El roce de sus pieles le parecía tan exquisito; el calor que recorría todo su cuerpo no se podría describir con una palabra distinta a "excitación y lujuria", si le dijeran en ese instante que así se sentía el cielo, él se lo hubiera creído sin ningún tipo de duda ni protesta, porque si algo podía asegurar era que todas las sensaciones que experimentaba en ese instante podrían ser calificadas como las mejores de su corta vida.
Y es que tener a Jimin entre sus brazos era lo mejor del mundo, el epítome¹ de sus 26 años se resumía a Park Jimin, ese chico rubio de cabello rizado que llegaba hasta su frente, cayendo en marcadas curvas sobre sus cejas espesas; sus ojos cerúleos², que parecían un profundo océano, enigmático y cautivante, pero sobre todo, excepcionalmente salvaje; y esos esponjosos labios que creía la mayor de sus perdiciones, gruesos y rojizos sin necesidad de maquillaje, tan naturales como su personalidad libre y atrayente.
Ese era Park Jimin, el dueño de su corazón y pensamientos, esa misma persona que ahora gemía su nombre mientras rasguñaba su espalda y pedía por más con ahínco. Ese mismo al que en esos momentos besaba con la mayor de las pasiones, mostrando la completa devoción que sentía hacia su persona.
Estaba irremediable y perpetuamente enamorado de él desde el segundo uno en que sus encuentros comenzaron.
Y era completamente entendible, ver a Jimin con sus ojitos cerrados, su ceño fruncido y su labio inferior atrapado entre sus dientes, intentando retener los gemidos y jadeos, era el mayor de los deleites.
—Mmgh Kook~ —soltó un quejido entrecortado.
Un gemido fue ahogado en su boca por los labios del pelinegro, que se apoderó de los suyos besándolo con fiereza, mordiendo de vez en cuando su abultado belfo inferior de manera lenta y provocativa. Las embestidas certeras lo hacían delirar, al punto de arquear su espalda de una forma que creía humanamente imposible, sintiendo miles de corrientes eléctricas arrasar con su cuerpo hasta terminar en su vientre, donde ese cosquilleo tan común empezaba a desarrollarse.
—Te quiero, Jimin —declaró Jeon sin dejar de observar por un segundo sus ojos azules, viendo como una mueca se adueñaba del rostro del rubio ante las palabras dichas.
Sintió un empujón de su parte, obligándolo a separarse del ojiazul con premura, viendo como Jimin se ponía de pie en cuestión de segundos y comenzaba a vestirse.
—Jimin yo...
—Estoy cansado ya de esta conversación -le cortó mirándolo con seriedad—. Creí haber dejado claro como sería esto desde el comienzo.
—Lo sé, pero no me puedes culpar por haberme enamorado de ti —en sus ojos podía verse claramente la tristeza que le causaba el tema—, no tengo control sobre mis sentimientos, no es algo que yo haya decidido.
—Entonces es mejor terminar esto aquí, así ninguno de los dos saldrá dañado —soltó de manera fría terminando de vestirse.
—Yo ya lo estoy —pronunció en voz baja, pero que fue suficientemente audible como para llegar a los oídos del contrario—. En verdad no te entiendo, Jimin...si solo me dieras una...no, si te dieras la oportunidad de sentir algo más yo podría hacerte el hombre más feliz de este jodido planeta.
—Yo ya soy feliz, no necesito que me muestres nada —tomó su bolso y lo enganchó en su hombro, acomodando su cabello con sus manos frente a un pequeño espejo que había en aquella habitación de motel.
—Yo también estoy cansado de este tira y afloja, hemos tenido esta misma discusión cientos de veces, pero siempre vuelvo a ti porque te amo y quiero estar a tu lado —se acercó a él tragando saliva de manera nerviosa, intentando tomar la mano del contrario, su mirada tornándose opaca segundos después cuando éste le apartó de un manotazo—. Me cansé, Jimin, estoy harto de ser el único que lucha por nosotros, por cambiar nuestra relación, por tener algo más que eso que a tus ojos son simples acosotones, pero para mí solo son una muestra de lo mucho que te quiero.
—¿Qué quieres decir? —cuestionó volteando a verlo con una ceja alzada.
—Que si te vas ahora ya no volveré a buscarte —afirmó sintiendo sus manos temblar profusamente, y su corazón dispararse en el interior de su pecho de manera dolorosa—. Yo me merezco a alguien que sea capaz de quererme con la misma intensidad con la que yo lo hago, me merezco más que esto, más que ser tu juguete de desahogo.
—Si así es como piensas, pues bien, lo que sea que teníamos acaba aquí y ahora —le dió la espalda caminando hacia a salida—. No nos volvamos a encontrar, Jeon Jungkook.
Y cuando el sonido de la puerta cerrarse hizo eco en la habitación, ya no pudo retener más las lágrimas. Era doloroso, pero estaba consciente de que era lo mejor para él, para su estabilidad, tanto mental como emocional.
Sus amigos se lo advirtieron pero sus sentimientos por el rubio le cegaron, al punto de no querer escucharlos y hacer oídos sordos a las advertencias. Jimin era un alma libre que no deseaba ataduras, le gustaba disfrutar de su sexualidad sin compromiso alguno, sin sentimientos ni romanticismos innecesarios. Cuando su relación comenzó era así, Jimin era coqueto y cautivante, con una personalidad extrovertida capaz de agradar al más amargado.
Estaba consciente de que solo era sexo, simplemente buscaban placer el uno del otro, pero el tiempo comenzó a correr y con ello sus sentimientos, no estaba seguro de cómo ni cuándo, pero cuando cayó en cuenta, ya se encontraba babeando por el chico de rubios rizos y ojos cerúleos.
Epítome¹: Resumen o compendio de una obra extensa, que expone lo fundamental .
Cerúleos²: Dicho de un color: Semejante al del cielo despejado o el de la alta mar.
Hola, hola! Vengo por aquí trayendo nueva historia después de haberme desaparecido :)
Esta es una mini historia, habrá drama, mucho drama, pero tendrá un final feliz, eso se los aseguro.
Espero que les guste y le den mucho apoyo, por cierto, el Shipp es Jikookmin, o sea, versátil.Nos leemos pronto 💜
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Todo lo que necesito (JiKookmin)
FanficJimin es un casanova que no quiere saber nada de amor ni relaciones. Jungkook es un chico dulce, que vive con el anhelo de encontrar a su otra mitad. Ambos mantienen una relación basada en sexo, sin embargo, a este último se le hace imposible no ca...