Capitulo 03

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La búsqueda incansable del Gran Duque Greyrat por su querida hija, Cristal, ocupó un lugar central en la trama de esta fascinante historia. Cuando Cristal huyó del ducado, el Gran Duque optó por divorciarse de la madre de ella y la envió al calabozo bajo la acusación de asesinato.

Sin embargo, el amor incondicional del Duque hacia su hija no vaciló un instante. A pesar de que Cristal era hija de otro hombre, él la había criado como suya propia, y en su corazón, siempre sería su amada hija. El Gran Duque se convirtió en un pilar fundamental para ayudar a Cristal y Félix a superar los obstáculos que se interponían en su camino.

Juntos, Cristal y Félix enfrentaron las adversidades y desafíos que planteaban la malvada emperatriz y el misterioso primer príncipe. Este último, a pesar de su enigmática personalidad, estaba dotado de una magia abrumadora que reflejaba su linaje real en el reino de Crisenhall. Además, llevaba consigo la sangre de la familia real Dracon, un lugar donde se decía que la nobleza poseía la sangre de los dragones.

La pareja protagonista se apoyó mutuamente y superó obstáculos insuperables gracias al poder de su amor. La confrontación final con el primer príncipe fue un enfrentamiento épico. Sus habilidades mágicas, dignas de un heredero real, no pudieron resistir el lazo inquebrantable que unía a Cristal y Félix. La astucia de Félix permitió acusar a la emperatriz por intento de asesinato y por el asesinato del emperador, llevando a su enjuiciamiento y ejecución.

Con la emperatriz fuera de escena, Félix finalmente ascendió al trono como el nuevo emperador de Crisenhall. La justicia y el amor habían prevalecido, y Cristal y Félix se unieron en matrimonio en una boda de ensueño. La pareja se convirtió en la nueva emperatriz y el nuevo emperador, asumiendo la responsabilidad de gobernar el reino de Crisenhall. Juntos, compartieron un futuro brillante y prometedor, uniendo sus corazones y habilidades para llevar la prosperidad y la justicia a su reino.

El viaje de Cristal y Félix, lleno de desafíos y peligros, culminó con un merecido final feliz. Su amor, perseverancia y valentía les permitieron superar las pruebas que enfrentaron y establecer un gobierno justo y amoroso en Crisenhall. Juntos, demostraron que el amor verdadero puede conquistar incluso las adversidades más oscuras y difíciles, y que la unión de dos almas destinadas puede cambiar el destino de un reino.

Cuando concluí la lectura de la novela, mi vida dio un giro inesperado. Los sueños extraños que me atormentaban resultaron ser recuerdos de una vida pasada. Una vida en la que fui huérfana, condenada a sobrevivir en los callejones de los barrios bajos de un reino imbuido de magia.

Descubrí que, en esa vida pasada, yo era la hija biológica del Gran Duque Greyrat. La bebé que había sido cruelmente abandonada. Lo más desgarrador fue darme cuenta de que la doncella que había acabado con la vida de mi madre había conspirado para que me maltrataran en el orfanato. Su objetivo era claro: quería asegurarse de que, cuando cumpliera cinco años, fuera arrojada a los callejones, condenada a una vida de miseria y, finalmente, a una muerte ignominiosa como paria.

Mis recuerdos me mostraron que todo lo que la protagonista de la novela "Mi Futuro Emperador" tenía, en realidad, debió haber sido mío. Mi verdadero padre, el Gran Duque Greyrat, nunca mostró interés por mí y prefirió a otra niña que no era su hija de sangre. Al recordar esta dolorosa verdad, la rabia me invadió por completo. Había sido mencionada en contadas ocasiones, como una sombra en la vida de la familia Greyrat, sin que nadie supiera el inmenso sufrimiento que había soportado.

Mi vida en esos callejones fue un auténtico infierno. Había días en los que no tenía nada que comer, y revolvía los basureros en busca de migajas. Me trataban peor que a un perro. No estaba sola, en aquellos oscuros callejones, había muchos niños y niñas que compartían mi triste destino. Entre ellos, una niña llamada Liz se convirtió en mi amiga inseparable, pero su vida fue truncada a los diez años debido a una enfermedad, dejándome completamente sola.

A los doce años, fui capturada y vendida como esclava, marcando el inicio de una pesadilla que duraría muchos años. Las condiciones de vida eran inhumanas, y cada día era un tormento. Hasta que, un día, alguien me compró a un precio exorbitante. Nunca había visto mi propia apariencia, pero las personas en la subasta hablaban de mí como si fuera un tesoro.

A pesar de mi extrema delgadez y falta de nutrición, mi cabello blanco platinado y mis misteriosos ojos de color rojo parecían otorgarme un valor incalculable. Aquella combinación de colores no se encontraba en ninguna parte del reino Crisenhall. Finalmente, fui vendida a un conde repugnante y obeso que ostentaba su riqueza con numerosos anillos y accesorios colgados de su persona, como si pretendiera demostrar su poderío a todo el mundo.

Mi vida con el conde al principio parecía haber tomado un giro inesperadamente tranquilo. Por primera vez en mucho tiempo, tenía una cama mullida en la que descansar, ropa limpia que vestir y suficiente comida para saciar mi hambre. Durante aquel primer mes, pude experimentar un atisbo de lo que era vivir sin miedo constante, y fue el único período de felicidad que conocí en toda mi vida. Sin embargo, esta breve calma resultaría ser solo el preludio de un infierno aún más oscuro y doloroso que cualquier cosa que hubiera vivido antes.

El conde, mi "salvador", me miraba con una mirada lasciva y repulsiva que hacía que mi piel se erizara. Pronto, se convirtió en mi verdugo, un monstruo que abusaba de mí de las formas más horribles era un salvaje. Cada día era un tormento físico y emocional. Me golpeaba con brutalidad, aunque tenía el cuidado de no tocar mi rostro para no dejar evidencia visible de su sadismo.

Que fue lo que hice en mi vida para terminar así, será que no fui amada por mis padre ya que me abandonaron, eran esos pensamiento los que tenia, preguntándome cual fue el pecado que cometí para terminar así.

Al cabo de los seis años de mi calvario, ocurrió un hecho que cambió mi vida. Logré escapar de las garras del conde. Aquel día, mi liberación llegó en la forma de un hombre apuesto y encantador. Tenía cabellos rubios y ojos dorados que irradiaban bondad. Este hombre desconocido me tendió la mano y, por primera vez en mucho tiempo, experimenté la amabilidad de otro ser humano. Su nombre era Félix, y, sin saberlo, se convirtió en mi rayo de esperanza en medio de la oscuridad.

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------Nota del autor: ¿Qué les pareció lo que tuvo que vivir la pobre Darling? una tragedia desde que nació.

Tu Muerte será mi FelicidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora