Capítulo 4: Jealous

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Caminaba de un lado a otro de la sala bajo la mirada atenta de su castaño amigo, que lo observaba un poco cansado ya verle dar vueltas y vueltas.

—Ya detente Jimin, no vas a resolver nada yendo de allá para acá.

—Voy a enloquecer Taehyung, no me lo puedo sacar de la puta cabeza —bufó sentándose de golpe en uno de los asientos a juego de su sala de estar.

—¿A quién? —cuestionó aún sabiendo de quien hablaba el rubio, pero necesitaba que Jimin lo admitiera.

El muy estúpido estaba enamorado de Jungkook y aún no se daba cuenta, o más bien, no quería aceptarlo. Era un cobarde por no afrontar sus sentimientos como el hombre que era. Jimin le tenía miedo a las relaciones por el simple hecho de que le aterraba enamorarse.

—Necesito alguien nuevo, una persona que me haga olvidarme del él —ignoró la pregunta hecha por su amigo, pensando seriamente en lo que acababa de decir.

No le parecía para nada una mala idea, buscar alguien nuevo a quien follar, o que lo follara a él, era la solución perfecta. Necesitaba alguien lo más distante posible de Jungkook, hablando tanto física como emocionalmente. Quizás un rubio de ojos verdes o un pelirrojo de ojos marrones, cualquiera le servía siempre y cuando lo hiciera olvidar a ese lindo pelinegro que parecía estar hundiéndose en su cerebro cada vez más.

—Estás completamente loco Jimin. Acostarte con todo lo que se mueva no te va a hacer olvidar a Jungkook.

—Salgamos hoy Tae, es viernes, vayamos al bar, de seguro nos encontramos a los chicos allí —pidió tomando sus manos.

—Sabes que si ellos van lo más probable es que arrastren a Jungkook allí —le advirtió, observando la mueca que hacía de pronto—. Minnie, hablen bien sobre lo que ambos sienten y arreglense, estoy seguro de que Kook te perdonará.

El mencionado rodó los ojos y se apartó de él, acomodándose a su aire en el asiento. Taehyung era tan molesto. Estaba cansado ya de decirle que entre ellos todo había sido algo carnal, simple sexo; no podía negar que el tiempo que estuvieron juntos había sido genial, pues esos cinco meses fueron una completa locura, pero una de las buenas, de esas que terminaban con sexo en cualquier lugar o de las que se pasaban la noche juntos bebiendo y conversando para luego hacerlo hasta el amanecer, de esas en las que despertaba y se quedaba admirando el bonito rostro del chico.

¡Ahh! ¡Cómo extrañaba esos brazos qué rodeaban con fuerza su cintura y ese aliento caliente en su cuello!

—Bien —accedió el castaño haciéndolo sonreír ampliamente—, vamos al bar esta noche.

—Bien —accedió el castaño haciéndolo sonreír ampliamente—, vamos al bar esta noche

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Cuando la fuerte música se coló por sus oídos una sonrisa iluminó su rostro. Miró por última vez su conjunto, que consistía en una camisa negra y roja algo holgada, unos jeans negros ajustados que remarcaban su fina cintura y su abultado trasero, y unos mocasines negros de material sintético brillante y costuras de adorno.

Todo lo que necesito (JiKookmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora