Dalia Ayad

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Mi vida estaba bien

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Mi vida estaba bien. No era perfecta, pero no tenía que preocuparme por cosas además de mis clases virtuales. Solo eso. Pero este proyecto llegó para complicarme la vida.

No soy tan buena como mi hermano. Él sí es increíble. Sobresale en estudio, en deportes, en sociabilidad, ¡en todo! Es el orgullo de la familia. Mientras yo… soy yo, la hermanita menor. Todo logro mío ya es un éxito de por sí. Creo que es la maldición de los hermanos menores, ¿no? O al menos eso sucede en mi caso, en películas o en los de algunos conocidos míos.

Esta iniciativa para el aniversario de la ciudad es un catalizador del caos en mi día a día. De pronto tengo que estudiar el doble de lo que ya tenía en la escuela. No se confundan, no cambiaría esto por trabajos grupales por Google meet o Zoom de la propia secundaria. Mis compañeros no son lo mejor. Prefiero estar en la estación o en la biblioteca leyendo sobre los negocios de hace cien años. Pero esto cambió mi rutina por completo. Ya no puedo hacer música como antes, ahora debo pensar en componer melodías para el acto del 10 de julio. Esto me supera.

Al menos, tengo un conocido en todo este torbellino. Clemens. Fuimos amigos desde siempre. Cuando viene a visitar a mi hermano me incluye en todas sus ocurrencias. O nos invita a su casa, que es una especie de mini mansión. Y claro, su familia siempre se dedicó a negocios que lucran mucho. Pero él nunca fue estirado. Es una buena persona. Cada vez que tiene oportunidad, nos ayuda a mi hermano y a mí. Él me cuida en este proyecto. Me hace sentir segura. ¿Y cómo no sentirse así? Clemens es un gigante pelirrojo. Parece atemorizante, pero es un oso de peluche.

Pese a sus muchos intentos de incluirme en las conversaciones del proyecto, nunca me animo a hacerlo. Es difícil para mí moverme en este nuevo espacio, aunque ya hayan pasado dos meses, con tanta gente extraña. Al menos en la escuela sé qué hacer para que no me ataquen. En la biblioteca es difícil. Todos tienen auras explosivas u oscuras. Siento que debo cuidarme de decir o hacer algo que los moleste. Más que nadie me intimida Perla, la novia de Francisco. Sé que viene del taller de teatro y lo representa bien, porque siempre viste cómo una estrella de cine. Es muy hermosa, su ropa parece de lujo y usa maquillaje. Es hermosa, pero egocéntrica. Se la pasa en su mundo y, si no perteneces a él, prácticamente no te dirige la palabra. Creo que es un milagro que sepa mi nombre. Ella es el tipo de persona que le hace bullying a la gente como yo. Es la típica popular de las películas. Mucha referencia al cine, supongo. No puedo creer que alguien así sea la novia de alguien como Francisco. Él es puro amor y ternura. Es un solecito. Un ángel gótico y colorido. Ve toda la vida color de rosa. Supongo que hace una buena pareja con Perla, pues ella quiere que todo sea rosa.

Lo bueno es que ambos conocen a la dueña de la biblioteca, Margaret, y consiguieron un lugar muy lindo para trabajar. De eso sirve ser los favoritos del profesor o imagino que podría ser algo parecido. Margaret siempre me insiste que coma las cosas que trae. Medialunas, bizcochos, de todo. Pero me da suma vergüenza comer delante de este grupo tan extraño. Sobre todo delante de Vesta. Ella es el demonio encarnado. Es muy estricta con todos, pero siento que la tiene contra Clemens. Son el agua y el aceite. O más bien, Clemens es la pólvora y Vesta, la chispa que lo hace reventar.

Proyecto Halloween, HYGGEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora