Memorias

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Especial de San Valentín.

Abrió los ojos y se inclinó lentamente. Sentía punzadas en su cabeza, como si
le estuvieran clavando alfileres una y otra vez. Pero la realidad se alejaba bastante de eso.

Empezó a recordar todo lo que le había pasado: el golpe que recibió por culpa de Atsumu y el sonido de la ambulancia llegando al centro.

No fue capaz de recordar nada más. Quizá era porque tras todo lo acontecido se había desmayado.

No se había percatado, pero junto a él había varios de los miembros que también estaban junto a él en el campus: Kenma, Kageyama y... Osamu.

¿Dónde estaba Atsumu? ¿Por qué no estaba allí? Igual se sentía culpable por la situación, o igual le había dado igual.

Pensamientos y pensamientos empezaron a invadir su mente mientras una lágrima caía por su mejilla, ¿de verdad Atsumu no se preocupaba por él?

Volvió a cerrar los ojos y a quedarse dormido.

Horas después el sonido de la puerta abriéndose le despertó. Una enfermera había entrado a la habitación con una jeringuilla entre sus manos.

Se acercó a Hinata y la posó sobre su brazo; inyectándole el sedante que había dentro. Sus ojos volvieron a cerrarse lentamente, y su mente apartó cualquier pensamiento que intentara azotar su paz.

Cuando recuperó la conciencia estaba en una sala blanca, sin nada en ella. Tan solo él.
O eso era lo que creía, porque en medio de la habitación había una silla con alguien en medio: era Atsumu.

Su apariencia era distinta a la de siempre. Sus ojos color café se habían tornado de un color apagado; y su teñida cabellera estaba empezando a mostrar su verdadero color.

Hinata trató de ponerse en pie, pero el esfuerzo fue en vano. Sus piernas no respondían, sus brazos no eran capaces de moverse. Sólo podía quedarse viendo la desoladora imagen del hombre del que estaba enamorado.

El tiempo pasó y todo seguía igual. Nadie se movía, nadie respiraba. No se escuchaba nada en aquella pequeña sala.

Pero de un momento a otro, todo cambió. Él se levantó de su silla y encaró a Hinata. Comenzó a caminar en su dirección, pero se paró al llegar a la punta de sus pies.

Agachó la cabeza y vio a la pobre criatura que había frente a él. Estaba tan indefenso... Eso le hizo sentir mal. La pequeña criatura, también conocida como Hinata, admiró su rostro de cerca.

No lo había notado, pero la sonrisa del mayor era muy cautivadora. Igual sí que se había percatado de ello anteriormente, pero nunca sería capaz de admitirlo en voz alta.

Cerró los ojos. No tardó mucho tiempo en sentir una pequeña ráfaga de aire que se chocó contra su rostro.

Fue una brisa amena y delicada, que terminó con los labios del mayor sobre los suyos.

Al notarlo abrió los ojos. Vio a Atsumu besándolo, vio su rostro de cerca, vio al hombre del que estaba enamorado demostrar el mismo sentimiento hacia él.

Pero esa emoción no duró mucho tiempo. Volvió a abrir los ojos, pero en esa ocasión de una manera brusca y acelerada.

Se encontraba en la camilla del hospital. Todo aquello había sido un simple sueño, que le había causado más emoción que la desoladora realidad a la que se enfrentaba.

Kenma y Osamu seguían allí. Kageyana se había ido hace un rato, ¿o igual hace horas? No lo sabía. Había perdido la noción del tiempo.

-¿Qué hora es?- preguntó con aire despistado-.

-Son las 9, Shoyo-kun-.

Al escuchar dicha respuesta trató de incorporarse, pero no sirvió de nada. El tirón que dio al intentar hacerlo tiró varios de los aparatos que había a los lados de la cama.

-Debes descansar, Hinata- dijo el miembro de su equipo-. Hoy ha sido un día largo, pero no voy a aburrirte con detalles. Dime, ¿qué tal te encuentras?-.

Abrió la boca para responder, pero la sala siguió en silencio. La respuesta estaba en su mente, pero su boca no era capaz de formularla.

-He tenido un sueño... Extraño- fue todo lo que logró decir-.

¿Por qué lo había hecho? No lo sabía ni siquiera él. No era algo que quisiera decir en voz alta, y mucho menos en aquella situación con aquellas personas delante.

-¿Ah, sí?- preguntó Osamu con una sonrisa ladeada- ¿Y de qué trataba?-.

El gemelo del hombre que había hecho aquella pregunta abrió un poco la puerta, y al ver que Hinata estaba despierto se adentró en la habitación.

-Me besaba con tu hermano-.

Hinata en Inarizaki? (Ships)Where stories live. Discover now