haga constantemente para provocarla.

—¿Te pide que la celes? —bromea la inspectora.

—Claro que no, pero es tan desesperante como la mujer que tengo delante. —Nayeon resopla, y si pudiera cruzarse de brazos, Jihyo está segura de que lo haría mientras patalea.

—Disculpa, ¿cómo hemos pasado de burlarnos de ti a compararme con tu compañera?

—Oh, por favor —suspira Nayeon, poniendo los ojos en blanco—. Desde el minuto cero pude darme cuenta de que Minatozaki quería escalar sobre ti como un árbol. Supongo que se contuvo aquel día en el restaurante por el cadáver, o porque se debatía entre besarte o darte una cachetada.

Amar y proteger ➳ SahyoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora