La niña del árbol

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Con una expresión de preocupación en el rostro, varios de los jugadores que se encontraban allí entrenando se acercaron a Hinata.

-¡HINATA!- gritó Atsumu -¡¿Se puede saber que te ha pasado?!-.

El nombrado en la frase anterior abrió la boca para responder, pero las palabras se le quedaban atoradas en la garganta cuando intentaba hablar.

No le gustaba estar rodeado de tanta gente así. No era que no le gustara ser observado, eso le encantaba, siempre y cuando le observaran sólo si estaba jugando al voleibol.

Cuando por fin pudo hablar, dijo las siguientes palabras:

-Había una niña... Ella estaba sola y mirando a la copa de un árbol. Me acerqué a preguntarle qué le ocurría; y cuando lo hice, señaló a la copa del árbol -.

Hinata se empezaba a sentir cada vez más débil. Se sentó y se apoyó contra la pared del gimnasio en el que estaban entrenando y continuó contando su historia:

-En la copa del árbol había un globo trabado entre unas ramas. Trepé un poco el árbol y lo agarré, pero cuando estaba bajando me golpeé con una rama y me hice esta herida- señaló su brazo-. Del susto me caí del árbol y me hice daño en la pierna, por eso estoy cojeando-.

Nadie dijo nada. No tenían nada que decir. Se limitaron a observar cómo Atsumu agarraba a Hinata con cuidado entre sus brazos y le llevaba a la enfermería.

-¿Qué hacéis ahí parados? ¡A seguir entrenando!- dijo el entrenador de unos equipos-.

En la enfermería

-No es algo muy grave...- informaba la enfermera a Atsumu -. Pero me temo que va a estar un par de semanas sin poder jugar al voleibol -.

-Oh...- fue todo lo que dijo él en voz alta-.

"Si hubiera ido con él nada de esto le habría pasado. Si no le hubiera dejado solo, quizá ahora estaría bien, dando saltos y riendo como hace siempre".

La culpabilidad no iba a abandonar a Atsumu durante un largo periodo de tiempo. Él sabía que se culparía a si mismo aunque no tuviese la culpa, porque él era un miembro de su equipo. Era uno de ellos.

La enfermera le pidió a Atsumu que abandonara la sala; y este lo hizo sin rechistar. Volvió a donde el resto de equipos estaban entrenando, pero no comentó nada sobre lo que le había pasado a Hinata.

Varios jugadores de equipos rivales se acercaron a preguntar, pero él se abstuvo de dar respuestas.

Estaba tan perdido en sus pensamientos que no notó cuando una pelota impactó contra su cara, dejándole bastante dolorido.

Se agachó a coger la pelota y miró en todas las direcciones, tratando de averiguar de quién era la pelota.

No tardó mucho en descubrir que la pelota pertenecía al colocador del Karasuno, quién se encontraba al lado suyo en aquellos instantes.

No sabía cuándo se había acercado tanto, pero tampoco le preguntó al respecto. Se limitó a observarle durante unos instantes.

Nunca le había visto de cerca, pero ahora que le tenía a escasos centímetros de él, de percató de lo bonitos que eran sus ojos.

Oscuros como el cielo a medianoche, pero con ese pequeño brillo tan deslumbrante como una estrella en medio de la niebla.

-¿Qué le ha pasado a Hinata? ¿Está bien?-.

Atsumu no hizo ningún gesto, ni siquiera se movió. Kageyama se le quedó mirando también; y Atsumu se preguntó qué podría estar pensando.

Segundos después el peli azul agachó la cabeza y cogió el balón, para acto seguido volver con el resto de su equipo.

Atsumu escuchó como uno de sus compañeros le estaba llamando, pero no le prestó atención. Estaba demasiado ocupado pensando en una única cosa: Kageyama.

615 palabras.

Hinata en Inarizaki? (Ships)Where stories live. Discover now