5.❤️

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Al llegar a casa lo único que quería era dormir, entró a su habitación y se dejó caer sobre su cama, aún no creía que que era omega, pasó tantos años sin ninguna preocupación llevando una vida tranquila como beta y ahora podía sentir el olor de alfa y omega cosa que aún le incomodaba, pero el recordar ese olor a sándalo y limón le daba tranquilidad; de pronto recordó lo que Utahime le dijo cuando lo contrato y fue que a Satoru no le gustaba trabajar con omegas,  así que ahora que él era uno debía alejarse del peliblanco, una punzada en el pecho lo hizo estremecer, no quería alejarse del peliblanco. Al no poder conciliar el sueño decidió investigar un poco acerca de su condición,  en Internet encontró varios casos similares al suyo, investigo también sobre los medicamentos que podía utilizar,  debía encontrar una manera de estar junto a Satoru sin que él descubriera que era omega.

El tono de llamada lo sobresaltó,  tomó el teléfono y respondió tratando de no escucharse nervioso ya que se trataba de Satoru.

– Buenas noches señor Gojo – saludó.

Hola Suguro, lamento molestarte, pero necesito que canceles todos mis compromisos del resto de la semana; mañana tu y yo vamos a Suiza y allá nos reuniremos con Kento Nanami, así que por favor prepara todo para el viaje, que los boletos sean primera clase y debemos estar algunos días por allá así que lleva lo necesario,  en cuanto a hospedaje Kento nos ha ofrecido su casa así que allí estaremos – Indicó con seriedad – Otra vez ofrezco una disculpa y espero tengas una linda noche –  se despidió con rapidez y cortó la llamada.

Vio su teléfono bastante confundido,  pero decidió levantarse para acomodar la ropa que llevaría, nuevamente la realidad lo golpeaba debía ir a la farmacia para comprar supresores,  no quería que por nada del mundo Satoru se enterara de su condición, salió de su habitación y vio a Riko quien al parecer aún seguía trabajando, la pelinegra la vio y le sonrió.

– Suguru, ¿Cómo te sientes? – preguntó preocupada.

– Púes aún confundido por todo esto, pero ya más tranquilo – respondió sereno – Mañana salgo para Suiza, es un viaje de trabajo – informó sin darle mucha importancia.

– Pero, ¿Vas tu soló? –  inquirió nerviosa.

– No, iré con Satoru; te digo es por trabajo – respondió escueto.

– ¿Seguro que esta bien que viajes con él? – inquirió.

– Tranquila, todo estará bien sabes muy bien que me se cuidar solo – dijo mientras se acercaba al escritorio donde se encontraba su amiga, dejó un suave beso en su frente – Voy a regresar muy bien y pasaremos juntos acción de gracias como cada año – tranquilizó y sonrió al ver a su amiga más tranquila – Regreso en un momento solo iré a la farmacia – informó, se encaminó a la puerta y salió del apartamento.

Agradecía qué cerca del edificio hubiera una farmacia ya qué no tenía deseos de caminar distancias largas; entró y compró lo necesario, cuando ya estaba saliendo su teléfono sonó, él lo sacó del bolsillo y revisó, era un mensaje de Satoru.

"Enviame tu dirección, mañana pasaré por tí"

Escribió rápidamente su dirección y la envío, recibiendo un "gracias" por parte del albino; entró al apartamento y vio que la pelinegra había entrado a su habitación; él decidió hacer lo mismo, entró a su habitación y terminó de preparar su equipaje y reservó los boletos para el vuelo del día siguiente, al terminar se recostó en la cama y finalmente el sueño lo venció. Llegó la mañana y su alarma lo despertó, se levantó rápidamente al recordar el viaje que harían, tomó una ducha rápida y se alistó; cuándo salió de su habitación se sorprendió al no encontrar a su amiga, sólo encontró una nota la cuál levanto de la mesa y leyó.

"Lo siento Suguro, un imprevisto surgió en el canal y debo resolverlo, lamento no poder despedirme de ti personalmente.
Espero todo salga bien y sin ningún problema, te quiero mucho y por favor regresa antes de acción de gracias.

Posdata: Tráeme chocolates de suiza. Te quiero"

Sonrió al terminar de leer la nota de su amiga, regresó a su habitación por su maleta, justo cuando caminó para la cocina su teléfono sonó al revisar notó qué era Satoru.

– Buenos días señor Gojo – saludo rápidamente.

– Buenos días Suguro, ¿Puedes salir? Ya estamos afuera del edificio – informó y cortó la llamada.

No tubo mucho tiempo para pensar así que tomó su equipaje y salió de prisa asegurándose qué el apartamento quedará muy bien cerrado; salió del edificio y en frente se encontraba un auto negro de cuál bajo un hombre de mediana edad y se acercó a él.

– Buenos días joven Geto, permitame su equipaje – dijo amable extendiendo la mano para tomar la maleta y dejándola en el baúl del auto.

– Buenos días – murmuró cuando él chófer abrió la puerta para que subiera al auto.

Al entrar al auto el aroma a sándalo y limón lo recibió, vio a Satoru quién al verlo solo hizo un leve asentimiento en forma de saludo, llevaba unos lentes oscuros, lo cuál no entendía, pero se limitó a solo saludar con un "buenos días". El camino al aeropuerto se sintió tranquilo, así que aprovechó para revisar algunos documentos y terminar de cancelar las citas de Satoru; al llegar al aeropuerto nuevamente el chófer los ayudo con el equipaje luego se retiró ya qué de lo siguiente ellos debían encargarse, pero no fue nada del otro mundo, solo revisiones normales, todo terminó rápido y en un abrir y cerrar de ojos ya estaban en el avión y ahí se dio cuenta del porque Satoru llevaba los lentes oscuros, al parecer había tenido una noche complicada, pero todo su rostro gritaba "resaca" al parecer si había salido con alguien la noche anterior. Decidió volver a su pose profecional; después de diez largas horas de vuelo por fin habían llegado a Zurich, no tubo tiempo ni siquiera de ver por el gran ventanal del aeropuerto pues Kento Nanami ya se encontraba ahí, un hombre alto, rubio y con una expresión bastante sería en su rostro, al verlo Satoru se acercó y saludó con un abrazo, después de saludarlo la vista del rubio paso directamente a él y se acercó para saludarlo, un agradable olor a eucalipto y café llegó a su nariz y trago fuerte.

– Hola, soy Kento Nanami, ¿Tú? –saludó con un apretón de manos.

– Mucho gusto, Suguru Geto –respondió formal.

Lier  (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora