8.🖤

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Después de un días bastante ajetreado regresó a la casa solo ya qué Kento y Suguru habian ido en otra dirección, en todo el camino no hizo más que recordar la escena qué había presenciado la noche anterior, sonrió ante el recuerdo, nunca imagino que alguien como Suguru pudiera hacer esas expresiones y parecer tan endeble cuando se encontraba dormido; llegó rápidamente ya qué las oficinas de Nanami se encontraban cerca, al bajar del auto vio a Miwa correr en su dirección ya qué se encontraba en el jardín, ella lo abrazó y dejo un beso cerca de sus labios.

– Hola Satoru, qué bueno que ya regresaste – saludó enérgica – ¿Dónde están Suguru y Kento? – inquirió curiosa.

– Hola Miwa – saludó formal – Kento llevo a Suguru a conocer la ciudad, dijeron que regresarían pronto – informó ocultando perfectame la molestia qué le causaba saberlo.

– Oh, qué bien por ellos – exclamó emocionada – Tu y yo deberíamos hacer lo mismo, hay muchos lugares acá qué me encantaría mostrarte – dijó tomándolo de la mano y arrastrando lo dentro de la casa – Y pues tal vez podamos pasar otra noche como la de California – dijó en tono sugerente y trato de besar sus labios, pero la expresión de sorpresa creció cuando él volteo el rostro evitando por completo el beso.

– Lo siento Miwa, hoy no creo poder salir estoy agotado – informó con una sonrisa bastante fingida – voy a mi habitación – dijó con rapidez y caminó al segundo piso rápidamente dejando a la omega un poco molesta.

Entró a su habitación y decidió tomar un baño rápido, al salir se vistió con un pantalón de chándal negro y optó por no colocarse polera, secó su cabello rápidamente y se recostó a los pocos minutos quedo profundamente dormido; abrió lentamente los ojos notando qué ya había anochecido, estiró sus brazos para liberar tensión, se sentó a la orilla de la cama quería saber si Suguru ya había regresado, pero no quería salir y toparse con Miwa m, tampoco quería escribirle a su asistente para saber si ya se encontraba en casa ya que no quería parecer controlador, y como si de una broma se tratara afuera se escucho el sonido de un auto, se levantó rápidamente y observó por la ventana, agradecía qué su habitacion tuviera vista hacia la entrada de la casa, observó a Suguru bajar del auto y entrar a la casa justo cuando Miwa salió, se saludaron y Miwa corrió hasta el auto y subió, nuevamente Nanami echo a andar el motor del auto y salieron de la casa, tomó unos documentos de la mesa de noche y camino hasta la puerta, al salir vio a Suguru caminando con rumbo a su habitación, salió él de la propia llamando la atención de Suguru quien al percatarce de su presencia dio un respingo, sonrió ladino cuando en el rostro del trigueño apareció un leve sonrojo al ver su torso desnudo.

– Suguru, necesito que clasifiques estos documentos, por favor – dijó extendiendo un sobre con varias hojas dentro – ¿Que tal tu viaje por la ciudad? – inquirió atrayendo nuevamente es sobre hacia el para que Suguru no pudiera tomarlo.

– Bien, el viaje estuvo bien, la ciudad es linda – murmuró levantando por un momento la vista y viendo directamente a sus ojos – ¿Me permite los documentos? – cuestionó nervioso, pero el tono de llamada de su teléfono llamó la atención de ambos, así que Suguro tomó el teléfono y reviso de quien se trataba – Disculpe, debo responder – menciono con seriedad.

– Riko, qué gusto escucharte – habló con tono dulce – dame un segundo – se disculpó y llevo su vista hacia él – Los documentos señor – recordó con seriedad.

No tuvo más remedio que entregar los documentos y al hacerlo vio como su asistente se alejaba mientras hablaba por teléfono; él también decidió entrar a su habitación, se recargo en la puerta

¿Quien es Riko? — murmuró.

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La vista de la ciudad era maravillosa, todas las casas tenias un diseño medieval, fueron directo a Langstrasse calle la cual era conocida por sus restaurantes y bares; se detuvieron frente a uno de los restaurantes qué ofrecía los platillo típicos de Suiza, ahí estuvieron por un tiempo disfrutando de deliciosos platillos, algunos a base de carne de cordero y otros a base de queso, la comida fue deliciosa y la plática con Kento era bastante interesante. Salieron del restaurante y subieron nuevamente al auto.

— ¿Y ahora? ¿A dónde vamos? — inquirió emocionado y vio como Kento dejaba ver una leve sonrisa.

— Iremos a uno de mis lugares favoritos — confesó con una sonrisa.

— Está bien, esto es muy divertido – murmuró tratando de ocultar su emoción.

— Y dime, ¿Hace cuanto saliste de Francia? — inquirió.

Suspiró antes de responder — Hace seis años mi mejor amiga y yo decidimos viajar a California, desde pequeños nuestro sueño fue estudiar la universidad en el extranjero y se nos dio la oportunidad y no podíamos desaprovecharla — confesó tratando de esconder la melancolía qu ele causaba recordar el tiempo en el cual salió de su país natal.

— Eso es mucho tiempo, imagino que extrañas tu hogar — habló empatico.

— Sí mucho, pero también me gusta California y he ido varias veces a visitar a mis padres a Marsella — confesó animado.

– Eso está muy bien, Marsella es una ciudad hermosa – dijó con un tono melancólico — Llegamos – dijó estacionando el auto frente a una iglesia, volteó a verlo bastante confundido y el rubio solo le guiño el ojo derecho lo cuál lo descolocó por unos segundos, bajaron del auto y caminaron al interior.

— Esta es la iglesia Fraumünster, es uno de mis lugares favoritos y ahora veras porque dijo y tomo su mano y lo llevo al frente para hablar con la persona encargada la cual autorizo el paso hacia arriba.

Caminaron por una pasillo el cual los llevo a unas gradas qué iban en espiral y se exrendian hasta el área de los campanarios, llegaron hasta ahí y la vista del río Limmat era impresionante, los primeros colores del atardecer cubrieron el cielo y el relejo en el río era imprecionante, sus ojos veían maravillado el lugar de pronto volteo y notó la mirada intensa de Kento sobre él, eso lo puso muy nervioso, el rubio camino hasta colocarse a su lado.

— Suguru, ¿Tú alguna vez te has enamorado? — inquiririó con seriedad.

La pregunta lo confundió por unos segundos, ¿se había enamorado de alguien? o ¿Solo fue Satoru quien ocupo su mente todo ese tiempo?  No sabía cómo darle una respuesta a es interrogante.

— No lo se — murmuró en un suspiro.

— ¿Te gusta Satoru? — inquiririó

Su corazón se aceleró ante la pregunta, será que ¿Estaba siendo tan obvio? — Por... Por supuesto que no, eso no estaría bien – balbuceó.

— Tranquilo, no tienes porque estar tan nervioso — habló sugetando una de sus manos — Suguru, tú me gustas, pero no soy ciego y no te preocupes no eres obvio solo es que yo soy muy observador, he visto la forma en que ves a Satoru y de verdad yo quisiera que esas miradas fueran para mi — suspiró — Pero al final nadie decide de quien enamorarse.

— Lo siento Kento — murmuró, no sabía que más decir, todo había pasado muy rápido y no quería que la relación con Kento se tornará extraña.

— Tranquilo, no hay nada por que disculparse, ¿Regresamos a casa? — Preguntó.

Sonrió ante la actitud de Kento y asintió, el camino a casa fue bastante normal ya qué no hubo tensión entre él y Kento, pero al ir llegando a casa recibió una llamada de Miwa quien necesitaba salir y Nanami la llevaría al lugar así que solo lo dejaría en casa y se iría con la omega; entró a la casa y agradeció qué los supresores estén actuando correctamente, paso por la cocina y tomó otras de las cápsulas antes de subir, al encaminarse a su habitación logro enfocar la silueta de Satoru quien se encontraba saliendo de su habitación, llevaba puesto solo un pantalón de chándal y el torso completamente descubierto, al verlo todo su cuerpo se tensó y trago grueso, su torso era todo un espectáculo, el abdomen bastante marcado instaba solo al toque, pero debía reprimir esos deseos, agradeció qué Riko lo haya llamado así tendría una excusa para poder alejarse completamente, solo recibió los documentos y se encaminó hacia su habitación.

Lier  (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora